Sin duda estamos ante un record: ningún parlamento moderno se ha calado a un jefe de Estado por más de siete horas para escuchar una burda y extendida farsa.
¿Cómo es que estos Diputados, llevados a la minusvalía de intervenciones de 10 minutos, fueron sentados por el golpista-presidente (GP) a presenciar un espectáculo interminable?
¿Qué ascendencia puede adquirir una oposición que avala una función circense de esa naturaleza?
A estos señores, atrapados por la vieja política, el GP les aplicó la humillación y les ordenó hacerle el coro con un tal diálogo en el cual nunca ha creído.
Pensar que el artífice de la polarización, que hace apenas horas reiteró que hay que triturar la oposición, pase a proponer relaciones pacífico-humanas de respeto y amor, es grotesco y es algo que busca pisotear y humillar al adversario.
Así avanza en su proyecto destructor de las instituciones. Hasta su propia presidencia la victimizó, en su propósito de profundizar nuestra condición de ex país.
Por encima de la ex república está hoy el hombre-Dios, el Mesías de Mesías y dueño de todos los poderes. Lo demás no cuenta.
Mientras, en la acera de enfrente no hay siquiera asomo de Mesías. Alimentada por la concepción mesiánico-positivista esta historia se mantiene igual, pero con predominio abierto de una de las partes, que hoy ejerce todos los comandos y se presenta como el legítimo continuador de Bolívar y demás ‘héroes de la Patria’.
Un mesianismo que ya trasciende el marco de la democracia, la dictadura y el capitalismo para incursionar en el socialismo al cual pertenecen tanto Bolívar como Cristo.
Un ‘socialismo-comunismo del siglo XXI’, que no es más que una mezcla de mesianismo-positivismo con marxismo-leninismo-maoismo-fidelismo-zamorismo, que paga los mejores dividendos a la confusión.
Atrás quedó entonces el Mesías montonera o militar. Ahora incorpora una obra-experiencia que va de Jesús a Hugo pasando por Simón (Bolívar), Ezequiel o Robinson.
Es de suponer, en consecuencia, que este proyecto tiene ganado el predominio militar y político en los tiempos que siguen.
HistoriaActual



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