POR: PAGOLA/P.MUÑOZ
Fuente: ABC España
En Venezuela residen cincuenta terroristas encabezados por el funcionario Cubillas
De Juana Chaos, con su pareja y el hijo de ambos, paseando tranquilamente en Anzoátegui, Venezuela - EFEJ.
Cuando la comunidad internacional estrecha lazos para combatir el
terrorismo, especialmente tras la irrupción de Daesh, Venezuela es el
único reducto sólido que les queda a los etarras en el planeta. Al menos
medio centenar de terroristas viven al cobijo del régimen chavista, con
un nivel de derechos y prosperidad superior a la inmensa mayoría de los
ciudadanos, pese a que muchos de ellos están reclamados por España por
sus muchos crímenes. Arturo Cubillas, cabecilla del colectivo, fue
designado funcionario de la Administración por Hugo Chávez y su sucesor,
Nicolás Maduro, le mantiene en la casta bolivariana.
Poco hacía presagiar que aquel Hugo Chávez que a principios de los años
ochenta colaboró en la lucha antiterrorista -llegó a interrogar con
especial celo a varios etarras para esclarecer casos abiertos en
España-, acabara siendo su mejor protector. Los primeros etarras
llegaron oficialmente a Venezuela como resultado del acuerdo suscrito
entre el presidente del Gobierno Felipe González y su homólogo Carlos
Andrés Pérez. Francia o Argelia se negaban entonces a extraditarlos y
como mal menor el ejecutivo español «tragaba» y aceptada que fueran
dispersados por diversos países de América. Todo, menos que
permanecieran operativos en Bayona, Hendaya, San Juan de Luz,
Biarritz...
Es el argumento que sigue esgrimiento Maduro para acoger bajo su régimen
laamplia colonia etarra. Mal se entendió entonces que se trasladara a
terroristas reclamados por sus muchos crímenes a terceros países en
lugar de ser entregados a la Justicia. Pero estaban más o menos
controlados.
La casta bolivariana
Sin embargo, la llegada de Hugo Chávez y su particular «revolución
bolivariana» propició que los etarras allí deportados se vieran
envueltos en prósperos negocios, lo que alentó el efecto llamada. De la
docena se pasó a 20, 30... hasta los más de cincuenta actuales que
residen en la más absoluta impunidad. Y muchos integran la casta
bolivariana. Arturo Cubillas, a quien España reclama por varios
asesinatos, fue designado por Chávez alto funcionario de la
Administración. Otro etarra, Xabier Arruti, fue nombrado directivo de la
empresa pública Petróleos de Venezuela S.A.. Cubillas, que ejerce como
líder del colectivo de etarras en Venezuela, fue figura clave en las
conexiones entre ETA y las FARC. Prueba concluyente que se obtuvo a raíz
de la detención de dos etarras en España. La Audiencia Nacional tiene
indicios de que hubo en estas vinculaciones una «cooperación
gubernamental venezolana».
Cuando la banda terrorista vasca perpetraba atentados, el papel de
Venezuela no era solo el de lugar de acogida, sino el de retaguardia
temporal
Cuando la banda terrorista vasca perpetraba atentados, el papel de
Venezuela no era solo el de lugar de acogida, sino el de retaguardia
temporal. Muchos pistoleros que huían de España a raíz de una operación
se desplazaban al país caribeño y tras permanecer allí un tiempo
encuadrados en los grupos de reserva, regresaban a Francia, bien a la
dirección, bien para integrarse luego en un «comando» con licencia para
matar en España. También utilizaban otros destinos, como México,
Uruguay, Nicaragua, Cuba. Sin embargo, comenzaron a colaborar o, en todo
caso, fueron cerrando sus puertas a la banda por intereses propios, Así
que el éxodo se centró en Venezuela. Quedó acreditado con los dos
etarras balseros que, hartos de malvivir en Cuba, fueron localizados
junto a las costas venezolanas. O con la llegada del prófugo De Juana
Chaos, que en el país caribeño regenta una destilería.
Herri Batasuna y Askapena -la «ong» de ETA- han tenido mucho que ver con
la consolidación de este santuario chavista. Durante décadas se han
desplazado allí para entrevistarse con los huidos y ofrecer conferencias
en las que se comparaba la revolución bolivariana con la «lucha por la
liberación nacional del pueblo vascodar» frente al «colonialismo
español», «cómo hace 500 años», decían. La «izquierda abertzale»
mantiene lazos con la «coordinara Simón Bolívar» o la «Fundación Pakito
Arriaran», que toma nombre de un etarra muerto.
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