"La oposicion se escuda en
frases como la de evitar el derramamiento de sangre, como si no fueran
suficientes los más de 160.000 muertos ocurridos durante este desastre de
gestió".
Curtido por la experiencia, Diego Arria intenta ubicarse por encima de la
realidad nacional venezolana y aportar sus conocimientos en resolución de
conflictos mundiales para lo que considera la mayor necesidad del país
petrolero: el rescate de las instituciones para crear las estructuras del Estado
de Derecho y establecer un pacto social que incluya a los venezolanos y,
subraya, la convocatoria de una Asamblea Constituyente.
DLA: ¿En qué punto estamos?
DA: Estos 100 días han sido la continuación del legado más perverso de
odio, división y confrontación entre los venezolanos que dejó Hugo Chávez y que
casi entierran el futuro del país en lo que ridículamente llaman el cuartel de
la montaña. Han sido días que evidencian la incapacidad, la mediocridad, lo más
bajo del ser humano, desde el punto de vista de la condena de la sociedad a la
marginación.
DLA: ¿Qué ha hecho la oposición para revertir eso?
DA: El balance que presentó la propia oposición oficial excluye lo más
importante de este tiempo: el robo de la elección que ganamos nosotros, los
venezolanos convencidos de la democracia. Ellos, quienes regentan esa oposición
oficial, no han rendido cuentas del por qué aún no hemos cobrado nuestro
triunfo.
DLA: ¿Pero han adelantado algunos recursos?
DA: La oposición demostró que no es Ghandiana, ni seguidora de Mandela. Se
escudó en frases como la que predica evitar el derramamiento de sangre, como si
no fueran suficientes los más de 160.000 muertos ocurridos durante este desastre
de gestión.
¿Sin embargo constantemente se invita a los venezolanos a no tener
miedo?
Esa invitación me tiene indignado, porque realmente no va dirigida a los
venezolanos. Nosotros el 14 de abril demostramos que no tenemos miedo. Esa es
una declaración injusta. Parece que quienes tienen miedo son otros, los que
dirigen este proceso.
¿A quiénes se refiere?
A quienes regentan las franquicias. El Gobierno le tomó la temperatura a la
oposición oficial, sabe que no lo confrontará. Ellos le tienen miedo sólo a la
Fuerza Armada. La oposición, por su parte, parece tenerle miedo a un reacomodo
necesario; y también a los sectores militares.
¿Los militares pueden hacer algo?
Si algo hay que decirle a los venezolanos es que comiencen a diferenciar a
los malandros de los oficiales con algún grado de institucionalidad. Es
imposible creer que todos los militares están de acuerdo con la barbarie que se
comete desde el Gobierno y las instituciones que le son fieles. Recientemente
voceros del régimen se han quejado de los "intentos" por alborotar a las fuerzas
castrenses.
¿Quién los alborota?
No sé a qué se refieren cuando desde el Gobierno hacen ese tipo de
declaración, lo que sí es cierto es que no podría imaginarme a una Fuerza Armada
consciente y soberana que no se alborotara cuando se le ha degradado, humillado,
avergonzado y entregado al control cubano. Los militares tienen que estar
alborotados.
¿Usted justificaría cualquier intento de alboroto militar?
En el país hay un prurito contra los militares. Parece que se les olvida
que fue precisamente la fuerza militar la que hizo posible que el espíritu
democrático del 23 de enero de 1958 prevaleciera y se impusiera como doctrina,
como pacto social entre los venezolanos. Lo mismo ocurrió el 11 de abril de
2002, los militares jugaron un rol de primer orden en reacción inmediata a la
solicitud del pueblo en la calle.
¿Lo que dice va contra los postulados de la Mesa de la Unidad?
Quien pueda descifrar que significa hoy oposición, unidad y liderazgo,
ojalá nos lo explique a todos. Son tres conceptos que han perdido su
fuerza.
Hace un par de años quizá había oposición, pero no unidad ni
liderazgo…
El 14 de abril, el pueblo venezolano ganó e impuso el respeto al defender
su triunfo en una elección, ¿Pero qué ha pasado?… el régimen ha dejado de
respetarlo, porque no teme a los conductores oficiales y por lo tanto, como no
los teme, los sigue irrespetando…Insisto, el régimen le tomó la temperatura a la
oposición oficial, representada en la Mud, porque no lo van a enfrentar y de ahí
en adelante se metió en un proceso de legitimización impuesta de facto.
¿Entonces usted no cree en las instituciones, pero si en los
militares?
He dicho que los militares venezolanos son chavistas hasta que demuestren
lo contrario. Esta es la hora de que lo demuestren. No sólo por un régimen
incapaz de resolver los principales problemas de la sociedad venezolana, sino
porque está en juego la soberanía nacional, con la presencia de grupos
irregulares de Colombia, Rusia, Bielorrusia, Irán… hasta la mafia japonesa hace
lo que quiere en suelo patrio.
¿Qué salida queda?
Desde 2011 vengo pregonando la necesidad de convocar una Asamblea Nacional
Constituyente, que restablezca el Estado de Derecho, que ratifique la necesidad
de la separación de poderes, que imponga la descentralización y que restituya la
defensa de la soberanía nacional.
¿Los expertos indican que una Constituyente es un salto al vacío?
Claro que existen riesgos, pero nadie puede negar que Venezuela ya está en
caída libre y que tenemos la obligación de detenerla. Además, quienes opinan
eso, creen que la propuesta de Constituyente es una especie de revancha a lo que
hizo Chávez en 1999. La verdad es que lo que procuramos es un pacto social que
incluya, que no denigre de ningún venezolano, que no imponga criterios, sino que
logre el consenso.
¿Convocar una Constituyente con el actual Consejo Nacional Electoral?
Nadie puede acusarme de convalidar a lo que he llamado por años el
ministerio de elecciones de Chávez. Creo que debemos presentarle al país una
consulta popular, establecida en la Constitución, y al recabar las firmas
necesarias convocar esa Constituyente con el apoyo de la Fuerza Armada. Ese es
el único recurso pacífico posible.
¿Su propuesta tendrá cabida?
En Venezuela vivimos en permanente reelección. Hay clubes políticos que no
suman en favor del interés nacional. He hecho propuestas que me valieron la
exclusión y el mote de radical; pero que poco a poco se han venido imponiendo.
No dudo que la salida que propongo corra la misma suerte, que no será la mía,
sino la de todo un país.
Son otros los que viven la vida queriendo ser candidatos siempre. Yo solo
quiero rescatar a Venezuela
Diario Las Americas
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