Artículo publicado el 04MAY13 por el diario "El Universal" de Cartagena de Indias, Colombia.
En
los 70 la izquierda le decía así a los militares que abusaban de su
poder y sobretodo de la impunidad. Lo que hoy se ajusta perfectamente a
los dirigentes chavistas venezolanos que abusan, roban, asaltan y
golpean a la oposición con total tranquilidad.
Lo sucedido esta
semana en la Asamblea venezolana es una verguenza continental. Más
vergonzosa aún ha sido la reacción de los líderes continentales que
con su silencio aceptan que se coarte la libertad de una democracia
que se marchita a gran velocidad. Hoy la oposición venezolana se
encuentra sola, lo que desdice de gran manera de nuestras sociedades y
de nuestras democracias.
Particular verguenza de patria causa
la reacción del Presidente de Colombia Juan Manuel Santos y su
canciller María Angela Holguín. Varios días después de semejante acto
brutal por parte de los gorilas (y que me perdonen por la ofensa los
homininae Gorillini Gorilla) chavistas, tanto Santos como Holguín
expresaron profunda preocupación. No hubo rechazo, no se dio ninguna
expresión de indignación o condena.
Profunda preocupación. Que
es lo que expresa un padre cuando se hijo le llega con varias materias
perdidas en el colegio. O cuando sube la tasa de interés en un punto.
Sin duda es el término más diplomático, lease pusilánime, que podían
utilizar en este caso. Comparable solo con el verbo propender que
quiere decir: tratar si se puede y de pronto que algo suceda.
Recuerdo
a mi padre contarme como mi tío abuelo el expresidente Eduardo
Santos, el de fe y dignidad valdría la pena recordarle Juan Manuel
Santos, le dio nacionalidad colombiana a los españoles que querían
refugiarse en nuestro país durante la guerra civil y durante la
dictadura.
Su solidaridad democrática con un sector de la población de
un país apabullada por una dictadura era un ejemplo que al parecer con
su sobrino nieto no pegó.
¿Qué hace falta para que la
indignación democrática acabe con esta patria boba latinoamericana?
Aislaron a Paraguay por una transición que estaba enmarcada dentro de
la legislación interna. Lo mismo hicieron con Honduras donde se
violentó en algo el orden constitucional. Pero en Venezuela se roban
descaradamente unas elecciones y todo el mundo aplaude. Si el robo
fuera de un candidato de centro o de derecha otro sería el cantar.
Pero como es el matón, o gorila, de Maduro y su petróleo la mamertería
continental le permite todo. Qué triste.
Lo peor está por
venir. Después de la golpiza, ¿viene la cárcel? Ya una ministra
condenó a Capriles sin fórmula de juicio. Expresarán entonces, y otra
vez, los líderes latinoamericanos ¿su profunda preocupación? O será
que se necesitan unos muertos para que Santos, Holguín y compañía se
despierten finalmente y entiendan que los valores democráticos no se
negocian. Especialmente con esos gorilas chavistas que hoy se hacen
llamar demócratas pero que no dejan de ser unos matones corruptos
disfrazados de políticos.
Venezuela está a una bala de una
guerra civil. Los que guardaron silencio cómplice o expresaron su
honda procupación ojalá no tengan que tragarse sus palabras.
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