VIVA VENEZUELA LIBRE!!!!!!

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EL FUTURO EN LA CALLE!

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En homenaje a nuestros héroes caídos y a nuestros presos políticos!!!

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Vuela alto hijo mío!!!...

A quien dió todo por su amor a Venezuela!!

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" "VENEZUELA EXIGE LA LIBERTAD DE NUESTROS PRESOS POLITICOS!!!"....

miércoles, 14 de enero de 2015

Tensión Social en Venezuela


Imagen de Emilio J. Cárdenas
Con la economía de su país absolutamente destrozada como consecuencia de sus enormes desaciertos, Nicolás Maduro acaba de regresar de China, donde -con la mano extendida- procuró sin éxito obtener auxilio financiero. 

Al retornar pudo comprobar que las consecuencias de sus desaciertos se manifiestan por todas partes en largas horas de "colas" que deben enfrentar sus conciudadanos, cuando tratan de comprar productos de primera necesidad. 

Todo escasea, alimentos y medicamentos. Absolutamente todo. Como consecuencia de ello, la tensión social está alcanzando niveles preocupantes. La gente está realmente harta de hacer “colas” para todo, de vivir en la anarquía y de los permanentes malos tratos a los que se siente sometida. Ocurre que la vida debe ser algo más que hacer interminables filas.

En su cuenta de twitter el irrescatable Nicolás Maduro, como si viviera en otro mundo, manifestó al cerrar el año 2014: “ganamos la paz y el derecho a la felicidad”. Lo que es increíble. O insultante. Las calles de las ciudades venezolanas dicen todo lo contrario. La gente no es feliz y es obvio que no se siente en paz.

Las “colas” son inevitables. Suceden frente a los comercios mayoristas, pero también frente a los minoristas. Todo es tensión en su derredor. La situación es inocultable. No solo porque está generalizada, sino porque a través de las redes sociales, las fotos de los anaqueles vacíos en todos los rincones de Venezuela no hacen sino confirmar lo evidente: la escasez de todo.

No obstante, aparentemente hay algunos privilegiados que quizás no hagan colas. Son los que presumiblemente integran la “nomenkatura bolivariana”. Y esto irrita a la gente. A punto tal, que hace pocos días un grupo de personas atacó a un camión que llevaba pañales, cuando estaba siendo “descargado” por una patrulla policial en la calle Colombia de Catia. Los indignados se llevaron los pañales, mientras comprobaban que la patrulla policial tenía además en su poder jabones y compotas varias.

Poco después, otro grupo de personas, presumiblemente también compuesto por “desesperados” (o, más bien, “hartos”) atacó una farmacia, en busca de remedios.

La absurda reacción del gobierno venezolano sólo apunta a instalar un “operativo de seguridad” en torno a comercios y supermercados y a pedir, a través del Ministerio del Interior, al público en general, que “deje la desesperación”, porque “hay productos para todos”.

Hasta la red estatal de los llamados Abastos Bicentenarios, está ahora custodiada por las fuerzas de seguridad.

El gobierno acusa a los “hijos de papá” de fomentar las “colas”, de esconder los productos, de encarecerlos. De todo, entonces. Según las autoridades, para que “el pueblo se descarrile y tome actitudes violentas contra sí mismo”.

Siempre la culpa es de los demás. Los gobiernos autoritarios no creen que tienen responsabilidad alguna por el poder que detenta. Ni por los desaciertos que cometen -por razones ideológicas- aferrándose a un “modelo” colectivista que es inviable.

Las empresas privadas, a través de “Fedecámaras”, han hecho también un prudente llamado a la calma, aconsejando al público “no hacer compras nerviosas”, sólo lo que se necesite. Como si la gente tuviera que aceptar, inevitablemente, que su vida diaria está compuesta primordialmente por tiempo que “debe” ser dedicado a una actividad obviamente improductiva, por la que nadie paga: la de hacer “colas”.

La Ministra de Comercio acaba de explicar en las últimas horas que “la disponibilidad de algunos productos será cubierta en los próximos días”. Es ciertamente una forma de reconocer la escasez.

La otra es la de rodear a comercios y mercados con las fuerzas de seguridad apuntando sus armas hacia todos.

¿Es esta la felicidad que Nicolás Maduro anunció como conquista del pueblo venezolano en su mensaje de fines del año pasado? Ciertamente no.

La felicidad en Venezuela sólo pertenece a quienes se aferran al poder y lo concentran en su derredor, gobernando a su país, de espaldas a su pueblo. Para beneficio propio. Dinamitando el nivel de vida de sus conciudadanos, de modo que lo cotidiano se limite a una sola actividad prioritaria: la necesidad de hacer “colas” constantemente para sobrevivir, mal que mal.

Hasta Cuba ha reconocido que su “protectora”, Venezuela, está caminando al borde mismo del abismo. Y que, por ello, su “beneficencia” puede cesar, en cualquier momento. De allí que abriera el paraguas, “normalizando” su relación con los Estados Unidos. Emilio J. Cárdenas










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