Día 27/08/2013 - 20.44h
El modo en que Occidente ha
reaccionado frente al conflicto sirio guarda paralelismos con su
actuación en la crisis iraquí de 2003
reuters
Nos encontramos en las horas previas al inicio de una
guerra que va a enfrentar a una coalición internacional contra una
dictadura árabe, la siria. Como ocurrió el 16 de marzo de 2003 en las
portuguesas islas Azores, se oyen tambores de guerra. Entonces, el enemigo a derrocar era el tirano iraquí Sadam Hussein, ahora es el sirio Bashar al Assad. Ambos han liderado dos regímenes que han reprimido a sus pueblos y cuyos últimos días presentan diferencias y semejanzas.
Primavera Árabe y «guerra contra el terror»
Tanto aquella guerra como el conflicto internacional que
parece que va a estallar en Siria se enmarcan en un contexto
internacional convulso. Tras los ataques terroristas del 11 de
septiembre de 2001 contra Estados Unidos, el gobierno de George Bush puso en marcha una «guerra contra el terror» que, año y medio después, desembocó en la Guerra de Irak.
Ahora, Siria vive uno de los episodios más dramáticos de lo que se
conoce como la «Primavera Árabe», un conjunto de levantamientos
populares que desde Túnez hasta Yemen han logrado derrocar a tiranos que
llevaban desde hacía mucho tiempo en el poder.
Dos clanes
Tanto Bashar al Assad como Sadam Hussein reprimieron a sus pueblos desde las filas del panarabista y socialista Partido Baath.
Además, ambos pertenecen a familias de comunidades minoritarias que han
reprimido con dureza a la mayoría étnica de sus respectivos países. La
de Sadam, sunita, persiguió desde el gobierno a kurdos y chiítas. La de Assad, alauita
y que cuenta con el apoyo de chiíes, drusos y cristianos, se encuentra
ahora enfrentada con la oposición, formada por la mayoritaria comunidad
suní siria que ha sido históricamente discriminada por el régimen.
«Líneas rojas»
El actual presidente de EE.UU., Barack Obama,
ha mostrado desde siempre un rechazo a seguir con la política bélica de
su antecesor, George Bush, circunstancia que ha determinado su gestión
del conflicto sirio. De hecho, en todo momento se ha mostrado reticente a
una intervención armada en el país, algo que lleva dos años evitando,
aunque estableció como «línea roja» el uso de armas químicas.
El ataque perpetrado por el régimen la semana pasada, en el que
murieron más de mil personas según la oposición ha obligado a Obama a
mover ficha. En su contra juegan los ejemplos de Irak y Afganistán y una
población a la que el conflicto sirio prácticamente no interesa ya que,
según una encuesta del «Washington Post», sólo el 9% de los
estadounidenses cree su país debería entrar en Siria.
Margallo: «No hay solución militar al conflicto»
El consenso internacional y los ataques
Ni en Irak ni en Siria ha habido un consenso internacional
sobre cómo actuar. En el caso iraquí, tras dos meses de investigación,
el equipo de inspectores de Naciones Unidas
comparece ante el Consejo de Seguridad el 27 de enero de 2003 y explica
que no ha encontrado pruebas de que el régimen tenga armas de
destrucción masiva. El 5 de febrero, el secretario de Estado de EE.UU., Colin Powell,
comparece ante el Consejo y presenta pruebas de que el régimen de Sadam
sí las posee. Pese a ello, la comunidad internacional insiste en que se
refuercen las investigaciones, algo que no evita que el 7 de marzo
Reino Unido, EE.UU. y España presenten un proyecto de resolución dando a
Hussein un ultimátum: deberá desarmarse antes del 17 de marzo para
evitar la guerra. Francia, Rusia y Alemania siguen instando al diálogo,
algo que Bush no acepta.
afp
La caída de Sadam
Una vez se confirmó la imposibilidad de llegar a un acuerdo
en Naciones Unidas, Reino Unido y estados Unidos decidieron avanzar por
su cuenta hacia la guerra abierta contra Sadam. Formaron una coalición
de «países amigos» y en la conocida como «cumbre de las Azores», con el
presidente español José María Aznar como invitado de honor y el primer ministro portugués José Manuel Durao Barroso
como anfitrión, dieron al régimen de Hussein un ultimátum de 24 horas
para su rendición. Cuatro días después, el 20 de marzo de 2003 comenzaba
la operación «Libertad Iraquí» con el bombardeo de Bagdad con misiles
Tomahawk desde barcos y submarinos de la Coalición apostados en aguas
del Golfo Pérsico.
Como entonces, en lo que se refiere a la búsqueda de una
posición común contra Bashar Al Assad, la evolución ha sido parecida,
aunque en este caso ha sido la constante negativa de China y Rusia la
que la ha impedido. En plena investigación de la ONU sobre el supuesto
uso de armas químicas por parte del régimen de Assad, Reino Unido y
Estados Unidos vuelven a liderar la opción bélica contra una tiranía.
Según informaron este martes altos funcionarios de la Casa Blanca a la
cadena NBC, las acciones militares contra Siria podrían comenzar «tan
pronto como el jueves». El ataque, que tendría una duración de dos o
tres días, se llevaría a cabo con misiles de crucero lanzados desde el
mar o mediante bombarderos de largo alcance que tendrían como objetivos
instalaciones militares sirias.
Por otra parte, y a diferencia de lo que ocurrió antes de aquella guerra, España no se ha posicionado claramente
a favor de la intervención armada contra Assad. «La postura del
Gobierno español es y será que no hay solución militar al conflicto»,
dijo el ministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo el pasado mes de junio.
http://www.abc.es/internacional/20130827/abci-hussein-assad-guerras-201308271901.html#.Uh0500uh9sM.twitter
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