Por: Rómulo Veroes
“En nuestra época, amigo mío, el dinero es la miel de la humanidad” Fiodor Dostoievsky
No se trata de la novela de Fiodor Dostoievski, no es una ficción rusa,
tampoco se refiere a un doble asesinato, pero si de un delito grave
perpetrado por Marisel Velázquez en contra del patrimonio del municipio
Antonio Díaz de Nueva Esparta y de sus trabajadores, lo cual no lo hace
un delito sangriento, pero si trágico, contra personas que,
precariamente subsisten a su realidad.
El robo a los trabajadores pobres puede esconder detrás una tragedia,
una muerte por enfermedad, un recurso no llegado a tiempo, por esto nos
imaginamos a Marisel Velázquez por las calles rotas, sucias y oscuras
del municipio Díaz, dudando si su crimen será finalmente investigado y
castigado.
El terror invade a Marisel, ella sabe que el régimen tiene sus días
contados y que deberá tarde o temprano responder ante la justicia. Los
crímenes por malversación y contra la llamada “cosa pública” según la
ley, no prescriben. Así que las oportunidades de escapatoria son
escasas. Huir hacia los EE.UU o Europa ya no serán opciones seguras, ya
que algunas leyes extranjeras en proceso, le revocarán las visas,
congelarán activos y dinero a los corruptos y criminales del régimen.
Los conchupantes de la MUD que la ayudaron a escapar, mediante el
cambalache encubridor de otros criminales regionales, no será posible en
el futuro. La MUD como el PSUV muy probablemente poco o nada podrán
incidir en el curso de la justicia post chavista. Además cada uno de
esos criminales estará en procura de sus propias vías de fuga.
El exconcejal Franklin Rebanales cuando interpuso valientemente su
denuncia, fuertemente sustentada, con certificaciones de documentos
originales que reposan en los archivos de la Cámara Municipal, sabía a
que se enfrentaba y que la comisión de la “Asamblea Nazional” liderada
por una pendenciera como Nancy Ascencio, difícilmente actuaría contra
una compinche del llamado “Socialismo del Siglo XXl”.
Velásquez no reportó ni justificó gastos que ascienden en su totalidad a
una suma que supera los 12 millones de bolívares fuertes, provenientes
de recaudaciones propias de la municipalidad, de las aportaciones de sus
trabajadores a la Ley de Política Habitacional y al Instituto
Venezolano de los Seguros Sociales.
Lo cierto es que los fondos se esfumaron, no fueron usados para mejorar
al paupérrimo municipio, aunque se sospecha hayan volado hacia algún
paraíso fiscal o usados para la compra de conciencias. En algún momento
todo se sabrá.
El ataque contra la corrupción será asignatura pendiente y obligatoria
para la nueva historia que deberá ser escrita por la dirigencia que
conforme la Venezuela honorable y honesta que necesariamente surgirá de
las ruinas del régimen forajido de la mal llamada “Revolución Bonita”,
en la cual aspiramos que todo crimen tendrá su castigo!
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