'El Caudillo' no quiere irritar a Cubillas y de antemano y sin la correspondiente averiguación judicial en Venezuela, se niega a investigar lo que se debe investigar... Está atrapado y sin salida. No es posible engañar a todo el mundo, todo el tiempo.
Por Santiago Alcalá
Chávez sabe que está en la “cuenta regresiva” y en una que otra noche loca de insomnio, rinquincaya, Prozac, Ritaltín, Litio, mucho café negro y abundantes cajetillas de cigarrillos, sueña con una supuesta operación salvamento emprendida por sus compinches del terrorismo internacional, ante cualquier movilización para relevarlo del poder. Está atrapado y sin salida. No es posible engañar a todo el mundo, todo el tiempo.
El 30 de enero de 1997, Valentín Lasarte, símbolo de ETA, le pegó un tiro en la nuca –método preferido de Lasarte- a Eugenio Olaciregui, vendedor de la tienda “Bike Sport”, en el centro comercial de Oyazun, municipio de Guipúzcoa.
El 30 de enero de 1997, Valentín Lasarte, símbolo de ETA, le pegó un tiro en la nuca –método preferido de Lasarte- a Eugenio Olaciregui, vendedor de la tienda “Bike Sport”, en el centro comercial de Oyazun, municipio de Guipúzcoa.
Aunque los voceros de la mencionada organización terrorista se apresuraron a desmentir que se trataba de una vendetta, las investigaciones posteriores revelaron que el ajusticiamiento estaba relacionado con la delación. El rostro de Lasarte, aparecía entre los más buscados en numerosos afiches y Oiaciregui, después de venderle una bicicleta, corrió a informarles a las autoridades que el sanguinario separatista merodeaba por los alrededores.
El silencio de sus integrantes, fue uno de los principios cardinales de ETA. Una suerte de omertá siciliana cuyo quebrantamiento condenaba a los infractores a muerte, sin ninguna especie de conmiseración.
Pero el asesinato de Olaciregui, constituía algo más que un capítulo ordinario en las luchas separatistas. Ocurre que de un tiempo a esta parte, numerosos integrantes de ETA, anteriormente supuestos a negarse a revelar ni el más mínimo de sus secretos, no suelen aguantar “dos pedidas” a la hora de ser sometidos al primer interrogatorio policial.
CHÁVEZ, UN PRISIONERO DEL TERRORISMO INTERNACIONAL
Muchos observadores desprevenidos no se explican las comanditas de Hugo Chávez con las FARC, el ELN, con ETA, Al Qaeda, así como con numerosos gobernantes y políticos del planeta, involucrados con el terrorismo, el narcotráfico y la escalada nuclear.
El asunto va más allá de las taras mentales y sentimentales de tal mandatario. Incluso, poca o ninguna relación existe entre semejante conducta y la supuesta cruzada contra el imperialismo yanqui, el sionismo, la derechona española, la oligarquía colombiana y demás zarandajas que suelen invocarse a manera de justificaciones.
Chávez sabe de la poca viabilidad de su proyecto político y si alguna noche loca de insomnio, rinquincaya, Prozac, Ritaltín, Litio, mucho café negro y abundantes cajetillas de cigarrillos, hace que se le olvide, ahí están los cubanos para recordárselo. He allí las verdaderas razones de su asociación con la narcoguerrilla, el terrorismo y el armamentismo internacional: sueña con una supuesta operación salvamento emprendida por sus compinches del mundo, ante cualquier movilización para relevarlo del poder.
“El que se acuesta con niñitos, amanece mojado”. Así reza nuestro conocido tópico. Cabría parafrasearlo, ahora: “Quien se asocia con terroristas, amanece chantajeado”.
CIERTOS ETARRAS CANTAN MÁS QUE PAVAROTTI
Relatábamos al comienzo, el episodio de la delación de Eugenio Olaciregui que condujo a su ajusticiamiento. Sin embargo, no ha sido un hecho aislado.
Leemos en un interesante reportaje calzado con la firma del periodista Javier Gómez (“El Mundo”, Madrid, 7 de junio de 2009) que el ya mencionado “ajusticiador”, Valentín Lasarte, al igual que 16 etarras que comparten con el módulo número 5, de la penitenciaría de Villabona, son, hoy día, unos presos “colaboradores y ejemplares”. Es decir, atrás quedaron los tiempos en que los etarras capturados por la justicia eran unos internos respondones, en permanente desobediencia y rebelión contra sus captores. “Ahora dan hasta lo buenos días” relata uno de los celadores.
Ese monumento a la medianía intelectual y moral, que es Isaías Rodríguez, embajador de Venezuela en Madrid, sugirió, recientemente, que las confesiones ante la Guardia Civil de España de los etarras, Xabier Atristaín y Juan Carlos Besance, en las que reconocieron que en 2008 recibieron cursos de terrorismo en Venezuela, pudieron ser producto de torturas. Pero meses atrás, en el sumario instruido por el juez español Eloy Velasco, los también etarras Jokin Gorodostidi Artola, José Javier Ariscuren, José Ignacio Herrán y Jon San Pedro, rindieron similar confesión ¿Los torturaron también?
Ese es el miedo, el pánico, que tiene Chávez. Un sociópata que con tal de salvar su pellejo, es capaz de mandar de mandar al patíbulo a sus colabores y allegados más cercanos. Si esto último es así ¿qué mosca de lealtad picó al señor Chávez que no quiere que a Arturo Cubillas lo toquen, ni con el pétalo de una rosa?
Cubillas, como ser humano y como venezolano naturalizado tiene ciertas prerrogativas, ante un pedido de extradición. Eso nadie se lo discute.
Pero la Ley de Nacionalidad y Ciudadanía es clara: la ciudadanía venezolana por naturalización debe ser revocada si el nacionalizado “ejecuta, colabora, coadyuva, coopera, participa, incita, exhorta o facilita, directa o indirectamente con actos que afecten la integridad, soberanía o independencia de la República o que afecten la seguridad de esta última” (artículo 48 ordinales 2° y 3°) y en tales supuestos, es obligación ineludible del Ministerio del Interior, interponer la correspondiente petición ante los órganos jurisdiccionales (artículo 38).
Dos jueces españoles han dictado sendos autos según los cuales Cubillas, ha realizado en territorio venezolano acciones contraventoras de la mencionada normativa. Tales pronunciamientos de la justicia española constituyen lo que denominan los abogados presunción grave en contra de Cubillas y si el gobierno venezolano ha expresado, como expresó, que va a colaborar con la justicia española en este caso de pretendido terrorismo, lo menos que debe es promover el proceso de revocatoria de la nacionalidad del indiciado y que dentro del mismo se hagan las constataciones respectiva. Sin que tal iniciativa, por supuesto, suponga que a Cubillas, se le nieguen sus derechos a la defensa, al debido proceso y la presunción de inocencia. Pero lo que resulta insólito, inadmisible, contrario a las elementales normas de civilidad, es que Chávez o el pelele de Relaciones Interiores, a priori, de antemano y sin la correspondiente averiguación judicial en Venezuela, se nieguen a investigar lo que se debe investigar.
Pero, Chávez no quiere irritar a Cubillas. No lo hace por lealtad, ni porque es buen amigo, sino por miedo. Sabe que el pretendido terrorista, es un hombre de malas pulgas, un verdadero duro que no se va a quedar inerme si uno de sus compinches lo traiciona. Me parece oírlo con su característico acento ibérico: “¡Sij mej tiran laj partidaj paj ´tras, canto, joder!
¿Y los venezolanos, corrientes y olientes?
Pues en riesgo que tales quid pro quod, obliguen a la comunidad internacional a la adopción de sanciones contra Venezuela. Sanciones que siempre terminan por afectar a la población, al pueblo llano, pero que a los gobernantes ricachones –o bolirricachones- no les afectan en lo absoluto.
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Semanario LA RAZÓN
Caracas, 24.10.2010
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