El
dirigente político venezolano exiliado en Perú, Óscar Pérez, envió una
carta al segundo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana,
Mario Moronta, para solicitar su intervención en el proceso de
liberación de presos políticos del país así como en el regreso de los
exiliados a su patria.
En el texto que fue consignada en el despacho de Moronta por el
profesor tachirense Javier Tarazona, Pérez recordó la labor que tuvo el
arzobispo en la solicitud de la liberación del fallecido presidente,
Hugo Chávez, en 1992 cuando fue apresado por el intento de golpe de
estado.
“Solicitamos a través de esta humilde misiva, su oportuna mediación
ante los Poderes Públicos nacionales a fin de allanar el camino que
finalmente logre la liberación de los presos por pensar diferente y el
regreso a la patria de quienes se vieron obligados a partir, luego de
diferentes conflictos políticos acontecidos en el país en los últimos
tres lustros. Reconocemos el invaluable papel que la Iglesia Venezolana
ha jugado en otros momentos de la historia reciente, como por ejemplo
durante el proceso que favoreció la liberación del fallecido Presidente
Hugo Chávez, tras el intento de Golpe de Estado de 1992. Asímismo,
reiteramos nuestro deseo de colaborar con el diálogo y la paz del país;
pero entendemos que la conciliación de los venezolanos debe pasar por la
Amnistía a quienes desde hace años viven encarcelados -en condiciones
violatorias de los Derechos Humanos-, alejados de sus familiares y en
tierras ajenas”, señaló.
Óscar Pérez apeló al papel fundamental que cumple la iglesia
venezolana en el desarrollo y la toma de decisiones de cualquier índole
en el país. También solicitó la realización de forma transparente la
revisión técnica y jurídica de los casos de presos políticos y
exiliados.“No pedimos nada distinto a lo que por Chávez hizo la Iglesia
en 1992”
Pérez denunció una constante y creciente persecución política en
contra de quienes difieren abiertamente de la postura gubernamental.
Solicitó al Arzobispo de San Cristóbal su intermediación para erradicar
esta situación del país. “En Venezuela hay persecución política, hay
encierros injustos y comprobados, hay destierros, hay impunidad; y está
en las manos de cada uno -incluyendo la Iglesia que usted dignamente
representa- hacer algo para que esta situación termine y se inicie una
nueva etapa de verdadero entendimiento nacional, que lleve al país al
sitial de honor que se merece. Los Presos Políticos y Exiliados no
suplican perdón, piden Justicia, esa “Justicia que es la reina de las
virtudes republicanas y sobre la cual se sostiene la Igualdad y la
Libertad”, como lo expresó el Libertador de todos, Simón Bolívar”.
Finalmente Pérez hizo un llamado a la fe como mecanismo de
reconciliación entre los habitantes de Venezuela. “Monseñor Mario
Moronta, tenemos FE. Esa misma FE de la que usted habló durante el
funeral de Estado del fallecido Presidente Chávez, cuando dijo que no es
una especie de actitud conformista ni tampoco se reduce a unos
enunciados de carácter religioso e intelectual. La fe verdadera conlleva
a arriesgarse a creer en Dios y abrir la mente y el corazón para
sintonizar con ÉL”. Confiamos y creemos que de su mano será posible
lograr la liberación de los Presos Políticos y el regreso de los
Exiliados”.
La Carta
Lima, 26 de Junio 2013
Ciudadano
MONSEÑOR MARIO MORONTA RODRIGUEZ
Obispo de la Diócesis de San Cristóbal
Presente.-
MONSEÑOR MARIO MORONTA RODRIGUEZ
Obispo de la Diócesis de San Cristóbal
Presente.-
Ante todo reciba usted, Monseñor Mario Moronta, un sincero saludo
cristiano, católico y mariano de parte de los Prisioneros Políticos y
Exiliados Venezolanos. Conscientes de que -tal y como lo consideraba SS
Pablo VI- “Si se desea la paz hay que luchar por la Justicia”,
solicitamos a través de esta humilde misiva, su oportuna mediación a fin
de allanar el camino que finalmente logre la liberación de los presos
por pensar diferente y el regreso a la patria de quienes se vieron
obligados a partir, luego de diferentes conflictos políticos acontecidos
en el país en los últimos tres lustros.
Reconocemos el invaluable papel que la Iglesia Venezolana ha jugado
en otros momentos de la historia reciente, como por ejemplo durante el
proceso que favoreció la liberación del fallecido Presidente Hugo
Chávez, tras el Golpe de Estado de 1992. Asimismo, reiteramos nuestro
deseo de colaborar con el diálogo y la paz del país; pero entendemos que
la conciliación de los venezolanos debe pasar por la Amnistía a quienes
desde hace años viven encarcelados -en condiciones violatorias de los
Derechos Humanos-, alejados de sus familiares y en tierras ajenas.
Monseñor, estamos convencidos que desde su condición de Segundo
Vice-Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, sería un factor
clave que active los mecanismos para reexaminar jurídica y técnicamente
los casos de los Presos Políticos y Exiliados. Esto debe llevarse a cabo
de una vez por todas y de cara abierta al país, sin más dilación,
mentiras ni mezquindades. Somos un país mayoritariamente católico y
convencido de que “No hay paz sin Justicia”, como siempre lo expuso el
querido Beato y próximo a canonización, SS Juan Pablo II.
Respetado Obispo Diocesano, en Venezuela hay persecución política,
hay encierros injustos y comprobados, hay destierros, hay impunidad; y
está en las manos de cada uno -incluyendo la Iglesia que usted
dignamente representa- hacer algo para que esta situación termine y se
inicie una nueva etapa de verdadero entendimiento nacional, que lleve al
país al sitial de honor que se merece. Los Presos Políticos y Exiliados
no suplican perdón, piden Justicia, esa “Justicia que es la reina de
las virtudes republicanas y sobre la cual se sostiene la Igualdad y la
Libertad”, como lo expresó el Libertador de todos, Simón Bolívar.
La disidencia venezolana debe dejar de ser criminalizada, la
autocensura no puede convertirse en una práctica en un país que se dice
democrático. Cada minuto debe ser más fuerte y respetado el derecho a la
libre opinión y la manifestación pacífica; pero esto solo se logrará
cuando cada preso político esté en su casa, cuando se concreten medidas
que favorezca el regreso a sus hogares y participen activamente en la
crianza de sus hijos. Esto solo se logrará cuando los exiliados vuelvan a
pisar suelo patrio y cesen las amenazas.
Los sectores políticos demócratas y justos de Venezuela tendrán
siempre una cuenta abierta, unos puntos suspensivos, un pendiente;
mientras los Presos Políticos y Exiliados pidan Justicia.
Por esto y
más, pedimos su mediación para que acabe este conflicto que ensombrece
la Democracia, hace crecer a niños en ausencia de sus padres y llorar a
madres lejos de sus hijos.
Monseñor Mario Moronta, tenemos FE. Esa misma FE de la que usted
habló durante el funeral de Estado del fallecido Presidente Chávez,
cuando dijo que “no es una especie de actitud conformista ni tampoco se
reduce a unos enunciados de carácter religioso e intelectual. La fe
verdadera conlleva a arriesgarse a creer en Dios y abrir la mente y el
corazón para sintonizar con ÉL”. Confiamos y creemos que de su mano será
posible lograr la liberación de los Presos Políticos y el regreso de
los Exiliados.
En estos momentos de apremio y sed de justicia me permito recordar un
extracto de su Carta Pastoral del 25 de enero de 2007 donde
textualmente dice que “La Iglesia está llamada a atender los signos de
los tiempos y a realizar su misión en fidelidad de quien la ha
convocado.
La Iglesia no es ni quiere ser un agente político, tampoco
compite por el ejercicio del poder. Tiene, sin embargo, un profundo
interés por el bien de la comunidad política, cuya alma es la justicia”.
Confiados en Dios, quedamos de usted y humildemente suplicamos la
intercesión de la Santísima Virgen de Coromoto, Patrona de Venezuela.-
Atentamente
OSCAR PEREZ TORREZ
Exiliado Venezolano en Perú
C.I. Nº 6.201.842
Exiliado Venezolano en Perú
C.I. Nº 6.201.842
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