El
monstruoso crimen del que han sido víctimas Mónica Spear y su familia,
se suma a lo que ocurre diariamente en toda Venezuela. El año pasado, 25
mil personas fueron asesinadas a manos de grupos armados y del hampa.
Debemos enfrentar la realidad: esta trágica situación puede continuar, e
incluso agravarse.
Aunque el Gobierno insiste en evadir su
responsabilidad y achacársela a terceros, hay una evidente falta de
voluntad política para resolver el problema. La ineficiencia y la
impunidad son muestras de que al oficialismo no le interesa resguardar
la vida de los venezolanos, sino mantener el control sobre nuestro país
de manera indefinida, como ocurre en Cuba.
Una razón fundamental por la cual los
índices de criminalidad se han desbordado es la utilización preferente
del sistema judicial y de los cuerpos de seguridad para acosar y
perseguir a quienes se oponen al Régimen. Por órdenes gubernamentales,
públicamente impartidas, jueces, fiscales y policías están dedicados a
vigilar e imputar a legítimos disidentes, en lugar de prevenir y
combatir el delito.
La postura suave y complaciente a favor
de pranes y demás delincuentes comunes, a quienes se les libera por
centenares, sin cumplir con los mínimos requisitos exigidos por la Ley,
contrasta elocuentemente con la actitud inhumana del Gobierno en contra
de personas como Iván Simonovis, a quien se le mantiene encarcelado pese
a su gravísimo estado de salud, desoyéndose el clamor nacional e
internacional por su liberación.
Como ciudadanos, hacemos un firme
llamado a las autoridades, para que asuman, como prioridad, la lucha,
urgente e impostergable, en contra de la delincuencia y para que
abandonen su política de acoso y persecución contra la legítima
disidencia democrática.
Como prueba de un cambio de rumbo, exigimos al Gobierno:
Primero: La liberación de Simonovis y la
inmediata promulgación de una ley de amnistía que permita la liberación
de los presos políticos, el regreso de los exiliados, y el cese de la
exclusión y persecución por razones políticas.
Segundo: Poner fin al sectarismo, la
violencia, la exclusión, la impunidad, y el lenguaje de odio; lo cual
incluye, entre otras medidas, la restitución de la libertad de prensa,
la libertad de información, y el respeto al derecho a opinar y a
disentir.
Tercero: La incorporación de los mejores
profesionales y los más capacitados en la lucha en contra del hampa,
independientemente de la tolda política a la que pertenezcan.
Cuarto: Acatar el principio
constitucional de la separación y la autonomía de los poderes que
conforman el Estado, de manera que sea factible la asignación de
responsabilidades y el reclamo de su cumplimiento.
Quinto: Velar por el eficiente
cumplimiento de las autoridades civiles de su legítimo desempeño;
asegurándose de cuidar del libre y seguro desenvolvimiento de la
sociedad.
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