POR: ANALISTAS CONSTITUCIONALES DEL TERCER FACTOR
Para
enfrentar con posibilidades de éxito una situación, o un posible
enemigo, se requiere conocer su naturaleza y la capacidad de su
potencial ofensivo y sus debilidades coyunturales e intrínsecas. Esto
es, el resultado que se busca debe estar soportado fundamentalmente en
un diagnóstico acertado para saber qué herramientas deben utilizarse
para obtener los fines perseguidos.
Este postulado es válido en todas las ocasiones en que haya que resistir
ciertas realidades que precisan ser cambiadas o erradicadas, por
contravenir valores no susceptibles de permitir la convivencia, ni la
tolerancia, con hechos que son su contrafigura y negación.
Aplicando estos prudentes y elementales conceptos y precisiones al
propósito de buscarle una salida a nuestra tragedia política
republicana, el sentido común nos indica que debemos emplear una
metodología de base histórica que nos ayude a diferenciar las variadas
formas de estructuras de poder que han pervertido el modelo de gobierno
que funcionan sometido a reglas civilizadas y democráticas, tales como
la consulta periódica, franca y libre, de la voluntad popular, otros
mecanismos que garanticen la alternabilidad, la conducción y manejo de
las Cosa Pública y el equilibrio e independencia de los Poderes del
Estado. En consecuencia, para actuar en congruencia con estas
exigencias, debemos caracterizar de la manera más sencilla, acertada y
transparente que nos sea posible: ¿Qué es una Dictadura?, ¿Qué es una
Tiranía? Y ¿Qué es Totalitarismo? Para que nos permitan usar las
herramientas apropiadas para resistirlas y combatirlas.
1.- ¿QUÉ ES UNA DICTADURA?
Tomando en cuenta solamente sus modernas connotaciones negativas,
heredadas de la Revolución Francesa, se puede caracterizar como la forma
de gobierno que, invocando el interés nacional y la conservación de la
tranquilidad ciudadana, ejerce la autoridad con prescindencia del orden
normativo ordinario en un país pero, generalmente, invocando su respeto a
los valores superiores consagrados por la tradición y positivizados en
el Texto Constitucional.
Su acceso al poder puede ocurrir por vía de un hecho de naturaleza
castrense- es la generalidad de las veces- o por vía de elección popular
que, en el decurso del tiempo, deriva hacia un autoritarismo desmedido,
en desmedro de la independencia de los Poderes Judicial y Legislativo
quienes (es la regla general) delegan o resignan de hecho en el
Ejecutivo algunas de sus funciones o, bien, las ejercen en sintonía con
la voluntad de aquel. En las dictaduras el ejercicio libre de los
derechos políticos desaparece; la facultad de elección de representantes
a todos los niveles, queda encadenada a la voluntad e intereses del
Dictador: desaparece para el ciudadano la competencia por áreas y
porciones de poder y solo se concurre a procesos electorales para
ratificar y convalidar el poder y la autoridad que detenta el
Dictador(status quo político), pero dejando un margen muy angosto para
la expresión de la disidencia.
Junto a la realidad que significa para el ciudadano la pérdida del
ejercicio libre de sus derechos políticos, el Dictador le ofrece en
compensación la garantía efectiva para la protección y disfrute de sus
bienes materiales, para la seguridad personal y para el ejercicio y
desarrollo de la actividad privada. La producción de bienes y servicios
es objeto de trato respetuoso y su comercialización no sufre
interferencias por parte del Estado. La propiedad privada es respetada y
la competencia comercial es una realidad sometida a las reglas del
mercado. La dictadura presta especial atención al problema de la
Soberanía Nacional, alrededor de la cual desarrolla Tesis muy concretas
en función de: a.- la preservación de la integridad territorial, para lo
cual prepara y dispone de una Fuerza Armada capacitada, entrenada,
equipada, siempre apresta y con claras líneas de mando y conducción. b.-
La no injerencia de elementos foráneos en la formulación y aplicación
de políticas internas y externas .c.- Independencia y celo en la defensa
de los intereses superiores nacionales en el plano internacional. d.-
Rechazo y condena de las ideologías disolventes de los conceptos
tradicionales de la familia, la propiedad y del Estado. e.- En materia
confesional la dictadura adopta, por regla general, una conducta de
neutralidad; f.- en el mundo cultural y de las ideas, reprime lo que
considera atentatorio contra su estabilidad.
Las dictaduras son coyunturales, no son ideológicas ni sistémicas.
Aparecen en situaciones de desgarramiento de la Sociedad Civil, pérdida
de eficacia de los Poderes Públicos, mengua de la autoridad civil y del
acatamiento de los mandatos de los funcionarios del Estado, generación
de climas de inseguridad ciudadana, temor ante el futuro inmediato y
aumento de la intolerancia que dificulta la convivencia social y que, en
resumen, amenaza resquebrajar las estructuras institucionales de la
Nación. En este ambiente aparecen las dictaduras tradicionales, como
respuesta de fuerza a una demanda (necesidad) nacional en favor del
orden, la seguridad para personas y bienes, rescate de la majestad del
Estado y establecimiento de reglas de gobierno para la recuperación de
las actividades y vida nacionales. Trata, no cabe dudas, de remediar a
una sociedad en crisis. Parece ser ésta, la Dictadura, una misión “muy
especial” que el destino (por lo menos en Centro y Sur América) ha
asignado a la Fuerza Armada. Ejemplos de dictaduras típicas donde estas
notas han estado presente, lo son: 1.- Argentina, rescatada del marasmo
del peronismo decadente 8VIDELA 1976-1980). 2.- Chile, salvada de la
disolución de la República por la devastación institucional del castro
comunismo allendista (Pinochet 1979-1990). 3.- Perú, rescatada del
sistema económica aprista y rescatada de la guerrilla comunista “sendero
luminoso” (Fujimori 1990-2000). 4.- Venezuela, liberada del sectarismo
adeco y reconciliada en su vida civil (Pérez Jiménez 1950-1958). Estas
cuatro dictaduras presentan un elemento común positivo: fueron exitosas,
unas más que otras, en el aspecto material y económico; pero
condenables en el marco de los derechos políticos, cuyo tratamiento se
refleja negativamente en el espectro de los Derechos Humanos.
2.-ELEMENTOS TIPIFICADORES DE LAS DICTADURAS COYUNTURALES.
En esta degenerada forma de gobierno, encontramos elementos constantes:
a.- Una voluntad individual poderosa que etiqueta el rostro del País y
del Estado. b.- La exclusión de toda acción política de los no
identificados con el gobierno. c.- La fuerte represión de las ideas
disidentes. d.- Un orden social rígido con tendencia a disciplina
militar. e.- Control de la delincuencia común. f.- Inexistencia de
bandas armadas equipadas por el gobierno para su apoyo y permanencia en
el poder. g.- Respeto a la propiedad privada. h.- Respeto a los derechos
civiles y de la familia, permitiéndoles cobertura judicial. i.- Defensa
intransigente de la Soberanía Nacional.
3.- ¿QUÉ ES UNA TIRANÍA?
Es una forma despótica y personalista del ejercicio del poder, más
antigua y cruel que las dictaduras modernas, que produce un
cercenamiento intenso y generalizado en la gama de los derechos humanos,
que se extiende más allá de los de naturaleza política e invade el área
de la privacidad ciudadana. Uno de los rasgos intrínsecos de la
Tiranía, entre muchos otros pero derivados de éste, es la ausencia de
gobierno y el exceso de arbitrariedad, concretado en la toma de
decisiones fuera de los lineamientos y mandatos de la ley; y no
solamente al margen o en contrariedad con ésta. Esto es, los tiranos
crean sus propias normas. Entendiéndose, de manera general, por gobierno
el manejo de todos los asuntos que en un País concierne por igual a los
ciudadanos. Como el tirano actúa fuera de la preceptiva constitucional y
legal y prevalece en sus actos lo que se conforma como bueno a su
voluntad de gobierno, aunque haya tenido un origen legitimo o de jure
sólo DETENTA la autoridad, pero nunca posee el EJERCICIO de ella.
Ninguna duda existe de que la tiranía es una forma de gobierno de facto
por haberse divorciado de la legitimidad que pudo estar en su origen y
que actúa de espaldas al progreso y avance alcanzados por el esfuerzo
sostenido y milenario por lograr un nivel de organización
político-social; nivel en el cual el hombre ocupe una posición de
referente. Es la manera más primitiva de detentar la autoridad y en la
cual no cuentan los derechos individuales como límite a los poderes del
gobierno, por tenérseles en poca o ninguna estima o valoración.
La Tiranía, es la regla general, deriva en un crudo despotismo con
presencia de factores foráneos o exóticos, sin que se repare en
escrúpulos y en la legitimidad de los actos. Se atiende, principalmente,
a los efectos internos que proyecten a la población la solidez,
intereses, robustez y permanencia del régimen. La tiranía debilita al
máximo la Fuerza Armada como Institución; y convierte a los Oficiales en
sus agentes pretorianos que, como tales, actúan guiados por principios
ideológicos y en defensa de un objetivo o programa político del régimen.
En cuanto a la propiedad privada, orden social e institución familiar,
el sistema jurídico que pregona ampararlo en una normativa de fachada
que no garantiza, en la realidad, su protección, ni brinda la confianza
que requiere (ni siquiera la mínima razonable) para su estabilidad y
consolidación como patrimonio particular. Sin embargo, pese a la mengua y
precariedad de los derechos en general, y del derecho de propiedad en
particular (derecho que se apoya en nuestras necesidades naturales y en
el derecho a lo que adquirimos a través de ellos sin violar los
semejantes de otros) es obligado reconocer que la tiranía no los
succiona y engulle de una vez y en su totalidad; pero esto es con el
solo y calculado propósito engañoso de mantener una ilusión de respeto
dirigida al observador externo. En la tiranía la precariedad de los
derechos civiles y de propiedad es tan profunda, que lo correcto sería
hablar de “permisibilidad” o de “privilegio”, dada la condición de
inestabilidad y de provisionalidad sobre la cual se soportan.
En este tipo de régimen el espacio público ciudadano se reduce
ostensiblemente. Cualquiera expresión política con participación popular
requiere de autorización previa para su realización; y, si se autoriza,
los participantes quedan sometidos a restricciones que lindan con la
negación del ejercicio del derecho que la Constitución les reconoce.
Estas limitaciones peligrosas impiden que se discutan, por quienes son
afectados, los problemas propios de cualquier comunidad y que se le de
salida pacífica, por ejemplo por vía electoral, a la inconformidad
social. Esta conducta evidencia la poca, o ninguna, legitimidad que
acompaña a esta despótica estructura política; que más que un gobierno
es, en propiedad, un régimen de dominación, una fuerza de ocupación de
las instituciones republicanas. Sirven como ejemplos para esta
aseveración las Tiranías de: a.- Gaspar Rodríguez de Francia en Paraguay
(1814-1840); b.- Juan Manuel Rosas en Argentina (1842-1852), c.- Juan
Vicente Gómez en Venezuela (1908-1935), d.- Rafael Leónidas Trujillo en
República Dominicana (1930-1963) y e.- Francois Duvalier en Haití
(1957-1971).
Los Tiranos son personalidades aparentemente amables, muy histriónicos,
pero en el fondo feroces, inescrupulosos y carente de frenos y
equilibrios morales y humanitarios; y viven dentro de un mundo fecundado
por un delirio sistematizado, que les permite presentar sus locuras,
aberraciones y desvaríos con apariencia de sana lógica y de gracia y
sabiduría popular. Quizás sea este mecanismo y habilidad perversos los
que los hagan atractivos al pueblo sub-desarrollado y a las masas
ignorantes, a ese lamentable reducto poblacional denominado “lumpen” por
la doctrina marxista y en el cual el tirano encuentra un apoyo
fanatizado y total, por lo cual su preservación y fomento forman parte
preferente de sus políticas sociales.
4.- ¿QUÉ ES EL TOTALITARISMO?
Es la forma política más perversa que ha conocido la experiencia humana;
y, a la vez, la más radical, insinuante y seductora propuesta de
redención social y felicidad humana. Parte del sofisma, con formulación
económica-política, elaborado por Carlos Marx, de que la indignidad, la
pobreza y el sufrimiento padecido por grandes masas humanas tiene su
origen, y es causa, en la apropiación ilegitima que un número reducido
de personas (identificado como “la burguesía) hace de los recursos
naturales, del producto generado por la fuerza obrera y de la
detentación del poder político que, todos conjugados, produce la
esclavitud, la servidumbre y las injusticias sociales. Esta situación se
resuelve (es la finalidad perseguida por el sofisma) eliminando la
propiedad privada y haciendo su conversión a propiedad colectiva y
despojando a los “burgueses- hambreadores y esclavistas”- del ejercicio
del poder político; por lo que los recursos naturales, los medios de
producción de bienes y de servicios y el ejercicio real y material del
poder y de la autoridad deben pasar a manos del Estado. Estado que será
gerenciado por la clase trabajadora a través de su organización
clasista: el Partido Comunista. De esta manera un grupo minúsculo de
autócratas se apoderan de la sociedad y del Estado; desapareciendo la
persona como ciudadano, las instituciones políticas como herramientas
y garantías del orden social, los derechos humanos (políticos y
civiles) por ser privilegios indeseables y el marco jurídico por ser una
imposición burguesa e instrumento para reprimir al proletariado. Todas
estas estructuras y valores quedan substituidos por la voluntad
omnisciente del “Líder”. De esta manera, todos los elementos de la
realidad política y social de la Nación se comprimen en una sola
expresión, produciéndose una diabólica y mágica síntesis: Estado-
Gobierno- Partido y Sociedad (pueblo) pasan a ser una sola entidad
movida por un único mecanismo operativo emblematizada y representada por
el Líder. A este líder podemos llamarlo de varias maneras: Duce,
Fuerher, Padrecito, Gran timonel, Comandante Supremo y eterno, etc.;
pero todos quedan resumidos en una realidad: el hombre providencial e
infalible que promete y hará- al final de un tiempo histórico
indeterminado –la felicidad del pueblo.
Este es el Totalitarismo, que mueve su tiempo a una velocidad
considerable, casi de vértigo su dinamismo perverso, hambriento de
poder, de dolor y de muerte, succiona con voracidad las instituciones
republicanas y pulverizan sin piedad las libertades ciudadanas y los
derechos humanos. El Totalitarismo es un cíclope, un monstruo insaciable
devorador de cultura, civilización, de generaciones y de futuros: es la
regresión al primitivismo de la condición humana. También puede decirse
que es congelamiento de las fuerzas creadoras del hombre; de la
ausencia ética y moral; de un invernadero de las potencialidades
espirituales y materiales de la sociedad. ¿Acaso no es suficiente
ejemplo, y sólida advertencia, el triste caso de la nación cubana
convertida por los Castro en el “escorial” de américa?
Los regímenes totalitarios- y el castro-comunismo es la expresión
tropical de esa monstruosidad-son, con mucho, más perversos, crueles y
antihumanos, que el más caracterizado absolutismo de la antigüedad,
porque descalifican al hombre como persona humana y lo animalizan y
categorizan como: enemigo del pueblo, gusano, canalla, alimaña,
apátrida, vende patria, carroña, chupa sangre, etc. Así son
estigmatizados todos los que no manifiestan su sumisión al régimen y al
líder; y aquellos que se oponen a la diabólica metódica revolucionaria.
El totalitarismo utiliza profusamente el mecanismo “electoral” para
complacer y entretener a una opinión y organizaciones públicas e
internacionales superficiales e hipócritas; y nunca como herramienta de
servicio de la gente para operar cambios sociales y de poder.
Ejemplos de Totalitarismo: Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(1917-1990); China (1948-1976); Corea del Norte (1955 hasta hoy) Cuba
(1959 hasta hoy)
5.- CONCLUSIÓN.
Estas ligeras apreciaciones sobre la naturaleza de las formas políticas
regresivas antes indicadas, no comportan, por ahora, criterios de examen
sobre el comportamiento y tipología del actual régimen venezolano, pero
si, queremos informar a todos y más, directamente, a los factores
políticos de la oposición, que sabiendo, lo que nosotros estamos
presentando, siguen con actitudes de farsa lógica, ante lo que se nos
viene encima. Para ello, nos proponemos fijar pautas que puedan
facilitar la ubicación del régimen en la categoría correspondiente- o en
una combinación de ellas- que nos permitan utilizar correctamente las
herramientas apropiadas para enfrentarlas, apegados y fieles al axioma
político-constitucional: fuera de los gobiernos constitucionales solo
existen los regímenes o formas arbitrarias de imponer la autoridad.
En consecuencia, para el Estado de Derecho no existen fórmulas
democráticas intermedias; será difícil de entender esto? La única
alternativa frente al gobierno constitucional es el despotismo, ya sea
en su variante histórica natural: la dictadura; o en sus versiones
extremas: la Tiranía y el Totalitarismo, realidades donde solo impera
una voluntad irresponsable y absoluta; voluntad que es superior a todo
limite y norma de derecho. Y… donde no hay Derecho, tampoco existen el
orden, la seguridad y la justicia.
En nuestro País, hay que controlar y dominar con urgencia y firmemente
la actual tendencia de desarrollo ilimitado (híper crecimiento) de la
tentación totalitaria; alimentada, protegida y conducida por manos
cubanas. De no hacerlo con prontitud, se transformará en un monstruo que
se tragará a la sociedad y sus instituciones republicanas. Es urgente
establecer un “horizonte de tolerancia”, más allá del cual la libertad,
la dignidad y la condición de ciudadanía se perderán por tiempo
impredecible.
Es conveniente no olvidar ciertas expresiones históricas pronunciadas
por exitosos gerentes de la industria de la muerte. Dijo Stalin:-“La
Unión Soviética es invencible porque la fusión entre el Partido
Comunista y el Pueblo se ha consumado”.
Dijo Hitler:-“Ustedes y nosotros, el pueblo y el gobierno alemán son indivisible y, por lo tanto, indestructibles”.
Dijo Chávez: -“Yo soy el pueblo; el pueblo es Chávez; Ustedes son Chávez”.
Desmentir o desmontar los dos primeros delirios costó indecibles
sufrimientos y demasiada sangre a la sociedad democrática; y ello, por
no entender oportunamente a la fiera cuando aún era un cachorro gritón.
En Venezuela ¿habremos percibido el rugido del Leviatán naciente?
1 comentarios:
Son tantos los temas de preocupación y los calificativos, son tantos los conceptos y las materias de discusión, que se llevaría demasiado hacer suficiente tiempo de conversación y debate sobre este tema... pero de verdad muy informativo, GRACIAS!
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