Por: ANTONIO MARÍA DELGADO
ADELGADO@ELNUEVOHERALD.COM
Fuente: El Nuevo Herald
Roberta Jacobson |
Venezuela, que por décadas ayudó a muchos de sus vecinos a despojarse de
crueles dictaduras, solo ha cosechado indiferencia y hostilidad en el
hemisferio ahora que las fuerzas democráticas de la nación petrolera
luchan por evitar que el chavismo instaure un régimen de corte
castrista, en lo que expertos califican el triunfo de la complicidad y
el Realpolitiksobre los principios.
Esa postura adoptada en la región es decepcionante, dijo el viernes la
subsecretaria de Estado para Latinoamérica, Roberta Jacobson.
“Las palabras son importantes, y el tono con que se dicen esas palabras.
El tono que están usando ahora los líderes [latinoamericanos] demoniza a
Estados Unidos como si fuera la fuente de los problemas de Venezuela,
cuando no lo somos, y esto nos dificulta avanzar de una manera
pragmática”, dijo Jacobson el viernes durante una conferencia que
ofreció en Brookings Institution.
“Me decepcionó que no hubiera más países que defendieran que [las
sanciones] no eran para dañar a los venezolanos o al Gobierno venezolano
en su conjunto”, explicó la diplomática, que insistió en que su
Gobierno se alejó de cualquier tipo de injerencia en la crisis
venezolana durante mucho tiempo.
Por su parte el ex embajador de Venezuela ante el Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas, Diego Arria, señaló que “a lo largo de todos
estos años, hemos sido víctimas de la indiferencia, del acomodo, y de la
complicidad”.
“Uno podría imaginar que Venezuela [en este momento de crisis] podría
contar con la solidaridad de los países de América Latina. Está en el
historial de Venezuela haber hecho eso abiertamente con sus vecinos. No
ha habido un solo país [de la región], donde nuestro país no haya jugado
un rol en la promoción de sus libertades, de sus derechos, de su
democracia, o de sus intereses”, explicó el diplomático.
La indiferencia regional ha quedado en manifiesto en los últimos meses
en los esfuerzos de los gobiernos latinoamericanos de hacer caso omiso a
las denuncias por violaciones a los derechos humanos que están
emergiendo de Venezuela, en momentos en que el impopular gobernante
Nicolás Maduro avanza aceleradamente hacia la instauración de un régimen
policial para tratar de contener el creciente descontento en el país
petrolero.
Amplia evidencia de las violaciones a los derechos humanos y del
sistemático desmantelamiento de las instituciones democráticas han sido
presentadas en foros internacionales a lo largo de los años, pero aún
así los gobiernos latinoamericanos siguen tratando al régimen de Caracas
como si su conducta y credenciales fuesen intachables, comentó desde
Miami la analista política Vilma Petrash.
“Los únicos que están haciendo algo, no son los gobiernos que están en
ejercicio, sino los ex gobernantes de algunos de esos países”, dijo
Petrash en referencia a los recientes anuncios de que nueve ex
presidentes de Iberoamérica han conformado un equipo para salir en
defensa de los dirigentes Antonio Ledezma y Leopoldo López, quienes han
sido catalogados por organismos independientes como presos políticos de
Maduro.
“Varios ex presidentes se han pronunciado porque están escandalizados
precisamente ante la postura acomodaticia y hasta cómplice de sus
gobiernos ante el deterioro en Venezuela, que prácticamente está
llegando a una situación de desastre humanitario”, sostuvo.
Y muchos de estos países han salido a formar filas alrededor del régimen
bolivariano luego de que la Casa Blanca decidiera sancionar a siete de
sus funcionarios por verse implicados en violaciones de los derechos
humanos durante la ola represiva emprendida por Maduro, que el año
pasado dejó al menos 43 muertos, más de 800 heridos, miles de
detenciones y varias docenas de denuncias de tortura.
¿Cree que los gobiernos de Latinoamérica son indiferentes hacia las violaciones de derechos humanos del gobierno de Maduro?
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Un pronunciamiento similar fue emitido recientemente por el premio Nobel
de Literatura Mario Vargas Llosa, quien criticó al presidente peruano,
Ollanta Humala, y a la primera dama, Nadine Heredia, por no haber
recibido a las esposas de Ledezma y López.
“Les pido a ustedes, y a través de ustedes a todos los resistentes
venezolanos, perdón por esa inconducta de gobiernos democráticos
latinoamericanos, que muestran muy débiles convicciones democráticas,
cuando no una secreta complicidad con la dictadura venezolana”,
manifestó el escritor durante un seminario sobre América Latina.
Para Arria, ese ambiente de “complicidad” hacia el régimen bolivariano
ha venido gestándose en América Latina a lo largo de los últimos 15
años.
“En primer lugar, los recursos de Venezuela que brindaron a estos países
fabulosas oportunidades de negocio, incluyendo a los más poderosos,
como por ejemplo Brasil y Argentina, para no hablar de Cuba, que ha sido
el principal beneficiario de la excesiva prodigalidad de Venezuela”,
dijo Arria.
Pero también estaba el temor de que Chávez, quien venía favoreciendo
ampliamente a los grupos de izquierda en la región, pudiese también
utilizar esos grandes recursos para gestar manifestaciones en las
calles.
“Le tenían temor. Estos gobernantes que sabían que Chávez movilizaba
recursos y grupos en la América Latina que les podían crear serios
problemas internos. Por eso, prefirieron voltear la mirada hacia otro
lado”, explicó el diplomático.
Incluso la lentitud con que Estados Unidos ha salido a actuar puede ser
atribuida a la diplomacia de chequera emprendida por el chavismo a lo
largo de los últimos años.
“Venezuela ha pagado el costo de la estabilidad política y económica del
Caribe. Lo hizo financieramente, a través de Petrocaribe, con la cual
regalaba dinero”, señaló Arria.
La actuación del chavismo en Venezuela siempre generó inquietud en
Washington, donde no pasó por inadvertido que el régimen estaba
destruyendo la democracia venezolana.
Pero al final, las autoridades estadounidenses concluyeron que Chávez
era un problema de los venezolanos que por otro lado contenía los
problemas sociales que se podrían generar en los países del Caribe si la
ayuda venezolana era suspendida, explicó Arria.
Esos problemas sociales podrían tener repercusiones políticas en Estados
Unidos, ante las eventuales olas migratorias que podría provocar un
colapso de la economía cubana y de otras economías de la región, dijo
Arria.
“Así que se unieron la indiferencia latinoamericana con la conveniencia
de Estados Unidos para darle carta blanca al chavismo”, dijo.
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