La palabra abstención deviene de la voz latina
abstentio, es un no hacer o no obrar que normalmente no produce efecto
jurídico alguno…sin embargo, en Venezuela la llamada ”abstención
electoral” ha servido durante los últimos procesos electorales para
esconder tras ella, un sin fin de fraudes continuados cometidos por el
Consejo Nacional Electoral (CNE) y ha sido la excusa perfecta para que
una oposición cuyos líderes terminan siendo muchas veces
colaboracionistas, no asuman con claridad y determinación la lucha por
el destino de Venezuela.
En principio, el porcentaje de la abstención se mide por el número de electores que estando inscritos en el Registro Electoral han dejado de votar, pero es ese Registro Electoral confiable? Somos realmente 18.903.143 de electores en un país de 27.150.095 habitantes? Desde que el régimen se encargó de eliminar la posibilidad de investigar la verdad, prescindiendo de la dirección de los electores, muchas cosas se han intentado incluyendo la impugnación del Registro Electoral utilizado para las elecciones del 7 de Octubre del 2012 presentada al Consejo Nacional Electoral (CNE) en tiempo útil por Voto Limpio, organización especialista en la materia electoral.
Es público y notorio el compromiso de Tibisay Lucena, presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), con la llamada revolución bolivariana, sabemos de la contaminación del Registro Electoral, es del conocimiento general la vulnerabilidad de las maquinas que se utilizan, cambios de fechas, mudanzas de electores de un Centro de Votación a otro, intervención consentida de las milicias, transmisiones irregulares, Centros de Votación en zonas inaccesibles, coerción sobre los testigos de mesas, presión sobre los electores, alcabalas para retrasar el proceso en algunos sectores, emisión de cedula de identidad a extranjeros para que voten, entre otras manipulaciones. Es por estas intervenciones deliberadas que podemos concluir que no se trata de ventajismo ni de triquiñuelas, como se ha querido minimizar la gravedad del asunto, se trata de un elaborado plan que tiene por objeto modificar la voluntad del pueblo venezolano y así mantenerse en el poder bajo un manto de legitimad otorgada por los procesos electorales. Se trata de un verdadero fraude electoral (El fraude electoral es la intervención deliberada en un proceso electoral con el propósito de impedir, anular o modificar los resultados reales.).
Las preguntas obligatorias son: Por qué la oposición venezolana prefiere aceptar la excusa de la abstención y no asume con valentía la existencia del Fraude Electoral? Por qué la oposición venezolana opta en escudarse tras unos números que son manejados única y exclusivamente por el Consejo Nacional Electoral (CNE)?
Porque es más fácil y menos riesgoso echarle la culpa a unos supuestos electores irresponsables (reales o no) de no votar, es como diríamos en criollo “correr la arruga”. Porque asumir que se trata de un fraude electoral implica un cambio total y radical de actitud, significa enfrentar con coraje y valentía el rescate de nuestra democracia, soberanía y libertad, es darle un alto a los avances del castro-comunismo en nuestro país, es revelarle a La Comunidad Internacional la existencia de semejante situación y pedirles un respaldo, aunque esto les signifique quedarse sin las prebendas petroleras que este régimen les otorga.
Mientras sectores de la oposición mantengan la versión de la abstención la responsabilidad de las derrotas caerán siempre sobre las espaldas de los electores y jamás sobre los verdaderos responsables que son un Consejo Nacional Electoral (CNE), tramposo y unos líderes alcahuetas.
El pueblo venezolano se movilizara una vez más, conocerán de labios de Tibisay Lucena los resultados, solo que esta vez saben la verdad “No es abstención es FRAUDE.”
En principio, el porcentaje de la abstención se mide por el número de electores que estando inscritos en el Registro Electoral han dejado de votar, pero es ese Registro Electoral confiable? Somos realmente 18.903.143 de electores en un país de 27.150.095 habitantes? Desde que el régimen se encargó de eliminar la posibilidad de investigar la verdad, prescindiendo de la dirección de los electores, muchas cosas se han intentado incluyendo la impugnación del Registro Electoral utilizado para las elecciones del 7 de Octubre del 2012 presentada al Consejo Nacional Electoral (CNE) en tiempo útil por Voto Limpio, organización especialista en la materia electoral.
Es público y notorio el compromiso de Tibisay Lucena, presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), con la llamada revolución bolivariana, sabemos de la contaminación del Registro Electoral, es del conocimiento general la vulnerabilidad de las maquinas que se utilizan, cambios de fechas, mudanzas de electores de un Centro de Votación a otro, intervención consentida de las milicias, transmisiones irregulares, Centros de Votación en zonas inaccesibles, coerción sobre los testigos de mesas, presión sobre los electores, alcabalas para retrasar el proceso en algunos sectores, emisión de cedula de identidad a extranjeros para que voten, entre otras manipulaciones. Es por estas intervenciones deliberadas que podemos concluir que no se trata de ventajismo ni de triquiñuelas, como se ha querido minimizar la gravedad del asunto, se trata de un elaborado plan que tiene por objeto modificar la voluntad del pueblo venezolano y así mantenerse en el poder bajo un manto de legitimad otorgada por los procesos electorales. Se trata de un verdadero fraude electoral (El fraude electoral es la intervención deliberada en un proceso electoral con el propósito de impedir, anular o modificar los resultados reales.).
Las preguntas obligatorias son: Por qué la oposición venezolana prefiere aceptar la excusa de la abstención y no asume con valentía la existencia del Fraude Electoral? Por qué la oposición venezolana opta en escudarse tras unos números que son manejados única y exclusivamente por el Consejo Nacional Electoral (CNE)?
Porque es más fácil y menos riesgoso echarle la culpa a unos supuestos electores irresponsables (reales o no) de no votar, es como diríamos en criollo “correr la arruga”. Porque asumir que se trata de un fraude electoral implica un cambio total y radical de actitud, significa enfrentar con coraje y valentía el rescate de nuestra democracia, soberanía y libertad, es darle un alto a los avances del castro-comunismo en nuestro país, es revelarle a La Comunidad Internacional la existencia de semejante situación y pedirles un respaldo, aunque esto les signifique quedarse sin las prebendas petroleras que este régimen les otorga.
Mientras sectores de la oposición mantengan la versión de la abstención la responsabilidad de las derrotas caerán siempre sobre las espaldas de los electores y jamás sobre los verdaderos responsables que son un Consejo Nacional Electoral (CNE), tramposo y unos líderes alcahuetas.
El pueblo venezolano se movilizara una vez más, conocerán de labios de Tibisay Lucena los resultados, solo que esta vez saben la verdad “No es abstención es FRAUDE.”
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