VIVA VENEZUELA LIBRE!!!!!!

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EL FUTURO EN LA CALLE!

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En homenaje a nuestros héroes caídos y a nuestros presos políticos!!!

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Vuela alto hijo mío!!!...

A quien dió todo por su amor a Venezuela!!

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" "VENEZUELA EXIGE LA LIBERTAD DE NUESTROS PRESOS POLITICOS!!!"....

sábado, 28 de septiembre de 2013

Mario Iván Carratú anticipó en el 2002 el caos institucional de Venezuela

 
Por: Mario Ivan Carratu Molina
Vicealmirante (r) de la Armada de Venezuela

-La corrupción, aunado a una genética incapacidad política y gerencial para conducir al Estado, los hunde en el tremedal por sus complejos y desvaríos.

Venezuela, escribe en tiempo presente una historia muy particular y hasta ejemplar, una sociedad sin instituciones políticas y sin democracia, que se moviliza y exige se respete su voluntad soberana investida del “poder constituyente originario”, que le asiste para buscar una nueva forma de gobierno democrático, que respete su libre determinación.

Alude públicamente la facultad y mandato vigente que le asiste en el marco del preámbulo constitucional y en sus Arts. 1, 5, 15, 130, 333, 350 y 328.

La debilidad de los partidos políticos y de otras instituciones ha estimulado y lanzado a miles de
ciudadanos a expresarse abiertamente en las calles en contra de un gobierno que ha alterado constitucionalmente el régimen democrático , que no    incluyó en su agenda lo social ni el estado de derecho, que sufre de una grave y convergente crisis de ingobernabilidad, que manipula a su antojo los poderes públicos constituidos, que arremete y ofende a los ciudadanos y por si fuera poco, vuelve las armas de la república en su contra, en brutales actuaciones que podrían calificarse como “represión terrorista”.

Esta incontrastable verdad, no es aún claramente identificada por la comunidad internacional (USA, UE, ONU) y muy particularmente la Organización de Estados Americanos (OEA) que, lejos de defender la democracia como sistema de gobierno en función del ciudadano, pareciera que enfatiza la defensa de gobiernos electos por la vía democrática sin hurgar más allá sobre lo que realmente ocurre y bajo qué valores democráticos se construye ese gobierno, como es el caso de nuestro país.

La abrupta salida de los Generales y Almirantes y otros miembros de esa institución que desde el 22 de octubre ocupan la Plaza de Altamira, quizás sin imaginárselo, aceleraron el lento proceso de organización de la oposición. El temor a expresión militar, más que la creciente violación del marco constitucional, dieron el ultimátum a los actores políticos agrupados en varios segmentos de nuestra sociedad, para sentarse a pensar y a actuar en una verdadera oposición política de manera organizada.

En ese escenario nos encontramos; el país “punta abajo”, sumido en un paro petrolero, comercial e industrial, con una sociedad movilizada en resistencia cívica orgánica, decidida a actuar, que además, ha sobrepasado los liderazgos políticos actuales con un gobierno aferrado tercamente a imponer un modelo ya probado empobrecedor y destructivo, se apoya a un efímero, volátil, desvencijado y muy comprometido poder militar, que se nutre de los rebeldes militares favorecidos de 1992. (Corrupción en todas sus expresiones).

Ya hemos comprobado que no le importa la total destrucción de nuestra industria petrolera y de las fuerzas armadas, como consecuencia directa, la ida a pique del país y con ello, todo lo que hasta ahora se ha construido. 

Un precio muy elevado para ser aceptado por una nación pujante y valiente en búsqueda de un mejor destino, que arrastra en esta crisis tanto a países desarrollados como a los que no lo son, repito, a un elevado costo que afecta a miles y miles de ciudadanos del orbe, y todo por el capricho de un grupúsculo de hombres que utilizan el recurso energético como arma estratégicamente terrorista.

La dirección política de la oposición luce atrapada entre los factores que buscan el poder, reacciona al contragolpe, esboza una débil estrategia, que se crece ante las continuas torpezas y desvaríos políticos del gobierno; ésta evidente ventaja táctica, no ha sido explotada, por ello, se hace necesario la reelaboración de la matriz estratégica y la evaluación de los objetivos estratégicos y las opciones que de allí se deriven, el objetivo político es, y debe ser, la victoria política. El tiempo pasa haciendo más pesado lo que acontece en nuestra Nación.

Tanto en lo político como en lo militar, se hace imperativa la habilidad, el pensamiento estratégico, la experticia y la capacidad de análisis en el manejo oportuno (timing) y correcto de las variables en juego (factores de fuerza y debilidad) que, colocando objetivos factibles con la realidad política y estableciendo prioridades, nos conduzcan a una viable victoria. Si no se traza una estrategia donde toda decisión táctica y cada movida nos conduzcan al logro del objetivo, este será inalcanzable y el esfuerzo habrá sido enorme.

Hemos escuchado a muchos decir, con irresponsable ligereza, que “el juego está trancado”, esa expresión, nos define una condición de incapacidad ante las realidades que se evidencian en el escenario político nacional. Los que se expresan de esa manera no han logrado internalizar la grave situación y el peligro en lo político, social económico y militar en que se encuentra nuestro país y por ende los venezolanos, resulta ligero y hasta cómodo esperar que entes exógenos den la solución de nuestro más delicado problema, históricamente hablando, su solución debe ser generada por nosotros los venezolanos.

Se confrontan dos visiones políticas: una, la de un gobierno fidelo-marxista, de corte militarista (terrorista) ya declarado dictatorial, que traslada lo político a una “guerra sin cuartel” cuyo objetivo es a todo costo, el exterminio del otro a fin de imponer un modelo de gobierno y políticas, aderezado además, por grupos de poder extranjero (Cuba-Irak-Irán-Bielorrusia, China) que son a su vez, parte de otra “gran estrategia” anti occidente, donde Venezuela juega un papel importantísimo (bisagra energética) en el tablero mundial, por ser el mayor productor petrolero y por su estratégica posición geográfica (cabeza de playa en occidente).

Muchos no interpretan lo que ocurre en el tablero estratégico mundial, la cada vez más inminente acción bélica contra Sadam Hussein que podría eventualmente poner al borde de una ruptura con el mundo Árabe, que a su vez coloca en situación no muy equilibrada, con fuerte impacto fundamentalista y religioso, con posibles escenarios de confrontación ideológica y religiosa cuyo punto focal está en Arabia Saudita, Egipto, Israel, Irán, Siria y otros en el Oriente Medio.

Ya es conocida internacionalmente la relación de nuestro gobierno, cada vez más inmerso en su cercanía a los centros y santuarios de células terroristas, con organizaciones que han sembrado muerte con sus actos terrorista en otros países, tal cómo: IRA, ETA, FARC, ELN, Hezbollah, Tupamaros etc. Ello, lo coloca en el umbral del ser calificado como “gobierno terrorista”.

Por la otra parte, la oposición política que se define como democrática y civilista, exhibe una estrategia acartonada y anacrónica montada en el liderazgo fuerte y natural de Carlos Ortega, pero que adolece de un verdadero equipo (sin cartas marcadas e intereses divergentes) con vuelo e incisivo pensamiento político moderno, que arme y conduzca una estrategia coherente, en tiempo real, capaz de colocarlos definitivamente en posiciones que se adelanten y desbaraten el también arcaico, pero todavía exitoso, plan del dictador y su equipo de guerrilleros, que dirigen y alimentan desde La Habana.

El gobierno se apoya casi totalmente en las Fuerzas Armadas, el cuerpo de Generales y Almirantes (sin generalizar) demuestra lo pobre que son sus principios y valores institucionales, que se debate entre seguir a un gobierno traidor y comprometido con el terrorismo internacional o responder al llamado de la patria y su población a la cual reprime e irrespeta: la oposición por su parte, sigue los mismos esquemas atávicos de “cero contaminación militar”, deja de considerar ese recurso institucional determinante ante la entrega o posesión por entidades extranjeras, que es, quiérase o no, de sustantiva utilidad para interpretar, identificar o neutralizar a la, por ahora, efectiva estrategia oficialista con penetración cubana.

No se pretende en lo absoluto reducir o subsumir la acción política de la oposición a lo militar, nada de ello, pero si es necesario analizar el ¿Por qué? desde 1992 el chavismo ha salido exitoso en todos los escenarios de disputa política.

Lo militar, querámoslo o no, ya ocupa un espacio en la agenda nacional, por cierto, en la que nunca debió involucrársele; hoy por hoy, debe abordarse con valentía, sin complejos; con la óptica política y nunca visceral. Negar esa realidad esgrimiendo razones o temores del pasado, es una clara característica de la precaria relación civil-militar con la cual se maneja esa institución en el país.

Para interpretar mejor esta observación, nos basta con observar cómo los “otrora anti-militares” del oficialismo se codean, sobreviven políticamente y llevan adelante un avasallante esquema totalitario; los escrúpulos y egoísmos del pasado los han puesto a un lado, utilizan la inteligencia, la guerra sicológica, la táctica militar, la logística, la información y la desinformación y, por si fuera poco, hasta el lenguaje, para golpear sin fuerza a un pueblo valiente y decidido, mimetizando su verdadera estrategia que se contrapone a la tradición y cultura democrática del venezolano y que de pronto encontró invadida su libertad y otros derechos ciudadanos.

Son los mismos comunistas-marxistas de los años 1960 a 1970, en su intento por romper la simetría política de occidente, que cabalgando sobre el proyecto fIdelista, buscaron imponerse con la estrategia de la lucha armada (guerra de guerrillas) en Bolivia, Venezuela y años más tarde en la Chile Allendista. ¡Fracasaron!.

Ahora, vuelven a fracasar en Venezuela en otro intento, exhiben como estrategia y bandera social: “La lucha de Clases”. Pero, la corrupción, aunado a una genética incapacidad política y gerencial para conducir al Estado, los hunde en el tremedal por sus complejos y desvaríos.

Urge una revisión de la estrategia (si es que existe) de la oposición y sus líneas de acción y decisión táctica que pasa por “conocer muy bien al oponente” e identificar su concepto estratégico político, sus fortalezas y debilidades, así como también, nuestras vulnerabilidades y oportunidades, dejando de lado las querencias personalistas de todos, que ya florecieron el 11 de abril de 2002 y que nadie podría asegurar que no reverdecerán en cualquier nuevo desenlace.

No podemos borrar y menos olvidar, que los errores políticos, objetivos aberrantes desde los años 60, las ambiciones de las elites para asumir el poder y utilizar a militares para el  quiebre institucional, pesa sobre los hombros de todos aquellos que la propiciaron, facilitaron y de quienes la favorecen todavía. El proceso y avance de la destrucción institucional comenzada en feb del 92, cobra hoy su cuota maquiavélica y destructiva de la República de Venezuela,
incluyo aquí a todos los ciudadanos y nuestra descendencia.

Las grandes batallas en la arena política, la ganan aquellos que se desprenden de anticuados criterios de lucha política y que actúan con decisión, coraje e inteligencia: la política es una ciencia y por lo tanto, no acepta improvisaciones y ligeras consideraciones; la modernidad, la madurez y el conocimiento de la acción en política no se aprende en los programas de opinión, ni en las aulas de una universidad, por el contrario, se madura y perfecciona el conocimiento hasta convertirse en un estratega político, ello, marca la diferencia entre la victoria y la derrota.

Diciembre de 2002
ivanc45@gmail.com

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