Desde hace un año La Iguaraya es una larga extensión de maleza. No existe constancia en los archivos de la Oficina de Registro de Maripa de que el biólogo hubiera incurrido en alguna de las causales establecidas para rescindir la adjudicación de las tierras.
Franklin Brito, producto agropecuario
El fundo La Iguaraya es desde hace un año una larga extensión de maleza. La reja de entrada no existe. El camino está obstruido por una interminable sucesión de matas de mastranto. No hay un letrero que indique dónde comienzan las tierras que llevaron a su dueño, Franklin José Brito Rodríguez, a morir en huelga de hambre.
En el pueblo de Guarataro todos recuerdan a Brito. Al comienzo de esta década él y su esposa Elena Iguaraya Rodríguez eran docentes en el liceo y la escuela de la localidad, respectivamente. Él admitía admirar al presidente Hugo Chávez. Estaba con el proceso.
En esa comunidad de agricultores, a 220 kilómetros al oeste de Ciudad Bolívar, era frecuente alabar los conocimientos de Brito, un biólogo graduado en la UCV. "Cuando él salía al pueblo todos lo rodeaban para preguntarle cosas. Era un líder que asesoraba a la gente porque le gustaba hacerlo sin cobrar", recordó Eduardo Arévalo, un mecánico de la zona.
Napoleón Blanco, vecino del fundo y activista del Movimiento 100, señaló que Brito adquirió las 290 hectáreas de terreno, en las adyacencias del caserío La Tigrera, para aplicar los conocimientos sobre agricultura y mejorar sus ingresos. Pero no le fue fácil. Brito creía que para rendir en la actividad era necesario adquirir maquinaria. Mientras, era poco lo que sembraba. Además, destinaba la mayor parte del tiempo a la docencia, recordó Blanco.
Hongo de ñame
El conflicto que motivó las seis huelgas de hambre, y finalmente la muerte de Brito, comenzó a finales de 2002. Según el abogado César Alfredo Hernández, asesor del agricultor hasta 2005, todo comenzó como una pugna entre Brito y el alcalde Juan Carlos Figarella sobre cuál era la mejor alternativa para la erradicación de un hongo que afectaba los sembradíos de ñame, principal rubro agrícola del municipio Sucre del estado Bolívar.
La alcaldía promovió con la CVG un plan de fumigación.
Brito se opuso públicamente y señaló que lo mejor era usar una variante del ñame que tiene la corteza más dura y que era resistente al hongo.
Por esa disputa la CVG reconsideró el programa y lo anuló.
En mayo de 2005, recordó Hernández, el INTI local entregó cartas agrarias que permitían a dos residentes de La Tigrera utilizar parte de los terrenos de La Iguaraya, precisamente los que daban a la troncal 19, y por lo tanto autorizaban el acceso al lote de Brito.
Blanco señaló que uno de los nuevos adjudicatarios, de apellido D'Amico, tumbó una cerca y metió ganado en un sembradío de yuca hecho por Brito.
En represalia, el biólogo mató una de las vacas. Eso era sólo el comienzo.
Las tierras no habían sido calificadas como ociosas. De hecho, recordó Eduardo Arévalo, el biólogo llegó a destacarse por la calidad y tamaño de los frutos que cosechaba. "Era el rey de la patilla. Eran muy grandes, pesaban entre 18 y 20 kilos cada una. Las de 5 kilos las regalaba en el pueblo".
Con el conflicto, Brito se empeñó en demostrar que no había abandonado el fundo.
A diario se le veía manejando un tractor marca International para remolcar una plataforma que le permitía transportar los frutos del terreno. La maquinaria, por razones de seguridad, no se quedaba en el fundo sino en su casa de Guarataro, marcada con el número 14.
Huelga y cuchillo
Leonides Escalante, agricultor de La Tigrera, cree que Brito cometió el error de politizar el conflicto por sus tierras.
Ese proceso tuvo un hito importante cuando, por primera vez en el país, una persona se cortó un dedo en señal de protesta. En 2005, Brito se había alejado del régimen luego de intentar a través de la Vicepresidencia de la República una solución a lo que consideraba un despojo.
El 15 de noviembre de ese año comenzó una nueva huelga en la plaza Miranda de Caracas.
Para ese momento, Figarella lo había despedido del cargo docente. Según Hernández, el biólogo se dio cuenta de que una de las personas que permanecía con él en la plaza pasaba información al Gobierno.
"Le dijo a este espía que radicalizaría su protesta el martes de la semana entrante, pero al día siguiente convocó a los periodistas y se cortó el meñique izquierdo", dijo el abogado.
A la noche siguiente, añadió, el ministro de Relaciones Interiores de entonces, Jesse Chacón, visitó a Brito y acordó con él una indemnización. El agricultor aceptó parte del dinero, así como un tractor Venirán, una nevera, un aspersor Jacto y una máquina de arado Agrobel. La maquinaria se la entregaron sin documentos de propiedad, y el dinero se lo dieron como si fuese un pago por trabajos al INTI.
Escalante dice que todo eso era suficiente para cesar la protesta. Pero Brito no lo creía así. José Márquez, el abogado que lo asistió desde 2005, indicó que el biólogo quería que le devolvieran los terrenos expropiados mediante una decisión legal. Mientras, el agricultor continuaba trabajando lo que quedaba de La Iguaraya. Con una cosecha de melones y patillas adquirió un camión Chevrolet, recordó Blanco.
Al pasar los meses, Brito concluyó que la única solución al asunto vendría del Presidente.
"Pero eso no era posible, porque si Chávez reconocía que le había dado un dinero estaba admitiendo la ocupación ilegal, y el pago como se hizo podía implicar un acto de corrupción", señaló.
Luego del pago, Brito desistió de cortarse los demás dedos de las manos, como había amenazado. No obstante, él tenía la esperanza de que si continuaba presionando se cumplirían sus exigencias.
El 5 de diciembre de 2009, el INTI revocó las cartas agrarias que permitían a dos vecinos utilizar parte del fundo de Brito, que cesó la huelga que llevaba 153 días, pero para evitar un nuevo despojo solicitó que la decisión de ese despacho constase por escrito.
Como no le dieron ese papel, el 11 de diciembre de 2009 volvió a la huelga, esta vez frente a la sede de la Organización de Estados Americanos en Caracas. Dos días después, un grupo de la Policía Metropolitana lo levantó en vilo y lo llevó al hospital militar.
Desde entonces y hasta su muerte, Brito se mantuvo en protesta pacífica. Márquez indicó que las esperanzas de que su cliente cesara el conflicto terminaron cuando divulgaron a través de VTV un video hecho con cámara escondida en el que Brito aparentemente exigía una nueva indemnización.
Según el abogado, eso fue una humillación para Brito. En llamadas telefónicas a él y a su amigo Escalante les anunció que debía "llegar hasta el final", pues ahora quería que Chávez dejara el poder. Incluso, le propuso a su vecino que se incorporara a la huelga de hambre, en virtud de un reclamo que él también tenía contra D'Amico.
Escalante se negó.
Brito fue llorado en silencio por sus amigos, pero en Guarataro no hubo manifestaciones de luto o protesta. "Cuando me llamaron para decirme que Franklin había muerto me puse a llorar. Que él atentara contra su vida fue demasiado", afirmó.
Blanco, en cambio, cree que si el Gobierno hubiera querido, Brito estaría vivo. "Lo dejaron morir", sentenció.
Blog de Alexis Marrero
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