Los televidentes del programa Aló Ciudadano, quedamos gratamente
sorprendidos: por fin comenzaba el verdadero debate, tan esperado por
todos.
Asombrados, los televidentes pudimos presenciar cómo uno de los
precandidatos, el Dr. Diego Arria, se medía contra el equipo del
programa Aló Ciudadano, conformado por cuatro entrevistadores. Porque
eran ellos los que debatían contra él y no, como podía esperarse, otro
precandidato. Pero digo que fue grato porque pudimos observar a un
político cuyo autocontrol en un ambiente adverso fue impecable,
magistralmente sereno, con respuestas atinadas y las dosis exactas de
templanza y coraje necesarias para exponer la verdadera realidad que
nos agobia y que ningún otro precandidato menciona siquiera.
En ese momento confirmé que la única fórmula para el adecentamiento
que todos añoramos es la de hablar con la verdad. Y comprendí que las
verdades sólo pueden ser dichas por personas que han asumido un
compromiso con la Historia.
La otra cara de la moneda es que los televidentes nos quedamos con
un sabor a cosa ácida, nada potable, ese sabor que nos persigue día
tras día, el desagradable sabor de los acuerdos detrás de cámaras.
Porque nadie entendió a qué intereses obedecía la insólita actitud de
los periodistas, que se dirigían al candidato como si se tratara de un
contrincante. Y que no puede atribuirse más que a una “línea editorial”
subyacente en el programa y desconocida para la audiencia.
Hoy domingo, a dos días del debate, no puedo digerir aún la
sentenciosa declaración del Sr. Castillo, @elcitizen, que -palabras más
palabras menos- dijo que la MUD es más importante que la democracia. Es
decir que ahora tenemos dos monarquías paralelas: La de Hugo, el
dictador, más allá del mal, y la de la MUD, por encima de la
democracia.
Para Globovisión:
Estimados Señores,
En el año 2009, específicamente el día 25 de Junio , formé parte de
la protesta a nivel mundial que realizó Un Mundo Sin Mordaza contra el
cierre del canal. He sido desde hace mucho antes de eso, una activista
comprometida con la defensa de los derechos humanos y en particular del
derecho a la Libertad de Expresión, derecho transversal sin el cual
ningún derecho puede existir.
En cada atentado de la dictadura contra Globovisión he mantenido una
actitud de protesta activa.
Y así como yo, cientos de miles de
venezolanos han salido a las calles en apoyo y defensa de ese canal.
Por esos venezolanos entre los que me cuento, por la dignidad, por la
imparcialidad y la objetividad, solicito a Globovisión que se
reivindique ante los venezolanos, que se diferencie del régimen al que
se opone. Que no asuma la misma actitud que todos hemos combatido. Los
que discrepan de sus puntos de vista, los que quieren conservar su
inalienable derecho a disentir de los dictámenes de la MUD (ahora
auto-proclamada como única vocera válida de la oposición) deben ser
respetados. La verdadera democracia se basa en el respeto a las
minorías. La dictadura de la mayoría (en el supuesto de que la mayoría
apoyara a la MUD) es, por el contrario, un concepto totalitario.
A Leopoldo Castillo, @elcitizen, le sugiero que se pregunte cómo
quiere que la Historia lo recuerde en este momento en que la nación se
juega la vida.
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