Desde el Táchira – 27 de agosto de 2011
En San Cristóbal, reunido con comerciantes, industriales, estudiantes, campesinos y ganaderos, exprese que presenciamos un proceso muy perverso de destrucción calculada de la República Democrática de Venezuela, de la institucionalidad de un país que mantiene una estructura básica desde que se fundó en 1830, del aparato productivo venezolano.
Hay algunas desviaciones gravísimas del sistema democrático venezolano, de la institucionalidad, y también existe una exagerada dosis de presidencialismo en este país, la cual se hace insoportable, además de la concentración del poder político y económico en pocas manos, ubicadas en la capital de la República. También hay sectarismo agudo por parte de todas las instancias del poder, como una actitud excluyente y represiva hacia todo lo que no contribuya a fortalecer ese poder central y presidencialismo.
Nos preocupa cómo han destruido el derecho de la propiedad, tanto individual como colectiva, la propiedad privada de las personas naturales y de las personas jurídicas, que no es otra cosa que la asociación de personas naturales para hacer más productivo el esfuerzo, mediante el trabajo colectivo.
Se tienen que levantar, con mucha firmeza y sin complejos de ninguna naturaleza, la bandera de la libertad económica, fundamental para el desarrollo de los pueblos. Sigo siendo un convencido de que la mejor política social que puede tener cualquier país es una economía que funcione, que sea capaz de generar riqueza suficiente al alcance de todos, de manera independiente, no dependiente del Estado-Gobierno, y de crear los puestos de trabajo estables y bien remunerados que se necesitan, para que pueda haber movilidad social en la población, especialmente en los más necesitados.
Somos partidarios de la economía de mercado, el cual no es un invento del capitalismo, sino de la civilización, y no hay todavía un instrumento más eficiente para crear y distribuir la riqueza en una economía de mercado sabiamente manejada Va llegando la hora en que se tiene que reaccionar, mucho más allá de lo que el ciudadano común viene haciendo.
Se deben unificar todos los esfuerzos, coordinar racionalmente la lucha para lograr el cambio deseado. Estoy convencido de que mientras este régimen exista y se tenga el Presidente actual, no habrá solución para ninguno de los problemas que está atravesando Venezuela. No hay en este Gobierno ni capacidad de rectificación, y mucho menos propósito de enmienda.
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