Tomado de Diario El Norte
Editado por: Aurelina Fernández/ASERNE
En
el terreno político despegaron de éste mundo cuatro importantes
criminales, cuyas muertes impactaron favorablemente al mundo. He aquí
los personajes:
El 2 de mayo,
Washington anunció que la persecución de Osama Bin Laden, líder de la red
terrorista Al-Qaeda y sindicado como autor intelectual del atentado contra las
Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en septiembre de 2001, había
llegado a su fin con un operativo en Islamabad, Pakistán, contra la casa donde
se ocultaba el terrorista con su familia. Bin Laden cayó, así, bajo las
balas de un comando norteamericano en una operación seguida en vivo y en
directo por el presidente estadounidense desde la Casa Blanca. La administración Obama
anunció que había dado a los restos del jefe terrorista el tratamiento que
estipula el rito islámico antes de arrojarlo al mar.
El
20 de octubre el mundo a través de la internet observó la caída y
posterior
ejecución por sus captores del líder libio Muammar Khadafi, luego de
semanas de
rebelión, guerra civil y bombardeos de la OTAN, fue, sin dudas, uno de
los
acontecimientos del año. El autócrata norafricano patrocinó actividades
terroristas en todos los rincones del mundo y luego pasó a
protagonizar una espectacular reconciliación y acercamiento con
Occidente, pero el resurgimento del pueblo libio cansado de la opresión y
contagiados por la llama de la Primavera Árabe, decidió dar al traste
con su corrupta y genocida dictadura.
El 4 de noviembre fue anunciada la caída de alias Alfonso
Cano (Guillermo León Sáenz Vargas). La muerte de Cano marcó un hito en la
lucha del gobierno colombiano contra las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia), ya que por primera vez el ejército de ese país lograba dar de baja al
jefe máximo de la narcoguerrilla. El sucesor de Manuel Marulanda Vélez, alias
Tirofijo -líder histórico de la organización- fue muerto en un operativo que coronó
varias semanas de persecución y acorralamiento del grupo que lo escoltaba.
El 17 de diciembre, sorpresivamente, fallece Kim Jong-Il, cabeza del régimen
comunista y dictatorial de Corea del Norte, país pobre, pero supuestamente dotado
de armas nucleares. Será sucedido por su hijo, Kim Jong-Un, para asegurar la
línea dinástica. Poco se sabe sobre él, ya que el secretismo fue uno de los
principales rasgos de un régimen que mantiene a su pueblo en el mayor
aislamiento posible. Esa incertidumbre es un elemento de inestabilidad
geopolítica en la región.
Lo cierto es que, luego de la
muerte de estos criminales, el mundo será un lugar mejor para vivir y soñar.
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