Por: JEREMY MCDERMOTT & GEOFFREY RAMSEY
Fuente: InterAmerican Security Watch
Las acusaciones de que el presidente venezolano, Hugo Chávez, estaba enterado del involucramiento de su nuevo Ministro de Defensa con el narcotráfico, no solo indican el grado de corrupción institucional en las fuerzas de seguridad, sino el hecho de que el presidente no está dispuesto, o no cuenta con la capacidad para tomar acciones contra el narcotráfico.
En 2008, el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos incluyó a Henry Rangel Silva en su lista de Narcotraficantes Especialmente Designados (SDNT), alegando que el general asistió a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el contrabando de cocaína a Venezuela. Cuando Chávez nombró a Rangel como su Ministro de Defensa, el líder bolivariano se rió de las acusaciones del Departamento del Tesoro; diciendo que los acusaciones contra Rangel no eran más que una campaña propagandística montada por los Estados Unidos para deslegitimar a los militares venezolanos.
Como prueba, los funcionarios de EE.UU. han señalado los archivos encontrados en las computadoras y los discos pertenecientes al ex comandante de las FARC Luis Edgar Devia Silva, alias “Raúl Reyes” después de su asesinato a manos de las fuerzas colombianas en el 2008. Rangel es mencionado en los archivos, donde se indica que se reunió con Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, entre otros. Timochenko es ahora el comandante en jefe de las FARC, tras haber asumido el liderazgo del grupo rebelde colombiano en noviembre del año pasado, cuando su predecesor, Guillermo León Sáenz, alias “Alfonso Cano”, fue ultimado por las tropas colombianas.
Sin embargo, mientras Chávez rechaza estas acusaciones, la evidencia más reciente sugiere que el presidente venezolano estaba enterado de la actividad de Rangel mucho antes de que el gobierno de EE.UU. le agregara a su lista de narcotraficantes internacionales. Según El Nuevo Herald, Chávez lo promovió varias veces a pesar de haber sido informado sobre sus supuestos vínculos con el narcotráfico. El Nuevo Herald cita un “informe de gobierno interno” que data de 2007, el mismo que expresa preocupaciones sobre la conexión de Rangel a un incidente en el que varios oficiales del ejército fueron arrestados mientras transportaban 2.2 toneladas de cocaína. El documento afirma que hay indicios suficientes para vincular a Rangel con el caso, y recomienda a las autoridades montar una investigación sobre el caso, incluyendo una auditoría de sus ingresos.
Es probable que Rangel fuera promovido a pesar de estas afirmaciones debido a su lealtad incondicional a Chávez y su ‘Revolución Bolivariana’. A finales del 2010 el general declaró que las fuerzas armadas estaban “casadas con el proyecto socialista bolivariano”, y agregó que los militares no aceptarían una victoria de la oposición en las elecciones presidenciales de este año, “y mucho menos el pueblo”.
Rangel no es el único oficial venezolano que ha sido acusado por EE.UU. de poseer vínculos con el narcotráfico. Otros dos funcionarios fueron puestos en la lista de la OFAC en el 2008, y cuatro más fueron añadidos a la lista en septiembre. Una de las incorporaciones más recientes a la lista es el general Cliver Alcalá Cordones, quien está a cargo de la 4ª División Blindada del Ejército. De acuerdo con el comunicado de prensa del Departamento del Tesoro, Alcalá Cordones usó su posición para establecer un comercio en el que intercambiaba drogas por armas con los rebeldes, lo que sugiere un alto nivel de complicidad con el comercio ilícito de estupefacientes por parte de los militares venezolanos.
InSight Crime habló con altos funcionarios y contactos internacionales sobre la situación de Venezuela. Por mucho tiempo han habido funcionario de las fuerzas armadas que se han dedicado a facilitar el narcotráfico; como ejemplo, el ‘Cartel de los Soles’, así llamado por las estrellas doradas que los generales venezolanos usan en sus charreteras. El ejército no solo está presente a lo largo de la frontera con Venezuela, sino que además controla muchos puntos de partida como el Aeropuerto Internacional Maiquetia de Caracas y Puerto Cabello, lo que los pone en una posición perfecta para mover cargamentos de droga.
Mientras el papel del ‘Cartel de los Soles’ como una organización que facilita el narcotráfico queda claro, gracias a las declaraciones del narcotraficante Walid Makled, hay indicios de que esta organización está evolucionando de simplemente actuar como un facilitador en el tránsito de las drogas a asumir el control directo de las expediciones y las rutas.
Aunque es cierto que Venezuela posee un historial impresionante en la captura y extradición de grandes narcotraficantes, como Maximiliano Bonilla Orozco, alias “Valenciano”, detenido en noviembre de 2011, han habido denuncias de que algunos de los elementos de las fuerzas militares han localizado a estos capos para extorsionarlos, y que luego de haberlos extorsionado, los detienen y se apoderan de sus rutas.
Mientras que los grupos colombianos tradicionalmente han controlado el tráfico de drogas en Venezuela, hay indicios de que elementos corruptos de las fuerzas militares están cobrando influencia; desarrollando sus propios contactos con los cárteles mexicanos.
Gran parte del régimen chavista se basa en el personal militar, no solo en las fuerzas armadas, pero en todos los órganos del Estado. Puede ser que aunque el presidente este muy consciente de las acusaciones de narcotráfico en el ejército, que se vea incapaz de desafiar los intereses poderosos de los generales sin perjudicar su propia base de poder.
Tanto la promoción de Rangel como la de Timochenko a la cima de sus respectivas organizaciones incitan a considerar que la relación entre los dos hombres, de seguir intacta, podría tener graves consecuencia no solo para el narcotráfico en Venezuela, sino para el futuro del conflicto civil en Colombia.
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