Una
investigación que ya lleva varios años y una denuncia contundente que
pareciera no alarmar muestra como la Venezuela castrochavista es la
guarida desde donde los terroristas más peligrosos logran moverse por el
mundo y preparar sus acciones asesinas amparados por documentos de
identidad suministrados por los organismos de inmigración venezolanos.
Hoy reproducimos el contundente trabajo de investigación periodística
que al respecto publico el sitio Web ARMANDO INVESTIGA con fecha
30.08.2014 firmado por Adriana Rivera.
Los cuerpos
de seguridad de al menos tres países (Canadá, Líbano y Bulgaria) han
detectado viajes de miembros de grupos irregulares conectados con el
extremismo islámico, en los que los sospechosos portaban pasaportes
venezolanos legítimos. La proliferación de documentos expedidos en
Caracas para fachada de agentes encubiertos se produce en el marco de la
cooperación con La Habana en asuntos de identificación, que también
dejó en manos cubanas el sistema de emisión de pasaportes diplomáticos.
¿Qué tienen
en común el autor intelectual de un ataque con bomba en un autobús que
en 2012 mató a cinco israelíes en Bulgaria, el responsable del secuestro
de siete turistas estonios en el Este del Líbano en 2011, y unos
iraníes que pidieron asilo en Canadá entre 2009 y 2011 con documentos
que las autoridades de ese país consideraron “no apropiados”?
En los últimos cinco años, los servicios de seguridad de esos tres países –Líbano, Canadá y Bulgaria- han detectado que individuos pertenecientes a grupos irregulares, extremistas, o a las redes que los apoyan, casi todos provenientes del Medio Oriente, han cruzado sus fronteras con documentos venezolanos. El detalle: algunos de los reportes indican que se ha tratado de pasaportes auténticos, no de falsificaciones.
Cuba y
Venezuela mantienen desde 2000 un convenio de cooperación que le ha
llevado a firmar contratos en las más diversas áreas, incluso las
neurálgicas para la seguridad y defensa del país, como el servicio de
identificación de los ciudadanos. En 2003, con asesoría cubana, el
fallecido presidente Hugo Chávez creó la Misión Identidad como mecanismo
para otorgar cédulas de identidad –requisito indispensable para votar- a
más de tres millones de personas, en la víspera del referéndum
revocatorio que se celebró el año siguiente.
Un testigo
privilegiado de los tratos entre Venezuela y Cuba para los cambios en la
identificación civil, el ex asesor del Ministerio de Interior, Anthony
Daquin, explicó que, valiéndose de esa asesoría, los cubanos pretendían
otorgar documentos venezolanos a agentes de inteligencia y miembros de
organizaciones radicales, para no despertar sospechas. Recientemente,
documentos desclasificados del servicio de inmigración de Canadá
confirman que ciudadanos de nacionalidad iraní han cruzado esa frontera y
burlado sus sistemas de seguridad con pasaportes venezolanos que han
considerado “no apropiados”, una descripción que engloba a quienes
viajan con documentos falsos, alterados, robados o que son genuinos,
pero han sido expedidos u obtenidos con identidades ficticias.
El hub de La Habana
Algunas de
las primeras pistas de este patrón de viajes surgieron hace más de 10
años, cuando el fallecido presidente Hugo Chávez comenzaba a estrechar
lazos políticos y económicos con los gobiernos del sirio Bashar al Assad
y del iraní Mahmud Ahmadineyad. En febrero de 2003 fue detenido Hasil
Mohammed Rahaham-Alan, quien viajaba con un pasaporte venezolano y llegó
al aeropuerto Gatwick de Londres en un vuelo de British Airways, que
partió de Caracas e hizo escalas en Colombia y Barbados. El hombre
llevaba una granada en su equipaje y su arresto ameritó la evacuación
del terminal y el movimiento de militares. Habían pasado apenas dos años
de los ataques terroristas a las Torres Gemelas de Nueva York y el
transporte del explosivo causó alarma y retrasos en los vuelos.
Dos
años más tarde, en 2005, fue detenido Rodrigo Granda, el llamado
“canciller” de la guerrilla colombiana de las FARC. Aunque Washington se
desligó de la operación de captura ejecutada por Colombia en territorio
venezolano, el reclamo a Caracas por haber albergado al terrorista,
expresado a través de una nota del Departamento de Estado, contenía una
revelación: “Urgimos al gobierno del presidente Chávez a que explique
por qué permitió a un alto terrorista de las FARC, movilizarse
libremente dentro de su territorio y que inclusive obtenga pasaporte
venezolano”.
Tras los
atentados terroristas en Estados Unidos y Europa se extremaron las
medidas de seguridad. La Organización de Aviación Civil Internacional
(IATA por sus siglas en inglés, con sede en Ginebra, Suiza) estableció
que todos los países debían emitir pasaportes electrónicos, con chips
que contienen datos biométricos (como las huellas dactilares), a más
tardar en 2010.Venezuela comenzó a emitirlos en 2007, de la mano de su
principal aliado político, Cuba, que delineó cómo debía ser la
modernización de la Oficina Nacional de Identificación y Extranjería, la
antigua Onidex, para dar paso al Servicio Administrativo de
Identificación, Migración y Extranjería, el actual Saime. Bajo la tutela
antillana, las compañías proveedoras de los pasaportes biométricos
fueron contratadas con la participación de funcionarios de Copextel, la
corporación pública cubana encargada de importar y comercializar
productos electrónicos y tecnológicos para la isla, cuyo manejo ha
estado históricamente ligado a los militares de ese país.
La isla, que
no aparece en el radar de los rankings de países con más tecnología de
electrónica y biométrica y que, en correspondencia con ello, no cuenta
con capacidad técnica para fabricar estos materiales y diseñar los
programas informáticos, se convirtió en un intermediario de estos
servicios. En 2005 creó la empresa Albet Ingeniería y Sistemas, el brazo
comercial de la Universidad de Ciencias Informáticas de La Habana
(UCI), a la que Venezuela compra buena parte del software de la
administración pública, en especial, el que usan el Ministerio de
Interior y sus organismos adscritos, como el Saime, el Servicio Autónomo
de Registros y Notarías, el servicio de emergencia y el de las
policías.
“A
Cuba le interesa colocar agentes en Estados Unidos, Venezuela, México y
España, donde se concentra la diáspora de la isla, para multiplicar la
presencia de su servicio de espionaje. También venden esa información a
otros países, a grupos extremistas o religiosos, que a través de la isla
tienen medios para infiltrar”, explica Anthony Daquin, ingeniero
venezolano, desde Estados Unidos, donde pidió asilo político luego de
–asegura- recibir amenazas por criticar la injerencia cubana en la
identificación. Relata que comenzó a trabajar con sistemas de
identificación inteligentes en 1992. Entre 1999 y 2004 fue empleado de
una contratista de seguridad del Ministerio de la Defensa, del que aún
conserva las credenciales que le permitían ingresar a las instalaciones
militares. Luego de trabajar en dos empresas más del área que prestaban
servicios al Ministerio de Relaciones Interiores y Justicia, se
convirtió en asesor del organismo.
Daquin
asegura que miembros de grupos terroristas como Hezbolá, Hamas y las
FARC viajan con doble identidad sin causar alarmas, pues poseen un
pasaporte que les permite entrar en Europa y gran parte de América sin
necesitar visa de turista. Un pasaporte vinotinto.
Hubo una
alerta temprana en la región. En 2008, cuando los pasaportes
electrónicos venezolanos tenían apenas un año de circulación, el
entonces director de Inmigración de Costa Rica, Mario Zamora, observó un
flujo constante de árabes que viajaban con pasaporte venezolano y se lo
comunicó a los funcionarios de la embajada de Estados Unidos en San
José. El hecho fue reseñado en uno de los cables del Departamento de
Estado filtrados por Wikileaks en 2011. La representación diplomática
sugirió alertar a la embajada en Caracas y al servicio de inmigración
sobre esta práctica que podría enmascarar o facilitar los viajes de
terroristas a Estados Unidos.
Gatos venezolanos por liebres iraníes
Un informe
de julio de 2012, desclasificado por la Agencia de Servicios Fronterizos
de Canadá, detalla las atípicas características de la migración de
iraníes hacia ese país entre 2009 y 2011. A las autoridades les llamaba
la atención cómo burlaban los controles y sus posibles nexos con el
crimen organizado. El reporte advierte que, si bien muchos son
detectados, los iraníes tienen un alto porcentaje de éxito al entrar con
documentos “no apropiados”: uno de cada tres de ellos lo logra y
solicita asilo en el país. Los oficiales mencionan la participación de
funcionarios del aeropuerto de Maiquetía, el principal de Venezuela, y
de personal de las líneas aéreas para facilitar los viajes de iraníes.
“En los últimos tres años, las principales ciudades de embarque de
personas con documentos inadecuados que llegaron a Canadá fueron: Ciudad
de México, México; Londres, Inglaterra; Caracas, Venezuela, y
Frankfurt, Alemania”, señala el documento.
Con este
informe como base, el Centro para una Sociedad Libre Segura (SFS, por
sus siglas en inglés), un organismo para el estudio de temas de
seguridad y defensa con sede en Washington, inició una investigación
cuyos resultados publicaron en junio pasado en el informe Canadá en
guardia: Evaluando la amenaza de Irán, Venezuela y Cuba a la seguridad
inmigratoria. Los autores, Victoria Henderson, Fernando Menéndez y
Joseph Humire, señalan que las autoridades venezolanas emitieron, entre
2008 y 2012, al menos 173 pasaportes, visas y otros documentos a
islamistas radicales que buscaban entrar sin despertar sospechas a
América del Norte. También encontraron evidencia de que Irán colabora
con Cuba y Venezuela para explotar las debilidades del sistema de
inmigración canadiense. Pero no solo iraníes han tomado ventaja. El
informe asegura que también sirios y libaneses relacionados con Hezbolá
se han hecho de identificaciones venezolanas.
Los
investigadores aseguran que Tareck El Aissami, gobernador del estado
Aragua, es el puente para los extremistas de Medio Oriente. Según esa
versión, El Aissami habría facilitado documentos a los terroristas
mientras estuvo al frente del Ministerio de Interior, entre 2008 y 2012,
y habría creado una red de lavado de dinero para encubrir el
financiamiento de esos grupos. “Tiene redes que atraviesan Irán, Irak,
Siria, Líbano y Jordania”, precisa Humire, director del SFS, que condujo
la investigación. “Desde finales de 2012 recolectamos información e
hicimos viajes a Venezuela y otro países. Vimos documentos de identidad
de diferentes tipos otorgados a irregulares: pasaportes legítimos,
certificados de nacimiento, cédulas, registros del Seguro Social”.
Humire
afirma que las autoridades estadounidenses están al tanto de la
situación desde hace varios años. Jaime Ruiz, vocero de Aduanas y
Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en
inglés), servicio adscrito al Departamento de Seguridad Nacional, no
confirma ni niega que haya ciudadanos provenientes del Medio Oriente que
viajen con documentos venezolanos a ese país. Señaló que todos los
puntos fronterizos están protegidos ante amenazas como esta.
Estados
Unidos ha establecido sanciones a algunos venezolanos de ascendencia
siria y libanesa por sus presuntos nexos con Hezbolá. En 2008, el
Departamento del Tesoro sancionó a Ghazi Nasr al Din y Fawzi Kanaan, a
quienes acusó de solicitar donaciones y facilitar viajes a la
organización terrorista, razón por la que congelaron sus bienes y
prohibieron a empresas o ciudadanos de Estados Unidos hacer negocios con
ellos. Nasr al Din fue funcionario diplomático de Caracas en la
embajada en Damasco y luego ocupó un cargo directivo en la
representación en Líbano. Cuatro años después, el gobierno
estadounidense desarticuló una red de lavado de dinero del narcotráfico
para Hezbolá encabezada por Ayman Joumaa, que tenía vínculos con los
venezolanos-libaneses Abbas Hussein Harb, Ali Houssein Harb y Kassem
Mohamad Saleh, dueños de empresas en Venezuela y Colombia a través de
las cuales operaban.
Modus Operandi del Alba
En abril se
revelaron más detalles del atentado con bomba que mató a cinco turistas
israelíes en el aeropuerto de Burgas, la segunda ciudad más grande de
Bulgaria, el 18 de julio de 2012. La periodista Ana María Luca, del site
Now, que cubre historias del Medio Oriente, afirmó que el cuarto
miembro del grupo que perpetró el ataque, considerado el autor
intelectual, usó un pasaporte venezolano para a entrar a Bulgaria desde
Turquía. Aunque las autoridades no precisaron la nacionalidad del
hombre, el FBI lo relaciona con Hezbolá y sus agentes en Líbano. “Cuatro
hombres, de cuatro nacionalidades, viajan a Bulgaria desde cuatro
continentes diferentes (por cuatro fronteras) sin aparente conexión
entre ellos. Hacen seguimiento a los vuelos, ven cuáles autobuses usan
los turistas israelíes, monitorean los hoteles y diseñan un plan. Toman
ventaja de la falta de seguridad en el pequeño país balcánico y el hecho
de que sus fuerzas de seguridad no tienen experiencia en lidiar con
bombardeos suicidas. Fácilmente volaron el autobús”, escribió Luca.
Otro hombre
con un pasaporte venezolano estuvo entre los terroristas que
secuestraron a siete ciclistas de Estonia en la ciudad de Zahlé, al este
de Líbano, el 23 de marzo de 2011. “Wael Abbas, clave detrás del
secuestro de los siete estonios, había viajado a Qatar desde el
aeropuerto de Damasco, con un pasaporte venezolano auténtico”, señaló
entonces el diario libanés The Daily Star, que citó a fuentes de
seguridad de alto rango. La investigación reveló que Abbas esperaba un
pago de 120.000 dólares, pero solo recibió 40.000 por la autoría
intelectual del secuestro, en coordinación con agentes de inteligencia
sirios.
En una
intervención en la audiencia del 9 de julio de 2013 ante el Comité de
Seguridad Nacional del Congreso de Estados Unidos, Humire y otros
expertos en seguridad de think thanks estadounidenses expresaron que no
solo Venezuela emite pasaportes a personas ligadas a grupos irregulares,
sino que es una operación orquestada con los países de la Alternativa
Bolivariana de las Américas (Alba), especialmente Bolivia y Ecuador.
Como si se
tratara de una franquicia, Cuba extendió los servicios de identificación
electrónica a otros países de la región, especialmente a los de la
Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba). Las cláusulas de los
contratos en Venezuela le permitían comercializar los programas en otros
países, así que el régimen cubano aprovechó el trampolín para
extenderse en el vecindario. Argentina y Bolivia, a través de decretos
presidenciales, pusieron también en manos de Cuba el manejo y diseño de
sus sistemas de identificación electrónica, que en esos países opera con
la empresa Datys.
En
Argentina, los antillanos contribuyen desde 2011 a la creación del
Sistema Federal de Identificación Biométrica para la Seguridad, que
pretende recabar los datos de los 40 millones de argentinos para la
prevención del crimen. En Bolivia, su presencia es rastreable desde
2009, cuando un decreto del presidente Evo Morales autorizó la
contratación directa de Datys para la elaboración de los pasaportes de
lectura mecánica, tanto los regulares como los diplomáticos. Con este
alcance regional, la isla es capaz de manejar los datos de identidad de
cerca de 80 millones de personas en la región.
Las credenciales diplomáticas también
Un
pasaporte diplomático salvó al cónsul venezolano Hugo Carvajal Barrios
de una larga condena en las cárceles de Estados Unidos, país que le
acusa de colaborar con el tráfico de drogas. A finales de julio, luego
de cinco días de arresto en Aruba, donde representaba al gobierno del
presidente Nicolás Maduro, fue liberado porque Holanda reconoció su
inmunidad diplomática. Así de importante resulta este documento.
Aunque en
Bolivia los cubanos elaboraron los pasaportes diplomáticos desde el
principio de su contrato, fue hace dos años que comenzaron a hacer los
pasaportes de este tipo para la Cancillería venezolana. Seis empleados
de la cancillería consultados aseguran que desde entonces sustituyeron
el viejo librillo de tapa dura, escrito a mano por un par de
caligrafistas en la planta baja de la Casa Amarilla, con sellos lacrados
y una cinta tricolor que unía las hojas.
Las fechas
coinciden. La edición de la revista científica de la Universidad de
Ciencias Informáticas de Cuba de noviembre de 2013, despliega el
artículo Capa de procesos del sistema de emisión de pasaportes
diplomáticos, de servicio y acreditaciones de Venezuela, en el que Idia
Herrera Rivero y Annie Cubas González, del Centro de Identificación y
Seguridad Digital, disertan sobre las modificaciones que se hicieron en
el sistema de emisión de pasaportes diplomáticos, de servicio y
acreditaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores en Caracas.
“Era
necesario cambiarlos porque el anterior pasaporte no tenía muchas
medidas de seguridad. En Asia lo revisaban y mandaban a llamar a otra
persona para chequear que fuera auténtico”, dice un funcionario.
Recuerda que el cambio comenzó en 2011, cuando el Saime abrió una
oficina en el edificio de la Cancillería para la expedición de cédulas y
documentos de viaje, que luego se instaló definitivamente en la Casa
Amarilla.
Herrero
y Cubas analizaron las debilidades del antiguo sistema de emisión de
pasaportes diplomáticos, que son otorgados por ley a las cabezas de los
poderes públicos, responsables de misiones diplomáticas y a sus
familiares. Luego de entrevistar a los funcionarios del Área de
Pasaportes Oficiales, determinaron fallas como poca confiabilidad de
registro de la información manuscrita en los libros; retardos en la
transcripción y recuperación de datos en el sistema y falta de control
sobre la expedición de pasaportes en años anteriores. Justifican el
cambio, hecho a través del convenio Cuba-Venezuela, con la descripción
del siguiente escollo: “Los mecanismos de seguridad que se tienen en
cuenta para realizar la solicitud y el enrolamiento de los pasaportes
diplomático y de servicio, son insuficientes, pues no se realiza
validación de los datos capturados ni de la identidad del titular, lo
que constituye un riesgo”.
La solución
informática que crearon consiste en un módulo de citas para la solicitud
del documento, que aparece en la intranet de la Cancillería, en la que
los funcionarios deben inscribirse para luego ir a la Casa Amarilla, al
departamento de Protocolo encargado de los pasaportes, a que les tomen
los datos y la fotografía. “He visto a cubanos de seguridad, que sabemos
que son los guardaespaldas del ministro, viceministros y directores, en
la misma oficina haciendo la cola para sacarse el pasaporte
diplomático”, afirma una empleada del organismo. Otra recuerda que desde
2005, con Alí Rodríguez Araque como ministro y luego con Nicolás Maduro
al frente, comenzaron a verse más cubanos en los pasillos del despacho.
“Decían que venían como asesores de la reestructuración”, recuerda.
Un tercer
funcionario refiere que la primera vez que obtuvo el documento
diplomático electrónico no lo atendió el personal de costumbre y ya no
vio a los caligrafistas. “Una mujer con acento cubano hizo el papeleo
interno, llenó los datos en la planilla y la firmó”. El conocimiento del
régimen cubano sobre los datos de identidad y los documentos de los
venezolanos se extiende también al de las posiciones de los funcionarios
en el servicio exterior. Un manejo que ya ha encendido muchas alarmas.
Publicado originalmente en
http://www.armando.info/sitio/index.php?id=17&tx_ttnews%5Btt_news%5D=96Publicado originalmente en
TERRORISTAS CON PASAPORTES VENEZOLANOS HECHOS EN CUBA SON PARADOS EN CANADA
“Canadá tuvo
que parar el ingreso de iraníes, sirios, libaneses de alas violentas
del terrorismo musulmán” que portaban documentos de Venezuela, advirtió
el analista Pedro Roig, publica Gabriela Esquivada / Infobae.com
La orden
ejecutiva del presidente Barack Obama que sanciona al gobierno de
Nicolás Maduro se justificó en “la amenaza inusual y extraordinaria a la
seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos que
presenta Venezuela”.
Sin embargo,
ni el anuncio de las medidas ni la orden en sí detallaron de qué modo
Caracas representa tal peligro para los Estados Unidos. Sólo el
Secretario del Tesoro, Jacob Lew, indicó en una declaración que la
decisión tenía por fin proteger el sistema financiero estadounidense de
“las corrientes financieras ilegales de la corrupción pública en
Venezuela”.
Pero Pedro
Roig, Esq., investigador superior del Institute for Cuban and
Cuban-American Studies (Instituto para los Estudios Cubanos y
Cubano-Estadounidenses) de la Universidad de Miami, apunta a otros
factores.
“Existe una
cuestión enormemente peligrosa”, dijo. “Hace unos meses, la prensa
internacional –y nosotros, por las investigaciones que hacemos,
estábamos al tanto– señaló que el gobierno de Canadá se vio en la
necesidad de parar totalmente el flujo de personas que entraban con
pasaporte venezolano. Pero no eran venezolanos: eran iraníes, sirios,
libaneses; todos de alas violentas del terrorismo musulmán. Digo esto
con mucha consideración por una religión que tiene mucha gente buena y
un libro sagrado muy respetable, pero existe una violencia
indiscriminada que vemos todos los días, como la del Estado Islámico,
con sus métodos brutales.”
El académico
vinculó a La Habana con esos documentos. En virtud de la tecnología que
la isla había facilitado al programa social de Hugo Chávez Misión
Identidad –cuyo fin era facilitar la documentación a todo venezolano–
“Cuba es la que tiene las facilidades técnicas para fabricar pasaportes
venezolanos”, dijo. “No sé si eso se mantiene después de la denuncia. En
todo caso, entonces los pasaportes venezolanos hechos en Cuba se
utilizaban de ese modo.”
La fuente
original, el Center for a Secure Free Society (SFS), denunció que la
permeabilidad de la frontera canadiense como puerta de entrada de
fundamentalistas al subcontinente norteamericano se debía a que, tras
haber cortado relaciones diplomáticas con Irán, recibió importantes
flujos de refugiados.
Agregó el
doctor Roig: “Quizá detrás de esta actitud de citar a Venezuela como un
peligro para la seguridad nacional se halle este fundamento, entre otras
puntas que no conocemos. Pero esta sí: se han utilizado pasaportes
venezolanos hechos en Cuba para los movimientos terroristas islámicos.
Yo sabía que la presencia de Cuba en Venezuela es permanente, importante
y diría que casi decisiva para mantener el régimen de Maduro, pero que
los cubanos hicieran los pasaportes venezolanos y ambos se los dieran a
los terroristas, eso sí fue una noticia para mí”.
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