23-Oct 06:34 amLaura Helena Castillo / Fabiola Zerpa
Las rocas fosfáticas de las cercanías de Navay, en Táchira, tienen un
contenido del mineral que puede utilizarse con fines nucleares. El
Gobierno iraní ha mostrado interés en las minas de la zona, aunque
asegura que el propósito es producir fertilizantes.
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas | EFE
"El Gobierno de Irán y la empresa Tripoliven, interesados en la roca fosfática que produce Fosfasuroeste en el estado Táchira", titula una nota de prensa publicada el 28 de diciembre de 2010 en la página web de Corpoandes.
Dice en el texto que el 22 de diciembre el embajador de Irán en Venezuela, Abdolreza Mesri, visitó Mérida y manifestó la voluntad del Gobierno de su país en hacer negocios con la roca fosfática que se explota en los yacimientos de Táchira, a través de Fosfasuroeste, filial de Corpoandes, organismo adscrito a la Vicepresidencia de la República de Venezuela.
A Mesri lo recibió el presidente de Corpoandes, Francisco Raúl García Jarpa, geólogo de profesión que hace décadas trabajó en el Ministerio de Minas, en los Andes. El funcionario venezolano le hizo una presentación sobre los yacimientos de Monte Fresco que ha sido explotado y el de la región de Navay, entre los pueblos de Abejales y San Joaquín de Navay en proyecto de extracción, con reservas certificadas de más de 100 millones de toneladas. Señala la nota que el interés de los iraníes y de Tripoliven empresa venezolana con sede en Morón en esa área al sureste tachirense es la producción de fertilizantes, derivados del fósforo.
Pero las labores de cartografía hechas por geólogos franceses, estadounidenses y venezolanos desde los años cincuenta han demostrado que, precisamente, los yacimientos de roca fosfática de Navay también tienen un importante potencial geológico para la extracción de uranio.
Llama la atención de la nota de prensa que los iraníes no sólo tienen intención de ser compradores de la materia prima, sino que también aspiran a hacer trabajo de campo en Táchira. En la mencionada reunión entre Mesri y García Jarpa se acordó que a principios de 2011 viajarían especialistas iraníes a verificar los yacimientos en el campo y a revisar toda la documentación existente sobre los estudios realizados en los yacimientos. También se analizó "la posibilidad de exportación de roca fosfática a Irán".
La importancia de la zona de Navay está documentada. En 2007, durante el IX Congreso de Geología de Venezuela, Jean Pasquali, profesor de la UCV y ex director del extinto Consejo Nacional para el Desarrollo de la Industria Nuclear, y Ramón Sifontes, investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra de la UCV, presentaron el trabajo Exploración de Uranio en Venezuela.
Dice en el texto que el 22 de diciembre el embajador de Irán en Venezuela, Abdolreza Mesri, visitó Mérida y manifestó la voluntad del Gobierno de su país en hacer negocios con la roca fosfática que se explota en los yacimientos de Táchira, a través de Fosfasuroeste, filial de Corpoandes, organismo adscrito a la Vicepresidencia de la República de Venezuela.
A Mesri lo recibió el presidente de Corpoandes, Francisco Raúl García Jarpa, geólogo de profesión que hace décadas trabajó en el Ministerio de Minas, en los Andes. El funcionario venezolano le hizo una presentación sobre los yacimientos de Monte Fresco que ha sido explotado y el de la región de Navay, entre los pueblos de Abejales y San Joaquín de Navay en proyecto de extracción, con reservas certificadas de más de 100 millones de toneladas. Señala la nota que el interés de los iraníes y de Tripoliven empresa venezolana con sede en Morón en esa área al sureste tachirense es la producción de fertilizantes, derivados del fósforo.
Pero las labores de cartografía hechas por geólogos franceses, estadounidenses y venezolanos desde los años cincuenta han demostrado que, precisamente, los yacimientos de roca fosfática de Navay también tienen un importante potencial geológico para la extracción de uranio.
Llama la atención de la nota de prensa que los iraníes no sólo tienen intención de ser compradores de la materia prima, sino que también aspiran a hacer trabajo de campo en Táchira. En la mencionada reunión entre Mesri y García Jarpa se acordó que a principios de 2011 viajarían especialistas iraníes a verificar los yacimientos en el campo y a revisar toda la documentación existente sobre los estudios realizados en los yacimientos. También se analizó "la posibilidad de exportación de roca fosfática a Irán".
La importancia de la zona de Navay está documentada. En 2007, durante el IX Congreso de Geología de Venezuela, Jean Pasquali, profesor de la UCV y ex director del extinto Consejo Nacional para el Desarrollo de la Industria Nuclear, y Ramón Sifontes, investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra de la UCV, presentaron el trabajo Exploración de Uranio en Venezuela.
En
el apartado dedicado a los Andes, indican que entre las numerosas
anomalías uraníferas localizadas, se menciona la que está asociada a las
capas de areniscas y limolitas fosfáticas del estado Táchira,
específicamente en el área denominada Miembro Quevedo de la Formación
Navay.
En su estudio, Pasquali y Sifontes detallan las características del área en la que, añaden, resultaría factible el aprovechamiento de uranio. "La anomalía tiene una extensión lateral de 12 kilómetros con varias capas de hasta 5 metros de espesor, con concentraciones de 100 a 400 ppm de uranio y, localmente, más altas (Pasquali, 1981) (...) De cualquier manera, la anomalía es de gran tamaño y merece ser estudiada. En especial, si los fosfatos fueran explotados, la concentración de uranio es lo suficientemente alta como para hacer económica su extracción y, asimismo, necesaria por razones ambientales, para que los fertilizantes derivados no contaminen los suelos en donde sean utilizados (Stewart, et al., 2007)", reseña una parte del texto.
El criterio de García Jarpa soLa ONU afirma que Irán no ha garantizado al mundo que sólo utiliza uranio enriquecido con fines pacíficos y no militares.
Teherán considera que no está obligada a permitir inspecciones a sus centrales nucleares Desconfianza mundial bre las posibilidades de exploración uranífera en Táchira difiere de los hallazgos ya citados.
"En ninguna parte del mundo se obtiene uranio a partir de la roca fosfática, pues el contenido de ese elemento es muy bajo y se mide sólo en trazas o partes por millón. Los minerales que son menas de uranio son diferentes de las rocas fosfáticas y tienen un contenido mayor a 1%. Las rocas fosfáticas como las que se explotan en el Táchira solamente pueden usarse como fertilizantes, así que deje de estar haciendo volar la imaginación pensando que el interés de los iraníes es por el uranio y no el fertilizante", enfatizó el geólogo, pero en un contacto posterior recomendó consultar a Pasquali y Sifontes, reconocidos en la comunidad académica venezolana como referencias en los estudios sobre el material.
"La zona conocida del Táchira que presenta concentraciones altas en uranio en la roca fosfática está en las cercanías de San Joaquín de Navay. Si la roca fosfática tiene una concentración considerable de uranio, éste debe ser extraído con el fin de que el fertilizante no contamine. En ese caso, el uranio es un subproducto", ratifica Pasquali cuando se le presenta la consulta.
La obtención de uranio a partir de rocas fosfáticas ha captado la atención de expertos internacionales. Se le considera una fuente "no convencional" en la cual el mineral se obtiene como un subproducto menor (bajo el esquema convencional el uranio se recupera como un producto principal). Luis López, miembro de la Comisión de Energía Atómica de Argentina, considera que la explotación uranífera del futuro se realizará precisamente a partir de rocas fosfáticas ante la escasez mundial del mineral.
El Consejo de Seguridad de la ONU prohibió en 2010 la presencia iraní en cualquier actividad relacionada con la extracción de uranio en el mundo.
Esa es la materia prima utilizada en el programa nuclear de esa nación, cuyo gobierno asegura que tiene fin pacífico aunque la comunidad internacional piensa lo contrario.
Fosfato paralizado. En octubre de 2010, el Comando Regional Número 1 de la Guardia Nacional emitió un acta de paralización preventiva de las actividades de Fosfasuroeste en el yacimiento de Monte Fresco, estado Táchira, en funciones de resguardo nacional minero.
La decisión se tomó dos meses antes de la visita del embajador de Irán. Desde hace un año la empresa no realiza ninguna producción y hasta la fecha los militares no han informado las razones de dicha medida.
La Revista Minera reproduce dos notas de prensa de la propia Corpoandes sobre la situación. En abril de 2011 publicaron: "Esta paralización de la única mina de roca fosfática del país que produce y comercializa fertilizante fosforado natural de aplicación directa, destinada a la obtención de la soberanía agroalimentaria, tuvo el efecto inmediato de provocar el despido de 90% del personal de Fosfatos del Suroeste, C. A., en el mes de marzo de 2011".
"Tripoliven se interesó en nuestra roca fosfática antes de la paralización y ya habían prepagado cierta cantidad de mineral que no les pudimos enviar. Por lo tanto, le devolvimos el dinero que nos habían depositado. Estamos actualmente luchando en la Fiscalía para que la medida de paralización sea revocada, pues causa un daño a la nación", dijo García Jarpa. No obstante, hasta el cierre de esta edición, el geólogo no respondió cuál era el estatus de la negociación con los iraníes y si, a pesar de la situación de Fosfasuroeste, habían visitado zonas de Táchira para explorar más detalladamente sus suelos.
Convenios confidenciales. Rodolfo Sanz era ministro de Industrias Básicas y Minería en septiembre de 2009, cuando dio una declaración que todavía es recordada: "Tenemos reservas de uranio que estamos detectando con Irán, que nos ha ayudado en los vuelos aerogeofísicos y en los análisis geoquímicos". Agregó entonces que las evaluaciones iniciales "han permitido detectar anomalías radiométricas que indican la existencia de uranio en las zonas del occidente del país y en Santa Elena de Uairén (Bolívar)". Dijo que el proceso de certificación de ese y otros minerales era una decisión que dependía del presidente Hugo Chávez. De concretarse, el proceso debía comenzar entre los años 2009 y 2011.
Las declaraciones de Sanz generaron una reacción casi inmediata de sus colegas del Gabinete. Fueron negadas de inmediato por Jesse Chacón y Rafael Ramírez, ministros de Ciencias y Tecnología y de Energía y Petróleo, respectivamente.
El primero dijo que el acuerdo en esa materia era con Rusia y que no estaba circunscrito al uranio, sino que se investigarían también otros minerales.
Pero Ramírez fue más lejos al señalar que no existía ningún tipo de plan de exploración de uranio. Ni Sanz ni ningún otro funcionario volvieron a referirse más al asunto.
Entre 2005 y 2008, la cooperación minera binacional se estrechó. En ese período un conjunto de expertos iraníes trabajaron en el levantamiento de mapas geoquímicos en Mérida, Táchira, Trujillo y Barinas, estados cuyas riquezas del subsuelo incluyen probables yacimientos de uranio según estudios científicos de venezolanos adscritos a universidades nacionales y entes estatales realizados desde los años cincuenta. Además, los iraníes elaboraron una base de datos con información geológica y mineralógica.
Ambas iniciativas fueron producto de convenios firmados en 2005 entre el Gobierno de Irán y el Instituto de Geología y Minería, adscrito al Ministerio de Industrias Básicas y Minería. Ese mismo año, el presidente Hugo Chávez anunció su intención de desarrollar una industria nuclear en Venezuela con fines pacíficos.
A seis años de haberse suscrito, los acuerdos con Irán permanecen en la estricta confidencialidad y los funcionarios que acceden a hablar lo hacen bajo la condición de anonimato. "Los iraníes fueron muy audaces. Vinieron aquí y escanearon mucho material, entre 2005 y 2007. También usaron mapas geológicos de la Creole Corporation de los años cincuenta. Vinieron buscando uranio", indicó una fuente de Mibam.
"Estuvieron encerrados en una oficina de la sede de Parque Central analizando mapas".
También trabajaron en los laboratorios de Ingeomin, en la urbanización La Florida.
Los visitantes realizaron trabajos de campo, pero no extensivamente, de acuerdo con fuentes gubernamentales, y se focalizaron en Mérida. Viajaron también al estado Bolívar, pero allí permanecieron por muy corto tiempo. El funcionario se quejó de no poder conocer los resultados de ese convenio en específico. Sólo sabe que los mapas resultantes fueron elaborados en inglés y que utilizaron una nomenclatura desconocida para el personal de Ingeomin.
"Todo ese material es confidencial y los que trabajamos aquí no tenemos acceso a él.
Aquí hay estudios hechos por venezolanos que son confidenciales, pero al menos podemos consultar el título en el sistema informático que tenemos. Con el de los iraníes no", dijo. Añadió que el personal iraní que acudía a las oficinas de Parque Central se limitaba a realizar su trabajo y no desarrollaron vínculos con ningún trabajador del ministerio. "Cuando había reuniones, a pesar de que se hallaba un traductor, la comunicación era muy mala", recuerda.
Un funcionario de los laboratorios de Ingeomin confirmó la estadía de los iraníes en esa sede, pero niega que el objetivo hubiera sido la exploración del mencionado mineral. "Ellos estuvieron aquí hasta hace dos años. Realizaron estudios de exploración sin ninguna intención de buscar algo en específico como uranio, tal como se ha señalado", indicó parcamente.
De acuerdo con la página web de Ingeomin, el objetivo del convenio para la "Base de datos de las Geo-Ciencias en Venezuela" era "desarrollar un sistema de información geocientífica estandarizada (...) que involucre la participación ciudadana en todos los niveles de toma de decisiones". El proyecto costó 13 millones de dólares, según el Gobierno iraní, pagados por Venezuela. La base de datos está activa pero sólo pueden acceder quienes estén autorizados.
El segundo convenio se denominó "Estudios de geología, geoquímica y geofísica de los estados Mérida, Táchira, Trujillo y Barinas". Tiene por finalidad "generar mapas temáticos de yacimientos de mineralizaciones, así como la prestación de servicios de consultoría, transferencia tecnológica y la asistencia técnica". El Nacional intentó obtener copias de los convenios a través de Mibam, pero no se obtuvieron resultados.
En 2009, William Dávila, ex gobernador de Mérida y hoy diputado, denunció la presencia de iraníes en las minas de Los Molinos de las Tapias, en Bailadores, un pueblo de vocación agrícola en el cual desde los campesinos hasta el alcalde comentan la posibilidad de que en el subsuelo de la zona hay uranio.
En marzo de 2008, la V Comisión Mixta Irán-Venezuela, reunida en Caracas y presidida por los ministros de minas de ambos países, decidió evaluar la renovación de los dos acuerdos mineros. No se pudo confirmar si fueron extendidos.
Pero en la VII Comisión Mixta, celebrada en septiembre pasado, no se hicieron nuevos anuncios mineros. Una fuente de Mibam confirmó que algunos convenios con Irán son confidenciales y que la mayoría no se cumplen debido a carencia de recursos y de personal. Además, ha habido un giro político. "Específicamente el de la base de datos geomática se suspendió este año porque es información de interés estratégico para el país", indicó.
Política del silencio. El secretismo que rodea los alcances de la cooperación en materia de exploración contrasta con la efusividad de los anuncios oficiales hechos en 2008 y 2009, y los pasos del Gobierno en los foros internacionales relacionados con la energía nuclear.
En noviembre de 2008, Venezuela presentó ante la Agencia Internacional de Energía Atómica el proyecto "Sistema de información sobre recursos de minerales radiactivos en Venezuela", que tiene como objetivo la exploración de uranio.
Fue expuesto por el Grupo de Exploración de Uranio de la Dirección de Energías Alternativas, entonces adscrita al Ministerio de Energía y Petróleo.
El trabajo contó con asesoría de la República checa, según el documento que cuelga en la web del organismo internacional.
El proyecto de la Dirección de Energías Alternativas determinó tres áreas prioritarias para ubicar yacimientos: El Baúl (Cojedes), los Andes y el sur del Amazonas. Aunque existen estudios al respecto desde los años treinta del siglo pasado, no existe un cálculo sobre las reservas. Ése sería el primer paso para iniciar el desarrollo de la industria nuclear.
En opinión de Jean Pasquali, el plan está diseñado "para una acción a corto plazo" y los autores son un "grupo informado y con visión clara sobre cómo dirigir un programa ambicioso de exploración de uranio". El investigador propuso en 1977 un proyecto nacional similar, cuando presidió el Consejo Nacional para el Desarrollo de la Industria Nuclear, pero el plan se abandonó "por falta de interés".
El viraje discursivo de las afirmaciones de Sanz a las negaciones de Chacón y Ramírez coincidió con la época en la que el Consejo de Seguridad de la ONU analizaba una cuarta ronda de sanciones a Teherán. Los iraníes tienen respaldo venezolano, que oficialmente considera que el programa nuclear de sus aliados es pacífico.
Ministerio de Energía Eléctrica ejecutó plan exploratorio en 2010
En su estudio, Pasquali y Sifontes detallan las características del área en la que, añaden, resultaría factible el aprovechamiento de uranio. "La anomalía tiene una extensión lateral de 12 kilómetros con varias capas de hasta 5 metros de espesor, con concentraciones de 100 a 400 ppm de uranio y, localmente, más altas (Pasquali, 1981) (...) De cualquier manera, la anomalía es de gran tamaño y merece ser estudiada. En especial, si los fosfatos fueran explotados, la concentración de uranio es lo suficientemente alta como para hacer económica su extracción y, asimismo, necesaria por razones ambientales, para que los fertilizantes derivados no contaminen los suelos en donde sean utilizados (Stewart, et al., 2007)", reseña una parte del texto.
El criterio de García Jarpa soLa ONU afirma que Irán no ha garantizado al mundo que sólo utiliza uranio enriquecido con fines pacíficos y no militares.
Teherán considera que no está obligada a permitir inspecciones a sus centrales nucleares Desconfianza mundial bre las posibilidades de exploración uranífera en Táchira difiere de los hallazgos ya citados.
"En ninguna parte del mundo se obtiene uranio a partir de la roca fosfática, pues el contenido de ese elemento es muy bajo y se mide sólo en trazas o partes por millón. Los minerales que son menas de uranio son diferentes de las rocas fosfáticas y tienen un contenido mayor a 1%. Las rocas fosfáticas como las que se explotan en el Táchira solamente pueden usarse como fertilizantes, así que deje de estar haciendo volar la imaginación pensando que el interés de los iraníes es por el uranio y no el fertilizante", enfatizó el geólogo, pero en un contacto posterior recomendó consultar a Pasquali y Sifontes, reconocidos en la comunidad académica venezolana como referencias en los estudios sobre el material.
"La zona conocida del Táchira que presenta concentraciones altas en uranio en la roca fosfática está en las cercanías de San Joaquín de Navay. Si la roca fosfática tiene una concentración considerable de uranio, éste debe ser extraído con el fin de que el fertilizante no contamine. En ese caso, el uranio es un subproducto", ratifica Pasquali cuando se le presenta la consulta.
La obtención de uranio a partir de rocas fosfáticas ha captado la atención de expertos internacionales. Se le considera una fuente "no convencional" en la cual el mineral se obtiene como un subproducto menor (bajo el esquema convencional el uranio se recupera como un producto principal). Luis López, miembro de la Comisión de Energía Atómica de Argentina, considera que la explotación uranífera del futuro se realizará precisamente a partir de rocas fosfáticas ante la escasez mundial del mineral.
El Consejo de Seguridad de la ONU prohibió en 2010 la presencia iraní en cualquier actividad relacionada con la extracción de uranio en el mundo.
Esa es la materia prima utilizada en el programa nuclear de esa nación, cuyo gobierno asegura que tiene fin pacífico aunque la comunidad internacional piensa lo contrario.
Fosfato paralizado. En octubre de 2010, el Comando Regional Número 1 de la Guardia Nacional emitió un acta de paralización preventiva de las actividades de Fosfasuroeste en el yacimiento de Monte Fresco, estado Táchira, en funciones de resguardo nacional minero.
La decisión se tomó dos meses antes de la visita del embajador de Irán. Desde hace un año la empresa no realiza ninguna producción y hasta la fecha los militares no han informado las razones de dicha medida.
La Revista Minera reproduce dos notas de prensa de la propia Corpoandes sobre la situación. En abril de 2011 publicaron: "Esta paralización de la única mina de roca fosfática del país que produce y comercializa fertilizante fosforado natural de aplicación directa, destinada a la obtención de la soberanía agroalimentaria, tuvo el efecto inmediato de provocar el despido de 90% del personal de Fosfatos del Suroeste, C. A., en el mes de marzo de 2011".
"Tripoliven se interesó en nuestra roca fosfática antes de la paralización y ya habían prepagado cierta cantidad de mineral que no les pudimos enviar. Por lo tanto, le devolvimos el dinero que nos habían depositado. Estamos actualmente luchando en la Fiscalía para que la medida de paralización sea revocada, pues causa un daño a la nación", dijo García Jarpa. No obstante, hasta el cierre de esta edición, el geólogo no respondió cuál era el estatus de la negociación con los iraníes y si, a pesar de la situación de Fosfasuroeste, habían visitado zonas de Táchira para explorar más detalladamente sus suelos.
Convenios confidenciales. Rodolfo Sanz era ministro de Industrias Básicas y Minería en septiembre de 2009, cuando dio una declaración que todavía es recordada: "Tenemos reservas de uranio que estamos detectando con Irán, que nos ha ayudado en los vuelos aerogeofísicos y en los análisis geoquímicos". Agregó entonces que las evaluaciones iniciales "han permitido detectar anomalías radiométricas que indican la existencia de uranio en las zonas del occidente del país y en Santa Elena de Uairén (Bolívar)". Dijo que el proceso de certificación de ese y otros minerales era una decisión que dependía del presidente Hugo Chávez. De concretarse, el proceso debía comenzar entre los años 2009 y 2011.
Las declaraciones de Sanz generaron una reacción casi inmediata de sus colegas del Gabinete. Fueron negadas de inmediato por Jesse Chacón y Rafael Ramírez, ministros de Ciencias y Tecnología y de Energía y Petróleo, respectivamente.
El primero dijo que el acuerdo en esa materia era con Rusia y que no estaba circunscrito al uranio, sino que se investigarían también otros minerales.
Pero Ramírez fue más lejos al señalar que no existía ningún tipo de plan de exploración de uranio. Ni Sanz ni ningún otro funcionario volvieron a referirse más al asunto.
Entre 2005 y 2008, la cooperación minera binacional se estrechó. En ese período un conjunto de expertos iraníes trabajaron en el levantamiento de mapas geoquímicos en Mérida, Táchira, Trujillo y Barinas, estados cuyas riquezas del subsuelo incluyen probables yacimientos de uranio según estudios científicos de venezolanos adscritos a universidades nacionales y entes estatales realizados desde los años cincuenta. Además, los iraníes elaboraron una base de datos con información geológica y mineralógica.
Ambas iniciativas fueron producto de convenios firmados en 2005 entre el Gobierno de Irán y el Instituto de Geología y Minería, adscrito al Ministerio de Industrias Básicas y Minería. Ese mismo año, el presidente Hugo Chávez anunció su intención de desarrollar una industria nuclear en Venezuela con fines pacíficos.
A seis años de haberse suscrito, los acuerdos con Irán permanecen en la estricta confidencialidad y los funcionarios que acceden a hablar lo hacen bajo la condición de anonimato. "Los iraníes fueron muy audaces. Vinieron aquí y escanearon mucho material, entre 2005 y 2007. También usaron mapas geológicos de la Creole Corporation de los años cincuenta. Vinieron buscando uranio", indicó una fuente de Mibam.
"Estuvieron encerrados en una oficina de la sede de Parque Central analizando mapas".
También trabajaron en los laboratorios de Ingeomin, en la urbanización La Florida.
Los visitantes realizaron trabajos de campo, pero no extensivamente, de acuerdo con fuentes gubernamentales, y se focalizaron en Mérida. Viajaron también al estado Bolívar, pero allí permanecieron por muy corto tiempo. El funcionario se quejó de no poder conocer los resultados de ese convenio en específico. Sólo sabe que los mapas resultantes fueron elaborados en inglés y que utilizaron una nomenclatura desconocida para el personal de Ingeomin.
"Todo ese material es confidencial y los que trabajamos aquí no tenemos acceso a él.
Aquí hay estudios hechos por venezolanos que son confidenciales, pero al menos podemos consultar el título en el sistema informático que tenemos. Con el de los iraníes no", dijo. Añadió que el personal iraní que acudía a las oficinas de Parque Central se limitaba a realizar su trabajo y no desarrollaron vínculos con ningún trabajador del ministerio. "Cuando había reuniones, a pesar de que se hallaba un traductor, la comunicación era muy mala", recuerda.
Un funcionario de los laboratorios de Ingeomin confirmó la estadía de los iraníes en esa sede, pero niega que el objetivo hubiera sido la exploración del mencionado mineral. "Ellos estuvieron aquí hasta hace dos años. Realizaron estudios de exploración sin ninguna intención de buscar algo en específico como uranio, tal como se ha señalado", indicó parcamente.
De acuerdo con la página web de Ingeomin, el objetivo del convenio para la "Base de datos de las Geo-Ciencias en Venezuela" era "desarrollar un sistema de información geocientífica estandarizada (...) que involucre la participación ciudadana en todos los niveles de toma de decisiones". El proyecto costó 13 millones de dólares, según el Gobierno iraní, pagados por Venezuela. La base de datos está activa pero sólo pueden acceder quienes estén autorizados.
El segundo convenio se denominó "Estudios de geología, geoquímica y geofísica de los estados Mérida, Táchira, Trujillo y Barinas". Tiene por finalidad "generar mapas temáticos de yacimientos de mineralizaciones, así como la prestación de servicios de consultoría, transferencia tecnológica y la asistencia técnica". El Nacional intentó obtener copias de los convenios a través de Mibam, pero no se obtuvieron resultados.
En 2009, William Dávila, ex gobernador de Mérida y hoy diputado, denunció la presencia de iraníes en las minas de Los Molinos de las Tapias, en Bailadores, un pueblo de vocación agrícola en el cual desde los campesinos hasta el alcalde comentan la posibilidad de que en el subsuelo de la zona hay uranio.
En marzo de 2008, la V Comisión Mixta Irán-Venezuela, reunida en Caracas y presidida por los ministros de minas de ambos países, decidió evaluar la renovación de los dos acuerdos mineros. No se pudo confirmar si fueron extendidos.
Pero en la VII Comisión Mixta, celebrada en septiembre pasado, no se hicieron nuevos anuncios mineros. Una fuente de Mibam confirmó que algunos convenios con Irán son confidenciales y que la mayoría no se cumplen debido a carencia de recursos y de personal. Además, ha habido un giro político. "Específicamente el de la base de datos geomática se suspendió este año porque es información de interés estratégico para el país", indicó.
Política del silencio. El secretismo que rodea los alcances de la cooperación en materia de exploración contrasta con la efusividad de los anuncios oficiales hechos en 2008 y 2009, y los pasos del Gobierno en los foros internacionales relacionados con la energía nuclear.
En noviembre de 2008, Venezuela presentó ante la Agencia Internacional de Energía Atómica el proyecto "Sistema de información sobre recursos de minerales radiactivos en Venezuela", que tiene como objetivo la exploración de uranio.
Fue expuesto por el Grupo de Exploración de Uranio de la Dirección de Energías Alternativas, entonces adscrita al Ministerio de Energía y Petróleo.
El trabajo contó con asesoría de la República checa, según el documento que cuelga en la web del organismo internacional.
El proyecto de la Dirección de Energías Alternativas determinó tres áreas prioritarias para ubicar yacimientos: El Baúl (Cojedes), los Andes y el sur del Amazonas. Aunque existen estudios al respecto desde los años treinta del siglo pasado, no existe un cálculo sobre las reservas. Ése sería el primer paso para iniciar el desarrollo de la industria nuclear.
En opinión de Jean Pasquali, el plan está diseñado "para una acción a corto plazo" y los autores son un "grupo informado y con visión clara sobre cómo dirigir un programa ambicioso de exploración de uranio". El investigador propuso en 1977 un proyecto nacional similar, cuando presidió el Consejo Nacional para el Desarrollo de la Industria Nuclear, pero el plan se abandonó "por falta de interés".
El viraje discursivo de las afirmaciones de Sanz a las negaciones de Chacón y Ramírez coincidió con la época en la que el Consejo de Seguridad de la ONU analizaba una cuarta ronda de sanciones a Teherán. Los iraníes tienen respaldo venezolano, que oficialmente considera que el programa nuclear de sus aliados es pacífico.
Ministerio de Energía Eléctrica ejecutó plan exploratorio en 2010
El Ministerio de Energía Eléctrica ejecutó el año pasado un plan de exploración de uranio en Zulia y los Andes, según la Memoria y Cuenta de ese despacho correspondiente a 2010, que precisa que el proyecto se llevó a cabo en 50% y actualmente se encuentra detenido.
El "Estudio geológico, geoquímico y geofísico de anomalías de uranio en la región de los Andes-Frente Norandino y Sur del Lago de Maracaibo" fue desarrollado por la Subdirección de Energía Atómica del Ministerio de Energía Eléctrica, conjuntamente con Ingeomin. Tuvo un presupuesto de 426.000 bolívares y contó con un equipo de 4 empleados directos y 12 indirectos.
De acuerdo con el documento, se tomaron muestras de uranio en zonas de Mérida y Zulia.
El trabajo se hizo mediante salidas de campo, muestreo geoquímico y medidas geofísicas, que servirían "para evaluar, verificar y ampliar la información de minerales radiactivos" del área. Quedó pendiente evaluar el estado Trujillo.
Problemas administrativos "la falta de nacionalización de un manetómetro" y operativos "carencia de baquianos, choferes y vehículos" impidieron que el proyecto se cumpliera a cabalidad en 2010.
Hector Constant, director de Energía Atómica de la Dirección de Energías Alternativas del Ministerio de Energía Eléctrica, que coordinaba los trabajos, indicó vía telefónica esta semana que el programa fue paralizado: "No se avanzó, de acuerdo con las instrucciones del presidente Hugo Chávez de suspender los programas nucleares que llevábamos, después del accidente en Fukushima". Preguntado sobre si el proyecto contó con alguna asesoría iraní, Constant fue enfático: "Absolutamente no. Fue realizado en su totalidad con esfuerzos propios".
La Memoria y Cuenta indica que el objetivo es "ampliar la información geocientífica (geológica, geofísica, geoquímica y minera) que permita el diseño de la fase de exploración de los recursos minerales radiactivos en Venezuela".
El proyecto fue concebido por la Dirección de Energías Alternativas, entonces adscrita al Ministerio de Energía y Petróleo. Al crearse el Ministerio de Energía Eléctrica en 2010, la dependencia fue transferida a este despacho. En su informe de 2010, el Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y la Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe, organismo regional que asiste a los países en el uso de la energía nuclear, señala que ha sido informado por Venezuela sobre el plan.
La nación participa en ese foro como invitada en el proyecto de "Mejoramiento regional de exploración, explotación y producción de uranio".
Interpretación controversial
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas prohibió expresamente a Irán la adquisición de cualquier interés comercial en el mundo relacionado con la explotación de un recurso estratégico: el uranio. El panel de expertos que hace seguimiento a las sanciones considera, sin embargo, que ese país puede estar en la búsqueda de nuevas fuentes naturales del material. En un informe que fue filtrado a la prensa internacional el año pasado, se indica que proveedores emergentes, algunos de los cuales están localizados en África, se encontraban en el radar de la República islámica. Aunque los especialistas aseguran que no tienen información alguna sobre transferencias del recurso a manos iraníes, no dejan de manifestar preocupación por la falta de controles que pudiera existir en algunos de los nuevos productores. Mencionan, además, que potencias mineras como Canadá y Australia, en las cuales se explota el uranio, aplican estrictas regulaciones para evitar los desvíos del material.
En el informe no se menciona a Venezuela, a pesar de que se deja constancia del interés iraní en adquirir influencia política en regiones como América Latina.
En el país, el tema minero no ha sido excluido de la agenda de cooperación binacional iraní-venezolana.
Ello ha incluido actividades como, por ejemplo, el diseño de base de datos de los recursos existentes en el territorio nacional, la realización de estudios a través de fotografías aéreas e incluso trabajo de campo que han tenido un alcance limitado hasta el momento.
Una fuente diplomática internacional familiarizada con las resoluciones indica que la interpretación de los límites de las sanciones de la ONU puede dar lugar a debate: "Todo dependerá de a quién se le pregunte.
Habrá personas que dirán que el sólo hecho de que los iraníes realicen una actividad exploratoria constituiría una violación a las resoluciones de la ONU. Esa es mi opinión. Pero otros dirán que no la hay. En todo caso, es un tema que puede generar controversia". El alcance de las relaciones bilaterales en materia minera es un asunto que podría levantar polvo en los medios diplomáticos.
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