Por: Júrate Rosales
Fuente: Frente Patriótico
Fuente: Frente Patriótico
Uno
de los más persistentes hechos marcados por la Historia de los más
diversos países, es que el suicidio de los parlamentos es el inicio de
las dictaduras. Si bien suena a perogrullada, es extraño que tan pocos
parlamentarios venezolanos parecieran comprender hoy una verdad tan
simple y elemental.
La milenaria Historia europea está repleta de ejemplos que sorprenden por lo repetitivo. Es como si ciertas reglas de gobierno e Historia nunca cambiaran.
Dramática y sangrienta ha sido la lucha del Parlamento ingles iniciada en 1215 con la aceptación por el rey, de la Carta Magna, que obligaba al monarca a consultar a un Consejo de los notables antes de tomar importantes decisiones. Después de una guerra civil y la muerte del rey recalcitrante, a mediados del siglo XIII fue creado el Parlamento ingles y su lucha por existir fue marcada por episodios que los ingleses estudian en sus escuelas primarias. Así como los niños venezolanos estudian en su primer libro que existió un libertador Bolívar, los niñitos británicos, aprenden que en el año 1642 el rey Carlos I entro con guardias armados al Parlamento exigiendo que le fuera entregado el parlamento John Pym y cinco parlamentarios más. Pym y sus cinco compañeros fueron advertidos a tiempo, el rey no los encontró. Carlos I pregunto al vocero del Parlamento William Lenthall, donde estaba Pym y este, heroicamente se negó a revelarlo. Por cierto, Carlos I fue el último monarca ingles en atreverse a entrar en el Parlamento que por ley, le era vedado.
En los tiempos presentes, el celo británico por la inviolabilidad de su “Cámara de los Comunes”, vuelve a resaltar en la anual ceremonia de la apertura del año parlamentario presidida por la Reina. Ella no solamente no puede entrar a la Cámara de los Comunes, que es el Parlamento con los diputados electos por el pueblo, sino que solo puede entrar ese día ataviada de las insignias reales (manto, corona y centro) a la Cámara de los Lores y manda un emisario a invitar a los parlamentarios de la Cámara de los Comunes. El emisario, en ceremonia que ahora es televisada, llega a la puerta del Parlamento y en sus narices, esa puerta le es cerrada, simbolizando la independencia parlamentaria. Entonces, con un basto negro, golpea tres veces la puerta en señal de paz, y entonces ésta se abre.
Ningún país ha tenido un Parlamento tan importante, como Inglaterra y a esto se atribuye el control que tiene la población de las más importantes decisiones nacionales, especialmente las ligadas a la economía. Inglaterra es el país europeo que nunca se adhirió a la moneda común del euro, porque los votantes, a través del Parlamento, no lo han permitido, igual como vigilan que su gobierno no se endeude, o no despilfarre el dinero de toda la nación.
Un famoso caso contrario a la terquedad democrática británica, ha sido un vergononzoso episodio de la Historia de Francia, cuando la cobardía de los parlamentarios abrió las puertas al poder imperial de Napoleón Bonaparte. Es uno de los episodios que esconden los manuales de Historia a los alumnos franceses, quizás por vergüenza. En 1789, la Revolución Francesa fue el triunfo del parlamentarismo que tumbó y decapitó al rey Luis XVI, pero una década más tarde, el 9 de noviembre de 1799, el hermano de Napoleón, Luis Bonaparte, rodeo con tropas armadas a los parlamentarios reunidos en el palacio de Saint Cloud, cerca de París, y éstos, aterrados abandonaron la sesión saltando por las ventanas del primer piso y corriendo por el parque, según creyeron, por sus vidas. Allí empezó la dictadura de Napoleón, cuyos imperiales planes de reinar en toda Europa dejaron a Francia arruinada, con la población diezmada por las guerras napoleónicas y con el gobierno francés devuelto otra vez a los gobiernos de reyes absolutistas. Francia necesito nuevas revoluciones con su correspondientes muertos de 1830 y 1848 para reinstaurar el poder parlamentario.
Hitler fue expedito, al Parlamento, el “Reichstag”, simplemente lo incendio. Mientras que la revolución rusa instauro un Consejo de Comisarios del Pueblo presidido por Lenin, que a la muerte de éste fue reemplazado bajo Stalin por un gobierno de los “soviets”, cuyos miembros vivían aterrorizados por las purgas que eliminaban a los que osaran manifestar alguna discrepancia de las ordenes del líder supremo. El Parlamento fue sustituido, al igual que hoy en China, por unos periódicos Congresos del Partidos Comunista, el parlamentarismo con la presencia de partidos políticos fue eliminado y todo quedo en manos del poder dictatorial de un solo jefe y un solo partido.
Lo inicuo de ese sistema del partido único, recibió su más vitriólica crítica –increíblemente- en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética en el año 1956, cuando Nikita Khrushchev, a puertas cerradas y en el mayor secreto, denuncio las barbaridades del gobierno de Stalin. Lo cual de ninguna manera alivio el sistema de terror, propio de ese gobierno soviético que se rigió por la ausencia de discrepancia hasta que se derrumbo por su propio peso bajo una gigantesca crisis económica.
En la actualidad venezolana del año 2013, está en marcha el plan de instaurar en Venezuela el sistema que rigió en la URSS, rige en China y sigue rigiendo en Cuba. Si los parlamentario venezolanos se pliegan a la iniquidad de violar la Constitución, aceptando eliminar a uno de ellos con una mayoría simple de votos (la mitad mas uno), cuando la Constitución protege al parlamentario exigiendo una votación del 2/3 del Parlamento, el daño será permanente. Venezuela habrá botado por la borda la tradición humana de siglos de luchas parlamentarias y los propios diputados del PSUV se habrán colocado al cuello la soga que ha de ahorcarles, diríamos que incluso en un término de pocos meses. Porque hay normas de la Historia que nunca cambian.
La milenaria Historia europea está repleta de ejemplos que sorprenden por lo repetitivo. Es como si ciertas reglas de gobierno e Historia nunca cambiaran.
Dramática y sangrienta ha sido la lucha del Parlamento ingles iniciada en 1215 con la aceptación por el rey, de la Carta Magna, que obligaba al monarca a consultar a un Consejo de los notables antes de tomar importantes decisiones. Después de una guerra civil y la muerte del rey recalcitrante, a mediados del siglo XIII fue creado el Parlamento ingles y su lucha por existir fue marcada por episodios que los ingleses estudian en sus escuelas primarias. Así como los niños venezolanos estudian en su primer libro que existió un libertador Bolívar, los niñitos británicos, aprenden que en el año 1642 el rey Carlos I entro con guardias armados al Parlamento exigiendo que le fuera entregado el parlamento John Pym y cinco parlamentarios más. Pym y sus cinco compañeros fueron advertidos a tiempo, el rey no los encontró. Carlos I pregunto al vocero del Parlamento William Lenthall, donde estaba Pym y este, heroicamente se negó a revelarlo. Por cierto, Carlos I fue el último monarca ingles en atreverse a entrar en el Parlamento que por ley, le era vedado.
En los tiempos presentes, el celo británico por la inviolabilidad de su “Cámara de los Comunes”, vuelve a resaltar en la anual ceremonia de la apertura del año parlamentario presidida por la Reina. Ella no solamente no puede entrar a la Cámara de los Comunes, que es el Parlamento con los diputados electos por el pueblo, sino que solo puede entrar ese día ataviada de las insignias reales (manto, corona y centro) a la Cámara de los Lores y manda un emisario a invitar a los parlamentarios de la Cámara de los Comunes. El emisario, en ceremonia que ahora es televisada, llega a la puerta del Parlamento y en sus narices, esa puerta le es cerrada, simbolizando la independencia parlamentaria. Entonces, con un basto negro, golpea tres veces la puerta en señal de paz, y entonces ésta se abre.
Ningún país ha tenido un Parlamento tan importante, como Inglaterra y a esto se atribuye el control que tiene la población de las más importantes decisiones nacionales, especialmente las ligadas a la economía. Inglaterra es el país europeo que nunca se adhirió a la moneda común del euro, porque los votantes, a través del Parlamento, no lo han permitido, igual como vigilan que su gobierno no se endeude, o no despilfarre el dinero de toda la nación.
Un famoso caso contrario a la terquedad democrática británica, ha sido un vergononzoso episodio de la Historia de Francia, cuando la cobardía de los parlamentarios abrió las puertas al poder imperial de Napoleón Bonaparte. Es uno de los episodios que esconden los manuales de Historia a los alumnos franceses, quizás por vergüenza. En 1789, la Revolución Francesa fue el triunfo del parlamentarismo que tumbó y decapitó al rey Luis XVI, pero una década más tarde, el 9 de noviembre de 1799, el hermano de Napoleón, Luis Bonaparte, rodeo con tropas armadas a los parlamentarios reunidos en el palacio de Saint Cloud, cerca de París, y éstos, aterrados abandonaron la sesión saltando por las ventanas del primer piso y corriendo por el parque, según creyeron, por sus vidas. Allí empezó la dictadura de Napoleón, cuyos imperiales planes de reinar en toda Europa dejaron a Francia arruinada, con la población diezmada por las guerras napoleónicas y con el gobierno francés devuelto otra vez a los gobiernos de reyes absolutistas. Francia necesito nuevas revoluciones con su correspondientes muertos de 1830 y 1848 para reinstaurar el poder parlamentario.
Hitler fue expedito, al Parlamento, el “Reichstag”, simplemente lo incendio. Mientras que la revolución rusa instauro un Consejo de Comisarios del Pueblo presidido por Lenin, que a la muerte de éste fue reemplazado bajo Stalin por un gobierno de los “soviets”, cuyos miembros vivían aterrorizados por las purgas que eliminaban a los que osaran manifestar alguna discrepancia de las ordenes del líder supremo. El Parlamento fue sustituido, al igual que hoy en China, por unos periódicos Congresos del Partidos Comunista, el parlamentarismo con la presencia de partidos políticos fue eliminado y todo quedo en manos del poder dictatorial de un solo jefe y un solo partido.
Lo inicuo de ese sistema del partido único, recibió su más vitriólica crítica –increíblemente- en el XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética en el año 1956, cuando Nikita Khrushchev, a puertas cerradas y en el mayor secreto, denuncio las barbaridades del gobierno de Stalin. Lo cual de ninguna manera alivio el sistema de terror, propio de ese gobierno soviético que se rigió por la ausencia de discrepancia hasta que se derrumbo por su propio peso bajo una gigantesca crisis económica.
En la actualidad venezolana del año 2013, está en marcha el plan de instaurar en Venezuela el sistema que rigió en la URSS, rige en China y sigue rigiendo en Cuba. Si los parlamentario venezolanos se pliegan a la iniquidad de violar la Constitución, aceptando eliminar a uno de ellos con una mayoría simple de votos (la mitad mas uno), cuando la Constitución protege al parlamentario exigiendo una votación del 2/3 del Parlamento, el daño será permanente. Venezuela habrá botado por la borda la tradición humana de siglos de luchas parlamentarias y los propios diputados del PSUV se habrán colocado al cuello la soga que ha de ahorcarles, diríamos que incluso en un término de pocos meses. Porque hay normas de la Historia que nunca cambian.
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