Lea también: En la Mira el Clan Ramírez
Bajo el título: El gigante PDVSA y su ex jefe, bajo investigación en EE.UU,
The Wall Street Journal, pública un secreto a voces, la corrupción en
PDVSA, durante los 10 años de presidencia de Rafael Ramírez, hoy con
inmunidad diplomática como representante de Venezuela, en la
Organización de Naciones Unidas, donde “Es un hombre solitario que no
habla con nadie”, dice un diplomático.
A continuación el artículo firmado por José de Córdoba y Juan Forero. Jueves, 22 de Octubre de 2015.
—Los directores de una de las empresas
constructoras más importantes de España estaban encantados de haber
conseguido una cita con Rafael Ramírez, presidente de Petróleos de
Venezuela (PDVSA), para hablar de sus planes para presentarse a la
licitación de un proyecto de energía eléctrica de US$ 1.500 millones de
la petrolera estatal venezolana.
Pero cuando llegaron a la suite
presidencial del JW Marriott Hotel en Caracas, quien los recibió no fue
Ramírez sino su primo, Diego Salazar, dijeron dos personas que
participaron en esa reunión de 2006. Salazar, dicen estas fuentes, fue
directo al grano: si querían entrar en carrera, los españoles tenían que
pagar por lo menos US$150 millones en sobornos. “Si no, deben regresar
al aeropuerto”, les dijo Salazar, según una persona.
Los ejecutivos no aceptaron, pero muchos
otros proveedores estaban dispuestos a seguir el juego en varios
proyectos de PDVSA, dicen personas que trabajaron con la empresa antes
de la salida de Ramírez, el año pasado.
Ahora, las autoridades estadounidenses
han puesto en marcha una serie de investigaciones de amplio alcance
sobre la posibilidad de que líderes venezolanos hayan usado PDVSA para
saquear miles de millones de dólares del país a través de sobornos y
otros ardides, dicen fuentes al tanto. Las investigaciones, realizadas
por agencias federales en varias jurisdicciones de Estados Unidos,
también tratan de determinar si PDVSA y sus cuentas bancarias en el
extranjero fueron utilizadas para otros fines ilegales, incluidos el
manejo de divisas en el mercado negro y el lavado de dinero del
narcotráfico, dicen estas personas.
Rafael Ramírez, de 52 años y actual
embajador de Venezuela ante las Naciones Unidas, no respondió a llamadas
telefónicas y a cuatro cartas detalladas que se le enviaron en busca de
comentarios. PDVSA, el Ministerio de Comunicación, la oficina del
fiscal general de Venezuela y la oficina del presidente Nicolás Maduro
tampoco contestaron repetidos e-mails y llamadas.
Salazar, quien reparte su tiempo entre
Nueva York, Miami, Caracas, París y Madrid, no respondió a numerosos
correos electrónicos, llamadas telefónicas y mensajes de texto
solicitando comentarios.
Los funcionarios venezolanos han
rechazado sistemáticamente las denuncias de corrupción oficial como
intentos de desestabilizar y derrocar al gobierno por parte de figuras
de la oposición aliadas con EE.UU. y otros “enemigos extranjeros”.
Las autoridades estadounidenses no han
hecho ninguna acusación pública sobre PDVSA y es posible que no se
formalice ningún cargo. A principios de este mes, fiscales federales en
Nueva York, Washington, Missouri y Texas y agentes del Departamento de
Seguridad Nacional, la Administración de Control de Drogas (DEA), el FBI
y otras agencias se reunieron en persona o por teleconferencia en
Washington para coordinar acciones y compartir pruebas y testigos para
las diversas investigaciones sobre PDVSA, según tres personas con
conocimiento del asunto.
Economía en problemas
Las investigaciones tienen lugar en
momentos en que la economía de Venezuela está en camino de una
contracción de 10% este año y una inflación de 160%, según las más
recientes estimaciones del Fondo Monetario Internacional. El país está
paralizado por el colapso de su moneda, una industria moribunda y la
incapacidad de pagar importaciones de medicinas y alimentos.
Ramírez, un hombre de voz suave e hijo de
un guerrillero marxista, se hizo cargo de PDVSA en 2004. Durante su
gestión, la empresa completó su transformación de una de las compañías
petroleras más eficientes del mundo a brazo de la revolución socialista
del fallecido presidente Hugo Chávez. Los petrodólares se usaron para
financiar viviendas, electrodomésticos y alimentos para los pobres, lo
cual le ganó al gobierno el apoyo de los votantes en las elecciones,
pero privó a la industria petrolera de los fondos necesarios para
inversión y mantenimiento. Los aviones de la compañía fueron utilizados
para el transporte de las familias de ministros y sus aliados, desde el
presidente de Bolivia a comandantes de la guerrilla colombiana.
El momento emblemático de Ramírez fue un
discurso que pronunció en 2006 ante trabajadores petroleros en el que
dijo que PDVSA era “roja, rojita”, por el color del movimiento de
Chávez. En su discurso, Ramírez proclamó que si el entonces presidente
perdía una elección que se avecinaba, él se iría a las montañas de
Venezuela, fusil en mano, para “liquidar a los enemigos de la
revolución”.
Algunos de los que lo conocen dicen que Ramírez también ha acumulado una gran riqueza.
“Tiene su corazoncito en la izquierda,
pero mantiene su billetera asegurada en su extrema derecha”, dice un
antiguo conocido cercano, quien destaca la predilección de Ramírez por
los mejores Château Pétrus, un vino que cuesta miles de dólares por
botella. “Tiene gustos muy exquisitos”.
Ramírez también desconfiaba de los
extraños, dicen personas que trabajaron estrechamente con él, de manera
que colocó a familiares en altos cargos. Su suegra, Hildegard Rondón,
una ex jueza del Tribunal Supremo, era una destacada abogada del
Ministerio de Energía. Su cuñado, Baldo Sansó, fue un asesor que manejó
gran parte de los procesos de licitación internacionales de la compañía
petrolera. Y su esposa, Beatrice Sansó, dirigió la rama cultural de
PDVSA. “(Ramírez) manejó la empresa como un negocio familiar”, dice una
fuente cercana a la oficina del actual presidente de PDVSA.
En una breve entrevista, Rondón dijo que
fue nombrada en el cargo debido a su experiencia como abogada. Baldo
Sansó no respondió a e-mails y llamadas, y la esposa de Ramírez no pudo
ser contactada a través de un representante.
Según personas al tanto, Salazar, de 47
años, era una figura clave en el mundo de Ramírez. Al igual que su
primo, también es hijo de un guerrillero marxista. Cuando el padre de
Salazar cayó en prisión, el padre de Ramírez se encargó del joven Diego y
de su familia. Cuando el encarcelado fue el padre de Ramírez, el de
Salazar se hizo cargo de su familia.
“Esa relación los hizo como si fueran
hermanos”, dice un ex alto funcionario del gobierno venezolano que
conoce tanto a Salazar como a Ramírez. Los dos hombres crecieron
pensando que Venezuela necesitaba un cambio profundo de su postura pro-EE.UU., dice el funcionario.
Ambos vieron su deseo realizado en 1998
con la elección como presidente de Chávez, un ex comandante paracaidista
convertido en político de izquierda. Ramírez, un ingeniero, fue
nombrado al frente del Ministerio de Energía en 2002 y de PDVSA en 2004.
Salazar pronto se halló metido de lleno en los negocios de PDVSA,
negociando contratos con firmas de China y otros países. Personas
cercanas a Salazar dicen que disfrutaba de esa vida de jets privados y
suntuosas comidas en compañía de participantes de concursos de belleza.
Era conocido por dirigir su propia orquesta privada, con la que cantaba
baladas románticas en conciertos a los que asistían amigos y empleados,
dicen estas personas. “Le gusta restregar el dinero en las caras de la
gente”, dice el ex alto funcionario del gobierno venezolano que conoce a
Salazar y Ramírez.
En las congestionadas calles de Caracas,
donde el tráfico a menudo avanza a paso de tortuga, Salazar conduce un
Ferrari, seguido por una camioneta llena de guardaespaldas. Está tan
obsesionado con los relojes caros, dicen sus amigos, que a veces reparte
Rolex nuevos a los invitados a sus fiestas, después de haber molido
primero ceremonialmente los relojes viejos de aquellos en un mortero que
tiene a mano para este propósito.
En las transcripciones de las
conversaciones grabadas por la policía española, unos conocidos de
Salazar se refieren a él como “el Señor de los Relojes”.
En marzo, la Red Contra los Delitos Financieros del Departamento del Tesoro de EE.UU.
(FinCEN, por sus siglas en inglés) abrió una ventana poco común al
movimiento de grandes cantidades de dinero de PDVSA. La agencia emitió
un documento en el que dice que un banco de Andorra, el pequeño
principado que se encuentra entre España y Francia, estaba siendo
presumiblemente utilizado por funcionarios venezolanos corruptos y
mafiosos rusos y chinos como centro de lavado de dinero.
La FinCEN dijo que ejecutivos de esa
institución, Banca Privada d’Andorra (BPA), ayudaron a lavar más de
US$4.000 millones de dólares de Venezuela, de los cuales cerca de
US$2.000 millones fueron “desviados” de PDVSA. Como resultado del
hallazgo de la FinCEN, las autoridades andorranas y españolas tomaron el
control de BPA y de su filial española, Banco Madrid. Ramírez, Salazar y
otros venezolanos que hicieron negocios con PDVSA también están siendo
investigados en España por posible lavado de dinero, dijeron personas al
tanto.
A principios de este mes, los accionistas
controlantes de BPA, Ramon e Higini Cierco, presentaron una demanda
federal en Washington contra la FinCEN, exigiendo que revierta su
decisión. Un portavoz de los hermanos dijo que ni las auditorías
realizadas por empresas de contabilidad de primer nivel ni las
revisiones de las autoridades andorranas y españolas habían planteado
preocupaciones significativas. El vocero agregó que el banco notificó
los incidentes de presunto lavado de dinero a las autoridades antes del
informe de la FinCEN. “No había ninguna base jurídica o probatoria para
justificar el cierre del banco”, señaló.
En mayo, las autoridades judiciales de Andorra enviaron una extensa documentación al Departamento de Justicia de EE.UU.
y a autoridades judiciales de Venezuela solicitando su ayuda en la
investigación. Las autoridades andorranas no quisieron comentar al
respecto.
Un documento al que tuvo acceso The Wall
Street Journal esboza una serie de transacciones sospechosas y pide a
las autoridades estadounidenses información sobre dos docenas de
personas y empresas, entre ellas importantes banqueros venezolanos,
antiguos funcionarios de PDVSA, y las empresas conjuntas que la compañía
tuvo con petroleras extranjeras.
Documentos a los que tuvo acceso The Wall
Street Journal muestran que Salazar recibió cientos de millones de
dólares en sus cuentas en Andorra de parte de compañías, muchas de ellas
empresas fantasmas domiciliadas en Panamá, Belice y las Islas Vírgenes
Británicas.
“Este dinero presumiblemente tiene un
origen delictivo en casos de corrupción política”, dice uno de los
informes de Andorra. Ambos documentos enumeran también pagos de millones
de dólares —muchos de ellos supuestamente hechos por Salazar— a
ejecutivos de PDVSA y otros funcionarios venezolanos.
En una oportunidad, Salazar presuntamente
pagó a la policía venezolana un soborno de US$80.000 para que ignoraran
transacciones sospechosas, según muestran transcripciones de escuchas
telefónicas policiales españolas vistas por The Wall Street Journal.
“Esto es un cogeculo (venezolanismo por
‘despelote’)”, dijo riéndose un asociado de Salazar, recordando ese
episodio mientras hablaba con un banquero andorrano, según la
transcripción.
Los documentos andorranos también citan
transacciones que involucran a compañías chinas. En un período de 10
meses hasta septiembre de 2012, cinco petroleras y constructoras chinas
depositaron US$154 millones en cuentas que pertenecen a una empresa
fantasma panameña propiedad de Salazar, dicen los investigadores.
Según los documentos, los depósitos
provenían de comisiones de hasta 15% en los contratos que esas empresas
chinas firmaron con la compañía de Salazar. Según los documentos, esos
pagos fueron hechos por “contratos de asesoramiento” y no incluyen
descripción de los servicios proporcionados por la compañía de Salazar.
Las empresas chinas no respondieron a las solicitudes de comentarios.
La moneda del juego
Los funcionarios de PDVSA también
obtuvieron enormes comisiones y ganancias fuera de los libros jugando
con el alambicado sistema cambiario de Venezuela, dicen personas al
tanto. La oportunidad fue generada por la enorme brecha entre el precio
del bolívar en el mercado negro, que ronda 800 por dólar, y la tasa
oficial de 6,3 bolívares por dólar, dicen estas personas.
Según los documentos de Andorra, en marzo
de 2012 Ramírez ordenó a PDVSA obtener una línea de crédito en
bolívares de una empresa que había contratado como consultor a un
conocido de Ramírez. El préstamo de 17.900 millones de bolívares debía
ser pagado en dólares, según el informe.
En ese momento, la tasa de cambio oficial
era de 4,3 bolívares por dólar, por lo que el valor del préstamo
ascendía a US$4.160 millones. Pero los bolívares se conseguían en el
mercado negro a 9,3 por dólar, lo que significa que el prestamista
podría teóricamente haberlos comprado por US$1.920 millones. Esto
representaría un beneficio potencial para la firma de más de US$2.000
millones.
Los investigadores andorranos alegan que
el préstamo no era para cubrir ninguna necesidad de financiación sino
que era un acuerdo “encubierto” de cambio de divisas gracias al cual el
allegado a Ramírez pudo obtener una comisión de al menos US$70 millones.
La falta de controles financieros
adecuados hace difícil detectar o prevenir transacciones fraudulentas,
dicen funcionarios y ex funcionarios de PDVSA. En 2005, Chávez creó
fondos extrapresupuestarios que distribuyen miles de millones de
petrodólares generados por PDVSA en viviendas y proyectos subvencionados
para aliados de Venezuela, entre otras cosas. Esos fondos no estaban
sujetos a los controles del banco central. “No había ninguna auditoría
del manejo del dinero”, dijo en una entrevista Ramón Espinasa, un
economista jefe de PDVSA antes de la toma de control de Chávez.
El resultado fue que hasta US$3.000
millones de los US$15.000 millones que PDVSA gastaba anualmente en
contratar servicios y equipos eran sobrecargos que volvían a los altos
ejecutivos de la empresa, funcionarios del gobierno y empresarios en
forma de sobornos, dijeron personas conocedoras de la presuntos delitos.
“Te puedo decir que había un sistema
generalizado de corrupción en la compañía”, dijo un ex ejecutivo de
PDVSA. Los investigadores en Nueva York “tienen todo, contratos y
memorandos y correos electrónicos”, dijo, separando sus manos para
mostrar que los investigadores tienen una pila de más de medio metro de
documentos de la empresa.
Un ejecutivo de la industria petrolera
relató un episodio en el que ejecutivos de PDVSA interesados en la
compra de un buque con equipo sismográfico estaban dispuestos a pagar
más del doble del precio de US$125 millones que pedía el vendedor
europeo. El plan, dijo el ejecutivo, era compartir el botín.
“No se puede cobrar el precio real”, dice
un ex alto funcionario del gobierno venezolano. “Usted tiene que pagar
comisiones, ya que si no paga las comisiones, no va a cobrar”.
Un ex funcionario de una compañía
asiática de servicios petroleros dice que en los últimos años
habitualmente pagaba cientos de dólares en efectivo o hizo regalos como
relojes sólo para conseguir reuniones con funcionarios de nivel medio de
PDVSA.
Las licitaciones de PDVSA estaban
generalmente arregladas, dice el ex funcionario de la empresa asiática.
En un tipo de estafa conocida en Venezuela como “la tapa”, agrega esta
persona, las firmas bien conectadas utilizan empresas fantasmas para
hacer ofertas falsas, dando la apariencia de imparcialidad, para cerrar
así el paso a un competidor real.
Este tipo de prácticas, así como la
hostilidad de Venezuela hacia muchas multinacionales occidentales,
corrió de escena a la mayoría de las empresas de EE.UU.
y a muchas europeas, dejando hace años el terreno libre a empresas
iraníes, rusas y chinas, dice el ex alto funcionario venezolano.
La creciente anarquía en Venezuela está
ayudando a los fiscales a reclutar ex altos ejecutivos de PDVSA,
contratistas y banqueros como posibles testigos, dicen personas al tanto
de las investigaciones.
En Nueva York, las autoridades están
hablando con aproximadamente media docena de ex altos funcionarios y
tienen la esperanza de contar con la cooperación de Ramírez, dicen
fuentes al tanto de la investigación. Después de haber sido depuesto
como presidente de PDVSA y ministro de Energía el año pasado, Ramírez
está de malas con sus viejos camaradas.
Su nombramiento este año ante la ONU fue
visto como una degradación importante para un hombre que había
controlado la gallina de los huevos de oro de Venezuela.
Al llegar a Nueva York, Ramírez despidió
al personal de la misión venezolana porque estaba convencido, le dijo a
otro embajador, que lo estaban espiando. Colegas diplomáticos de la ONU
dicen que Ramírez, en contraste con su imponente altura, habla con voz
baja, es muy reservado y que rara vez asiste u organiza eventos
diplomáticos.
“Es un hombre solitario que no habla con nadie”, dice un diplomático.
—Christopher Matthews, Lisa Schwartz y Eduardo Kaplan en Nueva York y Kejal Vyas en Caracas contribuyeron en este artículo.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Haga su comentario