Por Christian Burgazzi, 28/05/2013
En las entregas anteriores de esta serie (I. La Escena del Crimen, II.
El Tamaño del Engaño) los investigadores descifraron varios elementos de
los delitos que alteraron los resultados electorales del 14-A. Falta
identificar a los supuestos culpables y el arma del delito.
Los indiciados
Los investigadores señalan como los principales indiciados a la Banda de
los Cuatro Clanes y sus pandillas y al jefe del Comando HCF y
ex-presidente del CNE, Jorge Rodríguez, como el autor intelectual y
organizador de la gran estafa. El Sr. Rodríguez es un maestro en estos
menesteres, como lo demostró en el video que ha circulado profusamente,
en el que además de confirmar que no hay Auditoría válida sin los
cuadernos de votación, con firmas y huellas, explica con lujo de detalle
como se meten votos (video a partir del minuto 7:33): “si
tu desbloqueas las máquinas y no hay testigos…o todos los testigos
están de acuerdo y las mesas están de acuerdo, y el proceso de
verificación solamente es posible con los cuadernos de votación…yo
agarro y meto votos + + + y eventualmente después hago firmas planas en
los cuadernos de votación…”
A confesión de parte, relevo de pruebas.
Según los detectives se trata de crimen organizado y los demás cómplices
señalados como miembros de la Banda de los Cuatro Clanes son:
· Las rectoras del
CNE, que por acción y omisión, antes, durante y después del 14-A,
contribuyeron con los abusos electorales.
· Aquellos
militares del Plan República que permitieron las acciones violentas, el
desalojo de testigos y observadores y amedrentaron a los votantes
democráticos.
· Por último los miembros del Tribunal Supremo de Justicia, que jueguen según las señas del régimen.
El arma del delito
La investigación indica que la estafa fue realizada introduciendo votos a
nombre de personas existentes en los cuadernos de votación y ausentes
el día de la votación, así como obligando bajo presión al Voto Asistido.
Esto significa que la trampa fue manual y no electrónica y se pudo
detectar gracias a la masiva participación de los votantes por Capriles.
De haberse abstenido dadas las derrotas del 7-O y del 16-D (día en que
si hubo una abstención elevada) se habría facilitado el engaño.
El extraordinario liderazgo de Capriles logró entusiasmar y movilizar a
sus seguidores de forma tan contundente que el estrecho margen dejó al
descubierto la estafa.
Los estafadores suelen actuar como hábiles prestidigitadores, agitan una
mano por un lado mientras hacen sus trucos y estafas con la otra. Parte
del plan de la Banda de los Cuatro Clanes y sus asociados castristas,
consistió en promover el temor del “Fraude Electrónico” y del “Voto No
Secreto”, para luego realizar su estafa manual.
Lamentablemente algunos opositores mordieron el anzuelo y aunque la
mayoría de los expertos hoy reconoce que la estafa fue manual, quedan
algunos incautos (o infiltrados) que presentándose como “opositores”
antes promovieron la abstención difundiendo los temores que el régimen
promovía, y después se atrevieron a denigrar a los líderes y técnicos de
la MUD por supuestamente haberse dejado engañar o peor, haberse vendido
y traicionado la causa. En las redes sociales algunos (castristas
disfrazados) tuvieron la osadía de llamar traidor a Capriles. Hay otros
tontos útiles que todavía promueven el regreso a las votaciones
manuales, cuando allí está el mayor riesgo de trampa, como ocurrió el
14-A y como ha ocurrido en Venezuela y en el mundo, y seguirá ocurriendo
en toda elección ante la ausencia de testigos o si estos son
expulsados.
Esto no significa que los resultados de todas las elecciones anteriores
fueron falsos. Chávez con su liderazgo mesiánico ganó el 7-O con casi
1.600.000 votos de ventaja, y aunque también hubo votos usurpados en
ausencia de testigos, estos fueron muchos menos y no determinaron el
resultado final. De allí que Capriles reconociera su derrota en esa
ocasión, como ahora rechaza el resultado del 14-A, dado lo cerrado de la
brecha y la inmensa cantidad de irregularidades descritas en las
impugnaciones.
Es importante destacar que la impugnación de todo el proceso electoral
que introdujo Capriles ante el TSJ “no hace ningún reparo al sistema
automatizado de votación, no pone en duda que las máquinas de votación
registran y contabilizan los sufragios correctamente”, como lo reseña una nota de prensa en El Universal, en palabras de uno de los abogados del equipo legal de Capriles, el Dr. Enrique Sánchez Falcón: “no
se está cuestionando la fiabilidad de las máquinas, sino que se están
denunciado todo un cúmulo de situaciones, de vicios, que sin duda alguna
afectaron el desarrollo del proceso comicial de principio a fin y que
indiscutiblemente tuvieron un impacto en el resultado final”.
De hecho, la auditoría de la parte automatizada de proceso electoral,
maquinas y trasmisión, que está realizando el CNE por su cuenta, no
arrojará ninguna irregularidad. Solo una auditoría completa, con los
elementos manuales del proceso: cuadernos de votación, firmas y huellas,
puede sacar a la luz la estafa.
El arma fue la “Manopla cargada”, no el “Electrón fantasma”.
No se pierda la siguiente entrega: IV. El secreto de la “rabo e’ cochino”
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