POR: LUIS MANUEL AGUANA
Es increíble la imaginación de los delincuentes del régimen. Ahora los
sapos se convirtieron en algo llamado “Patriota Cooperante”, y con los
cuales el régimen instruye los expedientes de los estudiantes detenidos
en las protestas de calle. De acuerdo a la noticia de primera página de
El Nacional, “Son personas que llegan a relacionarse con los ciudadanos
cuya propiedad es luego objeto de allanamiento, al punto de que logran
tomar fotografías, entrar a las viviendas de las personas y recabar
información personal…”
Al utilizar estos sapos en los expedientes que se instruyen, y que
incluso podrían no existir porque no están identificados, el régimen
tiene carta blanca en su utilización de la justicia para perseguir
opositores y detener a quien le venga en gana en ocasión de las
protestas, no solo de los estudiantes, sino de la sociedad civil.
Incluso allanar las viviendas de cualquier persona con la excusa que uno
de esos “patriotas cooperantes” o sapos le pareció adecuado hacerlo, y
acusó a alguien de “conspirar” en contra del régimen del Ilegitimo.
Con esta práctica aberrante se inaugura la época del “sapeo”
persecutorio del régimen en sus más variadas expresiones. Si mi vecino
simpatizante del régimen me ve reunir con alguien que no le guste, me
“sapea” a las autoridades y el no estará identificado en el expediente.
También podría venirme a buscar la policía política porque alguien del
régimen no le gustó algo de lo que escribí y me monta un expediente
indicando que un sapo, o ahora un “patriota cooperante” inexistente, me
vio protestando en la calle o haciendo cualquier cosa que el gobierno
considere “golpista” ¿qué tal?
Por supuesto que habrá sapos a sueldo. Alguien que desee redondearse la
arepa en una época tan difícil como esta se enrolará de sapo o “patriota
cooperante”. Y los veremos en los edificios, y en nuestros círculos de
cercanos. Todo el mundo desconfiará de todo el mundo porque cualquiera
puede ser un “patriota cooperante” pagado por el régimen. En la nota de
El Nacional se indica que “un “patriota cooperante” acusó a Rodolfo
González, un piloto retirado de 67 años de edad, de haber participado en
reuniones conspirativas”. A partir de hoy todos los venezolanos
formalmente somos culpables de algo y estamos expuestos a detenciones y
allanamientos arbitrarios a la carta del régimen.
Al abrir la Caja de Pandora del “sapeo” en Venezuela, Nicolás Maduro y
sus amos de La Habana pretenden que los venezolanos tengamos el pánico
que los cubanos tienen de sus propios vecinos, tal y como lo describe
muy bien el bloguero cubano Yusnaby Perez en su nota “Los CDR en
Cuba”. Con ese miedo tienen sometida a la población. De allí el
apresuramiento de comenzar con la práctica a como de lugar en este
momento.
Aunque los abogados de Derechos Humanos adviertan, como es natural, de
la inconstitucionalidad de esta nueva práctica del régimen, todos en
Venezuela sabemos que este problema que tenemos NO ES DE LEYES, ES UN
PROBLEMA POLITICO. Dejó de ser de leyes desde hace tiempo. Por eso el
régimen le metió el acelerador a la verdadera cara del castro-comunismo,
tratando de crear las condiciones para hacer viable su Plan de la
Patria. La única cosa que lo ha detenido ha sido la protesta en la calle
y quiere pararla como sea, porque precisamente tienen eso, miedo. Pero
creo que se equivocaron de nuevo.
Si por miedo fuera esta protesta se hubiera acabado desde hace semanas y
no tendríamos hasta hoy 43 muertos, 2.590 detenciones y 130 presos. La
gente está consciente que esta escalada comunista se detiene ahora con
calle o no se detiene. Pero los únicos que no están conscientes de eso
son los que están sentados en la Mesa de Dialogo y que al parecer desean
seguir viviendo en la extensión de la cuarta que no es otra cosa que la
quinta. Y por eso temen que cuando se acabe la quinta, ellos también se
acaben como consecuencia natural. Y no les falta razón…
Pero este nuevo giro del régimen al institucionalizar el “sapeo” dentro
de los grupos de protesta puede lamentablemente tener otra consecuencia
insospechada, descrita bien por Victor Hugo en su novela inmortal “Los
Miserables”. En la barricada de París el niño de la calle Gavroche se da
cuenta que el policía Javert se encuentra infiltrado entre los
sublevados. Inmediatamente lo capturan y someten diciéndole que morirá
dos minutos después de que caiga la barricada. Nótese que Victor Hugo da
cuenta de cómo se resolvía el problema de los sapos en ese entonces.
Afortunadamente para Javert, el protagonista Jean Valjean le pide a los
sublevados ajusticiar al preso y en medio del desorden de la barricada
le concede la libertad. Los sapos o “patriotas cooperantes” corren ahora
el riesgo no tener la misma suerte de Javert en caso de ser
descubiertos precisamente porque al abrir la Caja de Pandora del
“sapeo”, la violencia que han desatado es tan libre como el miedo que
quieren imponer.
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