No tengo duda que los venezolanos nos encontramos hoy frente a una de
las circunstancias históricas más oscuras y difíciles de toda nuestra
historia republicana.
Tiempos, quizá solo comparables con la oprobiosa dictadura de Marcos
Pérez Jiménez, agravada hoy por dos factores: la intervención de
intereses extranjeros en la vida de los venezolanos y la penetración del
narcotráfico y la delincuencia organizada en las altas esferas del
poder.
Las primeras lecciones que recibí de mi abuelo Eduardo Mendoza,
compañero de lucha y el ministro más joven de Rómulo Betancourt en 1945,
recuerdan esos tiempos oscuros y a los héroes civiles que como Leonardo
Ruíz Pineda y Alberto Carnevalli, llenos de valor y principios
democráticos, lograron dar al traste con las pretensiones hegemónicas
del perverso militarismo que se sembró en Venezuela desde las épocas de
Juan Vicente Gómez.
Hoy es fundamental recordar las palabras de Betancourt, cuando desde
el exilio el 2 de Noviembre de 1956, planteaba a los venezolanos en la
resistencia que, “la mecánica del combate social las masas apáticas,
derrotistas, desesperanzadas, son la mismas que se empeñan en la batalla
una vez que ésta haya sido emprendida. Es una constante universal la
que de la capacidad de los pueblos para recobrar la fe es inagotable, e
inagotable también sus reservas para la acción”.
Al igual que en aquella época, los venezolanos comprometidos con los
valores de la democracia y la libertad, estamos convencidos de que la
vía electoral, es el principal camino para definir los cambios en
Venezuela y hoy, igual que ayer, su triunfo depende de nuestra
permanencia en las luchas de calle, en la conquista de todos los
derechos para todas las personas, mediante la protesta no violenta,
constante y responsable.
El ingreso de Venezuela al siglo XXI, viene siendo postergado al
igual que en el siglo XX, por fuerzas militaristas y autoritarias, que
pretenden perpetuarse en el poder, cercenando las libertades ciudadanas y
promoviendo la pobreza para asegurarse la dominación. La gran mayoría
de los venezolanos somos de pensamiento libre y democrático, estamos
ante una lucha irrenunciable, por abrir las puertas del desarrollo y el
progreso de los venezolanos.
Como ningún pueblo en América, los venezolanos hemos transitado una
larga marcha hacia la democracia y la libertad, y hoy quienes confluimos
en las corrientes políticas de pensamiento socialdemócrata y
progresista, tenemos el compromiso de continuar nuestra lucha, por
establecer en Venezuela un régimen de libertades, tolerancia y paz, que
permita la incorporación de todos los venezolanos en el desarrollo
económico, para que cada comunidad, cada familia y cada venezolano,
logre alcanzar su sueño.
Hoy adquiere más vigencia que nunca esa visión de compañerismo, apego
a los valores y la organización política de base, como la fórmula de
lucha popular, para conquistar la convivencia democrática. Esa es
nuestra doctrina fundamental en Voluntad Popular, a la venezolana, y a
la cual invitamos sin sectarismo y abiertos al debate a quienes
comparten esta corriente del pensamiento político criollo, como modo de
vida que guía nuestro compromiso con Venezuela y fundamentalmente con su
gente.
Esta carta a los socialdemócratas, la publico especialmente en este
diario (El Nuevo País), heredero fiel de El País, órgano de debate y
luchas por la democracia, cuyo legado heredamos en la conquista de un
nuevo país.
¡Fuerza y fe Venezuela!
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