Hipérbolas
Una forma
de entender la magnitud de la actual crisis es compararla con aquellas
que sufriéramos en gobiernos anteriores y que dieron pie a instaurar el
experimento socialista que hoy somete al país. El ejercicio que
planteamos no es ortodoxo pero si simple, ya que basta calcular la
inflación y la devaluación acumulada durante los años de pre crisis,
crisis y post crisis, en cada uno de los desajustes cambiarios que
provocara el Ejecutivo de turno.
Los
resultados explican lo que mucha gente hoy padece, desde que el
empobrecimiento causado por el actual régimen político podría ser
superior al vivido en años anteriores. Y condicionamos esta afirmación
ya que es bien sabido que las cifras del 2015 podrían ser sólo objeto de
especulación. Sin embargo, el lector acordará que, sin importar la
referencia que se adopte, (e.g. 150% o 400%), la inflación acumulada en
este último trienio podría ser tan dramática o más que la producida, por
ejemplo, en el lapso 94-96, cuando se acordaron 2 macro ajustes del
tipo de cambio oficial gracias a la estrepitosa alza del mercado
paralelo. (Ver tabla 1)
Confirmando el desastre. Con
este antecedente en mano y ya muy cerca de cumplir 17 años con este
maremoto socialista, quisimos averiguar qué tanto nos empobrecimos en un
período igual de extenso a éste, contado antes de la llegada de Chávez
al poder.
Esta
curiosidad académica que nos permite ver en perspectiva una buena parte
de nuestra historia económica moderna, sugiere una comparación que
debiéramos hacerla con cierto cuidado vista la diferencia en el nivel de
ingresos petroleros, en la variedad de los sucesos políticos y sociales
que nos afectaron, así como en las propuestas económicas de los
distintos gobiernos.
Pero
haciendo de lado ese análisis cualitativo y concentrándonos sólo en los
resultados, la idea es de nuevo calcular la devaluación y la inflación
acumuladas en el lapso 99-15, para compararlas con las correspondientes
al lapso 82-98.
Ante la
falta de datos, y sólo para crear una referencia numérica, diseñamos una
serie de tiempo (Ver gráfico 1), para determinar cuál debiera ser la
inflación en 2015, de modo que las inflaciones acumuladas en los 2
períodos comparados fuesen idénticas. Y para sorpresa nuestra la tasa de
variación de precios que complace esta condición terminó siendo 352%,
inflación que para muchos economistas podría ser alcanzada, sino
superada, este mismo año.
Para
quienes vean esta inflación demasiada elevada, vale decir que la
coincidencia propuesta sólo se retrasaría unas pocas semanas, toda vez
que el modelo de destrucción de la producción local asumido por el
actual régimen muy probablemente no cambie en el futuro. De este modo,
las condiciones que alimentan la actual multiplicación de precios se
acentuarán, rompiendo así cualquier record inflacionario que ese haya
alcanzado en épocas pasadas.
Lo que queda por venir. Si
bien el daño causado en el poder de consumo alcanza un hito impensable
para los actuales gobernantes, las malas noticias no terminan allí. Como
todos saben la muy mal administrada escasez de divisas ha creado en los
últimos meses una híper devaluación del bolívar.
Como
consecuencia, nótese que la depreciación que acumula el Bolívar en el
período Chavista es 10 veces superior a la del período anterior, a pesar
de que las inflaciones acumuladas en ambos períodos podrían ser muy
similares. (Ver tabla 2). Incluso, si utilizamos como referencia el
cambio oficial más alto a la fecha (i.e. 199.99 VEF/US$), la devaluación
sigue siendo circense (i.e. 34.771%), y tampoco guarda relación con la
inflación que se acumularía para el mismo período.
Este
enorme espacio creado entre la tasa de cambio y la tasa de inflación
significará, para un país que depende de las importaciones, una
explosión inflacionaria aún mayor a la padecida. Si a este cuadro se
suman los controles de precios así como las confiscaciones de las
empresas que aún se mantienen produciendo, el régimen estaría creando
una tormenta que podría destruir todo el orden económico y social que
aún queda de la era pre Chavista.
Déjà vu. Es
así que el aumento de precios y tarifas que nos espera será descomunal y
a partir de ello muchos entendidos han sido invitados a ofrecer su
opinión acerca de los ajustes necesarios para atender estos desbalances
de precios y de tipo de cambio, bajo el supuesto, claro está, de que no
exista el signo político de hoy.
Lamentablemente,
la historia se olvida pronto. Y lo decimos porque uno sólo atina a
escuchar hoy los mismos razonamientos de aquellos especialistas que en
antaño descartaban al mercado paralelo como un indicador fiable del
valor del bolívar. Como ayer, muchos economistas de hoy hablan de un
“precio irreal” ya que, entre otras razones, “esa tasa paralela poco
representa los volúmenes de dólares que supone transar la economía”.
Se podría
entender que esto de vaticinar una inflación represada de miles de por
cierto, no es nada popular. Total, estos profesionales cuidan su
reputación tratando de ser conservadores en sus cálculos. Pero al
contrario de lo que ellos piensan, creemos que la fuerza de los hechos
hará coincidir a esta crisis con las anteriores desde que no habrá
manera de evitar que la economía ajuste sus precios a estas “tasas
cambiarias ilógicas” a menos, claro está, que haya dólares y muchos para
hacer buena la palabra de las nuevas autoridades económicas.
Como ayer,
creemos que mañana los ajustes que deban sucederse harán aún más
crítica la pobreza del venezolano, al menos por un lapso que, por
cierto, corre el riesgo de extenderse si nos obstinamos en mal
diagnosticar el daño causado, tal y como sucedería en las crisis
cambiarias anteriores.
Miguel Najul Helou
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