8/1/14
Empezamos el año con una
Venezuela evaporada, donde las variables para los análisis de la
realidad lucen agotadas y redundantes. Las advertencias no tienen
cabida porque lo que quisimos evitar se ha materializado. Lo más
preocupante es que el sector político no cuenta con una oposición capaz
de diseñar estrategias eficaces para confrontar el secuestro del país
por parte de la dictadura cubana. Ya no quedan dudas al respecto,
tenemos que aceptar lo inaceptable, observar impávidos el cómo la
dirigencia partidista se resignó a interpretar un rol mendicante en un
escenario que viola todas las premisas que constituyen una sociedad
libre. Los famosos espacios son las concesiones dictatoriales que
permiten crear ilusiones digeribles para aquellos que desean seguir
creyendo que viven en una civilización moderna, con símbolos asociados a
los valores occidentales. Estos espacios son una suerte de sueño
inducido, donde el comunismo no se manifiesta en su justa dimensión, se
disfraza para hacerlo tolerable, mientras en la realidad la esclavitud
sigue consolidándose a paso de vencedores. Al tenor de las acciones y
declaraciones, se deduce que en abril pasado se habló de fraude
sencillamente para permitir la sobrevivencia política de quien lo
denunció, para dejarlo como líder de una oposición controlada por el
régimen, y así asegurar absolutamente el éxito de la “revolución”.
Lamentablemente la
nación pensante también pareciera haber claudicado. Las lecturas se
realizan dentro del sueño inducido, interpretando solamente los sucesos
que ocurren dentro de esa ilusión onírica. Pocos se atreven a denunciar
la realidad, aunque no sé si a estas alturas los demás no es que no se
atrevan sino que no comprenden, pero el resultado es desolador. ¿Surgirá
algo nuevo? Ustedes dirán.
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