“Bajo una dictadura, las elecciones
no se pueden usar como instrumento para un cambio político significativo” –
Dr. Gene Sharp
Todo aquel
que promueva la farsa electoral en beneficio del régimen (tal y como lo sugiere el propio
Chávez) es considerado por nosotros un conchupante - un colaboracionista
-, sea por ignorancia o por traición. Es imposible que exista un político
profesional en Venezuela convencido de que se pueda combatir por esa vía y de
manera efectiva, a un sistema tan infrahumano y experimentado como el castro-estalismo
internacional. Es pues nuestra misión
combatir LA CONCHUPANCIA TRAIDORA
en el entendido de que solo así podremos conducir al pueblo opositor a través
de la resistencia cívica, activa, generalizada y
sostenida.
Estamos totalmente convencidos de que es esa la estrategia adecuada,
la que pone “a parir” a toda la
plana mayor de una tiranía, desgastándolo y
destruyéndole su gobernabilidad: no aquella (promovida por los sinvergüenzas
de la MUD) que permite el contumaz Y DESCARADO fraude y la pertinaz legitimación del
régimen de los Hnos. Castro en nuestro país.
La
Universidad Metropolitana fue un excelente punto de partida para mi
educación literaria. Reiteraba mi viejo que era obligatorio que me
leyera los escritos de Rómulo Gallegos. Mi libro favorito terminó
siendo La Trepadora,
una novela deleitable acerca de la ambición descomedida, la mezcla
de razas en Venezuela, y la conquista del poder económico y público. En
La Trepadora el lector disfruta en el paisaje de las haciendas de café
sembradas en el corazón de los ricos valles venezolanos, donde se
desarrolla un gran conflicto por poder, estatus, y dinero. El Este de
Caracas en el 2013 tiene mucho de la ambición de la familia trepadora:
los Guanipa. Victoria, la hija de un bastardo, representa una especie de
pasarela entre la barbarie del campo y las aspiraciones más altas de la
sociedad. Es una obra estupenda de un venezolano insigne. Pero hay otra
novela, que no leímos en la UNIMET, que de criolla no tiene nada, y que
ilustra perfectamente la Venezuela de hoy, haciendo hincapié en la
feria de vanidades tan corrupta donde se dan la mano los amos del valle,
los apóstoles de Carlos Andrés, los corruptos de la cuarta, y la enorme
clase nueva: la Boligarquía. Se titula La Rebelión en La Granja, de George Orwell.
La obra de Orwell supone que la dictadura del granjero, donde los
animales son utilizados para el lucro, es objeto de una insurrección por
parte de los animales del hato. Todos se le enfrentan al granjero y lo
botan. Caballos, ovejas, gallinas, y cerdos, todos se alzan. Al fin,
quedan los cerdos a cargo de la administración de la granja, y poco a
poco van cogiendo las prerrogativas que eran del propietario.
Privilegios como la vivienda del granjero y sus raciones, y hasta
empiezan a dormir en el mismo lecho del granjero. Mientras tanto,
imponen una despiadada autocracia en contra de los demás animales del
hato. En la última fase del libro los cerdos se sientan a negociar con
el granjero, y montan una fastuosa fiesta en la estancia de la granja e
impiden a los demás animales entrar a la casa y participar en la fiesta.
Los otros animales, muertos de la curiosidad y del miedo, se acercan a
la ventana y le echan un ojo a la celebración. Los animales de la granja
allí reunidos se dan cuenta de algo aterrador: los cerdos no andan en
cuatro patas, andan en dos, y están vestidos de humanos. Es más, el
granjero ya no se parece al granjero.
En las palabras de Orwell: “No había duda
de la transformación ocurrida en las caras de los cerdos. Los animales
asombrados pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo;
y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir
quién era uno y quién era otro.” Los del antiguo régimen y los de la
revolución son igualitos. Y eso, ¡eso! es lo que ha pasado en nuestra
Venezuela. Omitiendo unos apellidos muy selectos, aquí en este país se
ha perdido la vergüenza, el pudor, la moderación, y el decoro, al
mezclarse lo mejor con lo peor, todo en la búsqueda del dólar
preferencial. Y todo esto con la desatinada coartada: “si no lo hacemos
nosotros lo harán otros, así que aprovechemos que por lo menos nosotros
somos “mejores” que ellos”, y así hemos derrochado 100 años de ingresos
petroleros (acumulados en tan solo 14 años) y la posibilidad de
desarrollar un país y convertirnos en una potencia económica del primer
mundo. Un desenvolvimiento consecuencia de pura viveza y, en lo mas
básico, falta de clase.
Elementalmente no soy chavista y me dan
náusea los monstruos que nos gobiernan. Pero más asco me dan los sujetos
“bien” que participan en la legitimación de las reputaciones de
aquellos que tanto han corrompido la sociedad civil y las instituciones,
como la decencia y el rechazo personal. No
estoy hablando de los hackers supuestamente “éticos” que se dedican a
limpiarle la reputación en línea a cuanto malandro de nuestra nación
paga la cuota. No, hablo de los que, por asociarse, le dan el visto bueno a los choros que roban y destruyen todo lo que encuentran.
Anexo una ilustración perfecta en este ensayo. Sentado, como gran señor, y con una apariencia de disgustado, está fotografiado el dueño de la compañía venezolana de plantas eléctricas que se ha robado más de 2 mil millones de dólares. Con sus socios, éste tipo se robo el equivalente a 427.350 años de sueldo mínimo de un obrero. Dicho de otra forma: se robaron el sueldo mínimo de más de dos años de trabajo de la población entera de Boconó.
Este individuo está rodeado en éste retrato de gente de alcurnia y estirpe colonial. Del más rancio linaje venezolano, incluyendo los beneficiarios del apellido (porque de la herencia no les queda nada) más solemne y noble de la historia de lo que fue la República de Venezuela. También está en la foto la hija de un zoólogo que llegó de Alemania, y le dio a Venezuela décadas de servicio en pro de la educación científica y la conservación ambiental. La foto también incluye a los nietos de uno de los médicos más ilustres de la historia del avance científico de Venezuela, un gran estudioso acreditado, que por poco logra el galardón mas anhelado del mundo, un premio Nóbel, por haber desarrollado la vacuna en contra de una enfermedad infecciosa. En una ironía de proporciones homéricas, este abuelo médico de los retratados, fue alumno destacado de Rómulo Gallegos.
¿Dónde están? En un yate italiano, navegando los caños de Venecia, rumbo al matrimonio de uno de los marrulleros más ladrones que ha tenido Venezuela en la ultima década. Otro dueño de la misma nauseabunda empresa de plantas eléctricas, que en su derroche y su “cover-up” tanto perjuicio le ha causado a Venezuela. El matrimonio costó una fortuna y todos estos jaladores de bola, como los vemos en la foto, haciéndole reverencia y pleitesía a un chamo de la Lagunita, que llamábamos “chimbin”, y que a los 27 logro robarle al país una suma que lo hace creerse intocable e impune. En vez del rechazo, el despido, y el disgusto, lo que vemos en la foto es la entrega y el visto bueno. Aquí no hay vergüenza o discreción, no hay estándares de comportamiento, solo el lema “¡Viva la robolución! ¡Rumba!”
Qué país es el que ha producido esta gentuza? No es el de Uslar. Ni el de Gallegos. Es uno donde nos hemos olvidado cómo reconocer lo grotesco, lo bufo, y hemos convertido a nuestra “élite” en el hazmerreír. Los mejores carecen de convicción, mientras que los peores rebosan intensidad apasionada. Qué asombro. Qué lastima. Qué fallo.
La semana entrante empezare a escribir acerca de la curiosa historia de Carlos Eduardo Kauffmann Ramírez, prototipo clave de la sociedad de cómplices e ilustración de cómo se amolda la cuarta con la escoria de la quinta. Si acaso me quieren contactar, favor enviarme un correo a la dirección del editor: leaks-infodio@hushmail.com (en el sujeto “para Tomás Lander”).
FUENTE: Infodio
La
Universidad Metropolitana fue un excelente punto de partida para mi
educación literaria. Reiteraba mi viejo que era obligatorio que me
leyera los escritos de Rómulo Gallegos. Mi libro favorito terminó
siendo La Trepadora,
una novela deleitable acerca de la ambición descomedida, la mezcla
de razas en Venezuela, y la conquista del poder económico y público. En
La Trepadora el lector disfruta en el paisaje de las haciendas de café
sembradas en el corazón de los ricos valles venezolanos, donde se
desarrolla un gran conflicto por poder, estatus, y dinero. El Este de
Caracas en el 2013 tiene mucho de la ambición de la familia trepadora:
los Guanipa. Victoria, la hija de un bastardo, representa una especie de
pasarela entre la barbarie del campo y las aspiraciones más altas de la
sociedad. Es una obra estupenda de un venezolano insigne. Pero hay otra
novela, que no leímos en la UNIMET, que de criolla no tiene nada, y que
ilustra perfectamente la Venezuela de hoy, haciendo hincapié en la
feria de vanidades tan corrupta donde se dan la mano los amos del valle,
los apóstoles de Carlos Andrés, los corruptos de la cuarta, y la enorme
clase nueva: la Boligarquía. Se titula La Rebelión en La Granja, de George Orwell.
La obra de Orwell supone que la dictadura del granjero, donde los
animales son utilizados para el lucro, es objeto de una insurrección por
parte de los animales del hato. Todos se le enfrentan al granjero y lo
botan. Caballos, ovejas, gallinas, y cerdos, todos se alzan. Al fin,
quedan los cerdos a cargo de la administración de la granja, y poco a
poco van cogiendo las prerrogativas que eran del propietario.
Privilegios como la vivienda del granjero y sus raciones, y hasta
empiezan a dormir en el mismo lecho del granjero. Mientras tanto,
imponen una despiadada autocracia en contra de los demás animales del
hato. En la última fase del libro los cerdos se sientan a negociar con
el granjero, y montan una fastuosa fiesta en la estancia de la granja e
impiden a los demás animales entrar a la casa y participar en la fiesta.
Los otros animales, muertos de la curiosidad y del miedo, se acercan a
la ventana y le echan un ojo a la celebración. Los animales de la granja
allí reunidos se dan cuenta de algo aterrador: los cerdos no andan en
cuatro patas, andan en dos, y están vestidos de humanos. Es más, el
granjero ya no se parece al granjero.
En las palabras de Orwell: “No había duda
de la transformación ocurrida en las caras de los cerdos. Los animales
asombrados pasaron su mirada del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo;
y, nuevamente, del cerdo al hombre; pero ya era imposible distinguir
quién era uno y quién era otro.” Los del antiguo régimen y los de la
revolución son igualitos. Y eso, ¡eso! es lo que ha pasado en nuestra
Venezuela. Omitiendo unos apellidos muy selectos, aquí en este país se
ha perdido la vergüenza, el pudor, la moderación, y el decoro, al
mezclarse lo mejor con lo peor, todo en la búsqueda del dólar
preferencial. Y todo esto con la desatinada coartada: “si no lo hacemos
nosotros lo harán otros, así que aprovechemos que por lo menos nosotros
somos “mejores” que ellos”, y así hemos derrochado 100 años de ingresos
petroleros (acumulados en tan solo 14 años) y la posibilidad de
desarrollar un país y convertirnos en una potencia económica del primer
mundo. Un desenvolvimiento consecuencia de pura viveza y, en lo mas
básico, falta de clase.
Elementalmente no soy chavista y me dan
náusea los monstruos que nos gobiernan. Pero más asco me dan los sujetos
“bien” que participan en la legitimación de las reputaciones de
aquellos que tanto han corrompido la sociedad civil y las instituciones,
como la decencia y el rechazo personal. No
estoy hablando de los hackers supuestamente “éticos” que se dedican a
limpiarle la reputación en línea a cuanto malandro de nuestra nación
paga la cuota. No, hablo de los que, por asociarse, le dan el visto bueno a los choros que roban y destruyen todo lo que encuentran.
Anexo una ilustración perfecta en este ensayo. Sentado, como gran señor, y con una apariencia de disgustado, está fotografiado el dueño de la compañía venezolana de plantas eléctricas que se ha robado más de 2 mil millones de dólares. Con sus socios, éste tipo se robo el equivalente a 427.350 años de sueldo mínimo de un obrero. Dicho de otra forma: se robaron el sueldo mínimo de más de dos años de trabajo de la población entera de Boconó.
Este individuo está rodeado en éste retrato de gente de alcurnia y estirpe colonial. Del más rancio linaje venezolano, incluyendo los beneficiarios del apellido (porque de la herencia no les queda nada) más solemne y noble de la historia de lo que fue la República de Venezuela. También está en la foto la hija de un zoólogo que llegó de Alemania, y le dio a Venezuela décadas de servicio en pro de la educación científica y la conservación ambiental. La foto también incluye a los nietos de uno de los médicos más ilustres de la historia del avance científico de Venezuela, un gran estudioso acreditado, que por poco logra el galardón mas anhelado del mundo, un premio Nóbel, por haber desarrollado la vacuna en contra de una enfermedad infecciosa. En una ironía de proporciones homéricas, este abuelo médico de los retratados, fue alumno destacado de Rómulo Gallegos.
¿Dónde están? En un yate italiano, navegando los caños de Venecia, rumbo al matrimonio de uno de los marrulleros más ladrones que ha tenido Venezuela en la ultima década. Otro dueño de la misma nauseabunda empresa de plantas eléctricas, que en su derroche y su “cover-up” tanto perjuicio le ha causado a Venezuela. El matrimonio costó una fortuna y todos estos jaladores de bola, como los vemos en la foto, haciéndole reverencia y pleitesía a un chamo de la Lagunita, que llamábamos “chimbin”, y que a los 27 logro robarle al país una suma que lo hace creerse intocable e impune. En vez del rechazo, el despido, y el disgusto, lo que vemos en la foto es la entrega y el visto bueno. Aquí no hay vergüenza o discreción, no hay estándares de comportamiento, solo el lema “¡Viva la robolución! ¡Rumba!”
Qué país es el que ha producido esta gentuza? No es el de Uslar. Ni el de Gallegos. Es uno donde nos hemos olvidado cómo reconocer lo grotesco, lo bufo, y hemos convertido a nuestra “élite” en el hazmerreír. Los mejores carecen de convicción, mientras que los peores rebosan intensidad apasionada. Qué asombro. Qué lastima. Qué fallo.
La semana entrante empezare a escribir acerca de la curiosa historia de Carlos Eduardo Kauffmann Ramírez, prototipo clave de la sociedad de cómplices e ilustración de cómo se amolda la cuarta con la escoria de la quinta. Si acaso me quieren contactar, favor enviarme un correo a la dirección del editor: leaks-infodio@hushmail.com (en el sujeto “para Tomás Lander”).
FUENTE: Infodio
Hace unos 20 años – la fecha exacta se desconoce – fue tomada la foto de la izquierda en la que vemos a Juan Manuel Santos en Cuba, tuteándose con el propio Fidel Castro, en uno de los tantos viajes que el Departamento América organizaba y financiaba para captar las mentes y futuras voluntades políticas y militares de prominentes jóvenes de la izquierda continental. En unos de esos viajes visitó Cuba, por primera vez, Adán Chávez… y ya todos sabemos los resultados. El Departamento América, dirigido entonces por Manuel Piñeiro (“El Comandante Barba Roja”) y luego por su mujer, asesora y hasta-tutora – Marta Harnecker – era el macabro tinglado que tenía como única misión la captación de políticos, militares y futuros políticos y de futuros militares en el continente americano, desde Canadá hasta la Patagonia.
Fidel Castro
siempre ha “invertido a futuro”… y,
ahora lo sabemos, esa estrategia le ha dado grandes beneficios. Todavía no sabemos cuántos de aquellos
entonces-jóvenes, están hoy ocupando (o han ocupado) importantes cargos a lo
largo y ancho de nuestras naciones hermanas panamericanas… pero ahora ya
hemos comprobado que uno de ellos es el hoy-presidente de Colombia, Juan
Manuel Santos, a quien podemos ver con su entonces-barba en la foto de la
derecha, entre dos “querubines”: Ernesto Samper y César Gaviria. Los tres pasarían por la presidencia de
Colombia y LOS TRES tuvieron – y tienen – importantes nexos con la Cuba
castro-estalinista y con el narco-terrorismo colombiano… esto último, a
juzgar por el trabajo del periodista Ricardo
Puentes Melo, quien goza de mucha credibilidad
al oeste de nuestra frontera.
La “División FARC-ELN”
Las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y su “sub-división” del Ejército
de Liberación Nacional (ELN), jamás tuvieron como “misión” tomar el poder en
Colombia: ¡jamás! Eran y han sido
hasta ahora, un frente de desestabilización regional y un inmenso generador
de fondos para los planes que Castro viene cocinando desde los años cuarenta;
un proyecto interamericano que dio a conocer públicamente, y por primera vez,
en su visita a Caracas, entre el 22 y el 24 de enero de 1959 – Ver el video: Nuestro
Verdadero Enemigo.
Cuando el
comunismo internacional decide “pacificarse” a la “caída” de la Unión
Soviética y se le da forma a lo que luego llamaría “El
Socialismo del Siglo XXI”, con su variante del “Progresismo”,
sentenciaron a muerte a las FARC y al ELN… una sentencia que se comenzaría a
ejecutar de manera paulatina y que comenzaría con la eliminación, en
territorio ecuatoriano, del entonces-máximo líder de las FARC, Luis Edgar Devía
Silva, mejor conocido como “Raúl Reyes”.
Cuando el
campamento de “Raúl Reyes” fue bombardeado, Juan Manuel Santos (actual
presidente de Colombia) era el ministro de la defensa. “Raúl Reyes”, como
algunos de los otros altos dirigentes de las FARC (unos ya muertos y otros
por morir próximamente), no estaba de acuerdo con el futuro y programado
desmantelamiento de la guerrilla colombiana.
La única opción viable era su desaparición física, así como las otras
que le siguieron. El mundo pensó que
el nuevo gobierno de Colombia estaba arreciando la lucha en contra de los
narcoterroristas-guerrilleros del castro-estalinismo en la “hermana
república”, cuando en realidad lo que se estaba (y se está) llevando a cabo
era y es la ejecución de un plan de “nuevo orden”, bajo las nuevas
estrategias “pacifistas” y “constitucionales” del nuevo comunismo
internacional que había mutado en este tareco que ahora conocemos como
“Socialismo del Siglo XXI”, donde la lucha armada es ahora contraproducente y
el poder se adquiere por la vía electoral y se mantiene, eternamente y con la
NECESARIA ayuda de la “conchupancia”,
por medio de elecciones total y absolutamente amañadas, legitimadas por la
participación de los pueblos bajo el engaño generalizado de la apátrida y
traidora conchupancia.
Mucho se ha comentado
que las coordenadas exactas del campamento de “Reyes” en territorio
ecuatoriano, fueron enviadas desde las altas esferas del poder ecuatoriano,
ya en manos de Rafael Correa, al entonces-ministro de la defensa colombiano:
Juan Manuel Santos… hoy presidente de Colombia. Ese proceso de “eliminación quirúrgica” no
es nuevo ni dentro del comunismo, ni dentro de otros regímenes totalitarios,
ni dentro de las mafias. Si ejercitamos
nuestras adormecidas memorias, podríamos recordar la purga comunista en los
años 60 y 70 entre “ortodoxos” y “revisionistas”;
“La
Noche de los Cuchillos Largos” (“Nacht der langen Messer”) entre el 30
de junio y el 2 de julio de 1934, ordenada por Adolfo Hitler en Alemania y “La
Masacre de San Valentín”, ordenada por Al Capone el 14 de
febrero de 1929.
Cuando Álvaro
Uribe anunció su decisión de buscar una nueva re-elección en Colombia en el
año 2010, Hugo Chávez Frías revivió el “Caso de los Paracachitos”, para
atacarlo sin misericordia y “por la calle del medio”. En su momento lo advertimos y publicamos un
blog titulado “El Comodín
de la Infamia”, donde se evidencia este interés
de Chávez por sacar del medio a Uribe con la ÚNICA finalidad de montar en la
presidencia a su “ahora-nuevo-mejor-amigo”,
Juan Manuel Santos, quien años después aseguraría que Chávez es un factor
de estabilidad en Venezuela. Entre los videos que ahí publicamos, verán
los “inserts” colocados por el régimen de los Hnos. Castro en Venezuela donde
se leen: “No más mentiras… no más Uribe”. Esta evidente-campaña de descrédito en
contra de Uribe y de su gobierno, fue reforzada en la misma época con las
declaraciones del desertor colombiano, Rafael
García, ex jefe de informática del DAS durante parte del
gobierno de Álvaro Uribe. De buenas a
primera, la maquinaria mediática del régimen castro-estalinista de Venezuela
se puso en marcha y aparecieron numerosos artículos de prensa, tanto en
Venezuela como en Colombia y en España, con una “nueva versión” del llamado “Caso
de los Paracachitos”, respaldada, entre otros – por
cierto, en Miami – por un general venezolano (en “retiro”) que había sido el
director de la ONIDEX (Oficina Nacional de Identificación y Extranjería), Marcos
Ferreira, a quien la prensa miamense le
regaló muchísima cobertura y aceptó –
como lo hizo luego el ex magistrado Eladio
Aponte Aponte – haber violentado la
constitucion, las leyes y LA SEGURIDAD DE VENEZUELA, bajo “órdenes
superiores”, otorgándoles identificaciones falsas y visas de entradas a
peligrosos narcoterroristas colombianos.
Hoy se encuentra en “el exilio” y maneja, convenientemente, un medio
de comunicación dirigido a los venezolanos del sur de La Florida. Por cierto, coincidencialmente, este
General Ferreira fue señalado en su momento, como quien les había conseguido
los salvoconductos a los supuestos paracachitos para que atravesaran
Venezuela y llegaran a nuestra finca, algo que – según él – fue “aclarado” en
su momento (año 2004) por el entonces Fiscal General Militar, el hoy-ex
magistrado Eladio Aponte Aponte: ¡sorpresas
nos da la vida…!
María Conchita Alonso
Por primera
vez, en el año 2010 y durante la campaña mediática en contra de Uribe, entra
en el panorama nuestra hermana, María Conchita Alonso. Tanto Hugo Chávez, como Rafael García y el
General Marcos Ferreira, la
asocian con un supuesto narcotraficante del desaparecido
“Cartel de Medellín”, José Rafael
Abello Silva – “El Mono Abello” – quien, según ellos, estuvo relacionado
sentimentalmente con ella. Fue ella,
según estas versiones, quien le proporcionó a los supuestos paramiliates
“capturados” en la Finca Daktari, un lugar para su entrenamiento, con la
finalidad de eliminar físicamente al mandatario venezolano y tomar el poder
en Venezuela.
Hacía un
tiempo, María Conchita se había convertido en una herramienta
comunicacional muy efectiva en contra del
castro-estalinismo internacional y, específicamente, en contra del régimen de
los Hermanos Castro en Venezuela.
Coincidencialmente,
por aquella época, recién electo presidente Juan Manuel Santos, entró en el
radar de nuestra hermana, un colombiano supuestamente-ligado a la familia
Santo, quien le metió en la cabeza que nuestra Finca Daktari estaba tomada
por los guerrilleros de las FARC y puso este “hecho” como la excusa por la
cual María Conchita no fue invitada a la toma de posesión de Santos. Con este personaje tuvimos unas fuertas
palabras por teléfono; para nosotros, este “paracaidista” estaba haciendo
todo lo posible e imposible por desacreditar a nuestra hermana, haciéndola denunciar
eventos inexistentes, nada menos que ante la propia
CNN, de alcance internacional en la América hispana. En aquel entonces nos
tocó desmentirla en los medios colombianos,
haciendo hincapié en lo “mal asesorada” que estaba y que, por cierto, todavía
está. Por un lado le hace mucho bien a
la causa y por el otro, se suma al concierto de la conchupancia, promoviendo
la farsa electoral que legitima al régimen de
los Hnos. Castro en Venezuela. En un
momento, no hace mucho, aseguró haber comprendido
el maléfico contubernio entre estos conchupantes y el
régimen… pero recientemente ha declarado, públicamente, su apoyo al nuevo “gallo
tapado” del régimen: Henrique Capriles Radonski, quien ya le ha
garantizado la continuidad del suministro de
petróleo al régimen de Cuba, de llegar él a la presidencia… claro está y de
ser declarado vencedor por el CNE a las enteras órdenes del régimen
narco-terrorista y castro-estalinista que impera en Venezuela, algo que el
propio Capriles sabe perfectamente que sería tan imposible como pretender
matar a un hipopótamo macho y adulto con una almohada vieja hecha de plumas
de gansos.
Un “Nuevo Orden”
Mucho se ha
hablado y se habla del fulano “Nuevo Orden Mundial”… un “orden” que es más
viejo que “sentarse agachado”, solo
que es dinámico, porque el manojo de seres humanos que lo controla, muere,
nace y se desarrolla, siguiendo el lógico y natural ciclo de vida, del cual
no se salva nadie.
Es MÁS QUE
EVIDENTE que en nuestra región… y estamos hablando desde Canadá a la
Patagonia, se está estableciendo un “nuevo orden mundial” o, mejor dicho, se
está declarando y destapando el “orden” que viene rodando desde hace varias
décadas ya. Dentro de ese “orden” no
tiene cabida “la violencia” (tal y como la hemos conocido a través de la
historia de la humanidad). Ahora todo
es “pacifismo” y “progresismo”… aderezado con el “engañismo” en su máxima
expresión. Bolívar no tenía idea del
verdadero significado de sus palabras proferidas aquel 15 de febrero de 1819,
en la inauguración del “Congreso de Angostura”, cuando nos aseguró que por el engaño nos habían dominado más que
por la fuerza.
Robert Alonso
Miami, 3 de
mayo de 2012
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Pregunta al Candidato Henrique Capriles Radonski
“Candidato: el padrón electoral de Venezuela acusa hoy (y desde hace varios
años) un registro de más de 18 millones de supuestos electores. De usted ganar la presidencia de la
república, suponemos que ese registro electoral – que ahora está celosamente
guardado por los directivos del CNE – saldría a la luz pública. Cuando el pueblo de Venezuela descubra que
en él NO HABÍA MÁS DE 13 MILLONES DE ELECTORES VÁLIDOS REGISTRADOS, ¿cómo
quedarán esos directivos quienes se prestaron para la farsa y el contumaz
fraude? ¿Serían debidamente juzgado por haber incurrido en graves delitos
electorales? En el caso de ser así, ¿cree usted que esos mismos directores
del CNE estuvieran dispuestos a reconocerle su victoria el próximo 7 de
octubre (de 2012), a sabiendas de que al destaparse la olla quedarán al
descubierto como criminales y traidores a la patria… y terminarían tras las
rejas?”
|
“La
Libertad es costosa. Debemos estar
dispuestos a pagar su alto precio…
o a acostumbrarnos a vivir sin ella.”
José
Martí
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