SIN VASELINA!

Por: Lorenzo García Tamayo

 

Qué más puedo decirte…

Es evidente que entre el grueso de la población venezolana y la dirigencia política nacional, tanto la oficialista como de la oposición, existe un abismo que con el paso de los días se agiganta y adquiere matices infranqueables. Los “enchufados” han resultado ser, no solo funcionarios públicos del Gobierno, sino también los que gravitan y medran en Gobernaciones y Alcaldías controladas por la oposición. Las dudas que pudieron existir, ya no son tales, y hoy por hoy existe una certeza colectiva en ese sentido.

La lucha y el afán participativo en las próximas elecciones municipales, responde a la sola aspiración de “enchufarse”. Nuevos cargos burocráticos, o el control de presupuestos para satisfacer el clientelismo político. Bien sea para seguirlos usufructuando, o para disputárselos al contrario, según sea el bando en que se encuentran hoy ubicados, es lo único que los motiva. Tanto unos como otros, perdieron a ojos de buen cubero, la conexión con el común denominador ciudadano formado por la abrumadora mayoría que rechaza estas prácticas “políticas” malsanas.

En la Venezuela de hoy, más allá de la dádiva, la oportunidad, o el beneficio temporal, no existe sintonía alguna entre la dirigencia política y la gran mayoría de la población. Están absolutamente equivocados quienes aún creen que la empobrecida clase media, los pobres y los menesterosos, no tienen capacidad de pensar. La abstención será abrumadora. Si es que las elecciones se realizan o deciden un armisticio de conformidad entre ellos, para dejar los “comederos” de cada sector depredador, en su lugar común. “Donde hay”.

Confunden descontento, frustración y rabia, con resignación y conformidad. El pueblo no es pendejo, puede que piense de manera lenta y parsimoniosa, pero su pensamiento es seguro y sin olvido. Todas las amarguras, odios y resentimientos contenidos en esa inmensa copa del “aguante”, solo esperan a través de la esperanza, la oportunidad para vaciarse de un solo golpe. Tarde o temprano el soberano les pasará factura. Como dice mi primo Ernie, que oiga quien tiene oídos. 

 

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