Un sacerdote bien sinverguenza: el Padre Vidal, de Maracaibo

Injerto de cura con Arafat. Oigan lo que dice este sinverguenza que compite con Joselo en eso de arrastrarse:

"El presidente Hugo Chávez Frías, líder del proceso revolucionario  socialista, lo ha puesto Dios para que conduzca al pueblo que vive la fe, la política y los hechos sociales e históricos". 

Este sinverguenza, el Padre Vidal, le dice a Chávez: “Tomemos a la Chinita, a la basílica”. Tomar es un término bélico, de captura. Uno habla de la Toma de La Bastilla pero no habla de tomar la basílica.

Este sinverguenza y arrastrado sacerdote también le habla de llevar una “ofrenda”, ya que “historicamente” se le hacen ofrendas a la virgen. Esto suena a superstición, a brujería.

Pero lo peor es la ofrenda que el sinverguenza Padre Vidal recomienda: “La espada de Bolívar, esa que anda por América”.

Llevarle una espada tan puteada a la Chinita es un sacrilegio y ese sinverguenza de sacerdote debería saberlo. Esa es la espada que le dieron a Gadaffi, que le dieron a Mugabe y a cuanto reptil ha llegado a nuestras costas. Es una espada que mandan a hacer en España para entregarla a los hampones y asesinos que vienen a visitar a Chávez.

Si le quieren llevar algo a la Chinita, llévenle flores. Pero la presencia misma de Hugo Chávez en la basílica de La Chinita sería un acto de agresión contra la iglesia y contra el verdadero pueblo creyente.

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