Editorial
Fuente: La Patria.com
Vía: Ex-Presidente de Colombia Alvaro Uribe VelezCampamentos Farc en Venezuela |
La oferta del presidente Chávez para
ser supuesto mediador en un posible diálogo del gobierno colombiano con
las Farc lo que hace es "mostrar el cobre", como se dice popularmente,
sobre sus verdaderas intenciones con Colombia. Sabemos desde hace mucho
tiempo que las relaciones del presidente venezolano, Hugo Chávez Frías,
con Colombia son de doble filo. La cercanía de su régimen con grupos al
margen de la ley como las Farc no son mitologías, sino que hay
evidencias reales de su ascendencia y hasta de su simpatía con la
guerrilla colombiana. Por eso, si bien también es clave que su régimen
no sea obstáculo para el intercambio comercial que tanto beneficia a
nuestros empresarios, no podemos llegar al colmo de ser tan pragmáticos
como para hacernos los de la vista gorda con sus riesgosos vínculos.
El simple anuncio de las Farc en el sentido de querer liberar a seis de los militares colombianos secuestrados no puede tomarse como un gesto categórico de paz. Para ser considerado como tal, ese grupo subversivo no solo debería dejar libres a todos los que mantiene en cautiverio, sino ofrecer su desarme y regreso a la vida civil, por lo que es prematuro hablar de posibles procesos de paz o nuevos diálogos, como lo quieren hacer ver algunos sectores entre los que se encuentra el mandatario vecino.
Por este motivo, la oferta del presidente Chávez para ser supuesto mediador en un posible diálogo del gobierno colombiano con las Farc lo que hace es "mostrar el cobre", como se dice popularmente, sobre sus verdaderas intenciones con Colombia. Este pronunciamiento, unido a la designación del general Henry Rangel Silva como Ministro de Defensa, con quien alias ‘Timochenko' ha cruzado comprometedora correspondencia, suena más a provocación que a sinceros deseos de que nuestro país supere la aciaga etapa de violencia de seis décadas.
Lo que sí parece claro es que si de verdad el presidente Chávez aprecia a nuestro país y le interesa mantener unas relaciones cordiales de largo aliento, puede aprovechar su cercanía con la guerrilla colombiana para motivarla a desmovilizarse y cortar de manera definitiva con el baño de sangre. De otra manera lo mejor que puede hacer el mandatario venezolano es mantenerse alejado del conflicto colombiano y responder en forma adecuada a la actitud del presidente Juan Manuel Santos de mantener unas relaciones cordiales.
A propósito, el mandatario colombiano, sin renunciar a su vocación diplomática, debería pronunciarse claramente frente a los hechos recientes que aumentan las dudas acerca de la franqueza de Chávez ante Colombia. Además de rechazar cualquier intervención suya en posibles diálogos con las Farc, se espera un pronunciamiento suyo acerca del nuevo Ministro de Defensa, quien evidentemente ha tenido vínculos notorios con la guerrilla colombiana y se convierte en un riesgo innegable para la seguridad de nuestro país.
La situación colombiana está pasando por un momento de coyuntura que requiere gran tacto y prudencia. El país no puede renunciar a mantener sus ofensivas en contra de las Farc, incluso en las zonas de frontera, como el Catatumbo o la Orinoquía, donde se sabe que se refugian destacados cabecillas subversivos, y no contentarse con supuestos ofrecimientos de paz que se mantienen en terreno gaseoso, y que podrían no ser más que cortinas de humo.
Además, sin caer en las expresiones que
llevaron al rompimiento de relaciones entre los dos países en el 2008,
hay que señalar sin rodeos los hechos que podrían resultar perjudiciales
para nuestro país; este es uno de esos momentos en los que no puede
haber excesos de diplomacia, pues de lo contrario estaríamos
cohonestando con actitudes que más adelante podrían profundizarse,
ocasionándonos muchos dolores de cabeza. Es mejor reaccionar de una vez
con firmeza y no tener que explotar más adelante, generando tensiones
más graves.
http://aserne.blogspot.com/
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