Diario @ElNuevoPais, 26 de marzo de 2013
El colapso económico de Venezuela es ya vox populi a nivel
internacional. Ni China ni Brasil quieren prestarle a PDVSA, cuyo
petróleo ya no le hace falta a su principal comprador, EE.UU. Brasil
sólo se limita a explotar el suelo venezolano, aunque en condiciones
sumamente ventajosas para ellos. Europa, simplemente, nos sacó del
alcance de su radar económico. Sólo los rusos hacen nuevos acuerdos con
el actual gobierno, pero en condiciones francamente imperialistas.
Si el fallecido Hugo Chávez hubiera aprovechado la bonanza petrolera de la década pasada para "sembrar" el petróleo, sus sucesores tendrían el camino despejado. Pero no es así en una economía mas suicidamente rentista que nunca. Se importa TODO y para eso hacen falta dólares que ya no hay en las arcas públicas. Cerrada la grieta por la cual se colaba el chorrito de divisas que permitía mantener los anaqueles mas o menos llenos, la escasez llegará a 50% a finales del mes de abril.
Es decir, a Nicolás Maduro o a Henrique Capriles le tocará entrar a Miraflores con el cuarto lleno de agua. El modelo populista implantado en 14 años de chavismo llevará a que, en un mes, el 80% de la población empiece a sufrir hambre. El próximo presidente no tendrá tiempo ni de tomar posesión de su cargo cuando ya tendrá que enfrentar la mayor crisis que se recuerde en Venezuela. Y ninguno podrá escudarse en echarle la culpa al gobierno anterior mientras un pueblo de memoria histórica comprobadamente corta exige comida.
Por supuesto, la carencia de divisas para importar la comida que no producimos podría palearse momentáneamente con el corte de algunas ayudas al extranjero. Esa solución se puede ya descartar porque Maduro no se atreverá a quitarle el pan al régimen de los Castro. Mientras pueda, preferirá quitárselo a sus compatriotas, a quienes ya les metió una devaluación de al menos 46%.
"Con cobrarle algunas facturas a Cuba, se pueden obtener fácilmente 4.000 a 5.000 millones de dólares", dijo David Morán al diario estadounidense "El Nuevo Herald".
Según este periódico de Florida, en trabajo del venezolano Antonio María Delgado, "la manutención del régimen cubano parece ser un punto de honor para el chavismo, incluso si es a costa del bienestar del pueblo venezolano". Y añadió: "El costo para Venezuela de la ayuda que brinda a Cuba y a otros países aliados a través de Petrocaribe alcanza los 15.000 millones de dólares al año".
En cambio, contra todo principio económico, el gobierno ha preferido imprimir inorgánicamente, bolívares que ya nadie quiere. "La liquidez en bolívares ha crecido una enormidad. El gobierno continúa imprimiendo dinero con un déficit fiscal gigantesco, monetizando dicho déficit." (monetizar déficit produce inflación). "Y es un dinero que el venezolano no desea tener. El bolívar no es ya ninguna reserva de valor. Tenemos la inflación más elevada de América Latina y lo que se busca mas bien es preservar valor", dijo a El Nuevo Herald Ricardo Villasmil, profesor de economía del IESA y de la UCAB.
Este panorama lleva a la temida escasez, la cual afecta a los sectores de menor ingreso. "Con la tragedia de que quienes terminan pagando las consecuencias de esto son los sectores más vulnerables. Porque los sectores que tienen acceso a los comercios formales con relativa facilidad -como supermercados y abastos- esos son establecimientos que están obligados a respetar el control de precios, y son fiscalizados. pero los sectores populares no están muy penetrados por ese tipo de establecimiento comercial formal, sino que dependen de comerciantes informales de difícil supervisión, y por tanto es en los barrios populares donde se paga más caro por los productos", agregó Villasmil.
El problema para el madurismo es que, en esos barrios populares, está su mercado electoral.
Si el fallecido Hugo Chávez hubiera aprovechado la bonanza petrolera de la década pasada para "sembrar" el petróleo, sus sucesores tendrían el camino despejado. Pero no es así en una economía mas suicidamente rentista que nunca. Se importa TODO y para eso hacen falta dólares que ya no hay en las arcas públicas. Cerrada la grieta por la cual se colaba el chorrito de divisas que permitía mantener los anaqueles mas o menos llenos, la escasez llegará a 50% a finales del mes de abril.
Es decir, a Nicolás Maduro o a Henrique Capriles le tocará entrar a Miraflores con el cuarto lleno de agua. El modelo populista implantado en 14 años de chavismo llevará a que, en un mes, el 80% de la población empiece a sufrir hambre. El próximo presidente no tendrá tiempo ni de tomar posesión de su cargo cuando ya tendrá que enfrentar la mayor crisis que se recuerde en Venezuela. Y ninguno podrá escudarse en echarle la culpa al gobierno anterior mientras un pueblo de memoria histórica comprobadamente corta exige comida.
Por supuesto, la carencia de divisas para importar la comida que no producimos podría palearse momentáneamente con el corte de algunas ayudas al extranjero. Esa solución se puede ya descartar porque Maduro no se atreverá a quitarle el pan al régimen de los Castro. Mientras pueda, preferirá quitárselo a sus compatriotas, a quienes ya les metió una devaluación de al menos 46%.
"Con cobrarle algunas facturas a Cuba, se pueden obtener fácilmente 4.000 a 5.000 millones de dólares", dijo David Morán al diario estadounidense "El Nuevo Herald".
Según este periódico de Florida, en trabajo del venezolano Antonio María Delgado, "la manutención del régimen cubano parece ser un punto de honor para el chavismo, incluso si es a costa del bienestar del pueblo venezolano". Y añadió: "El costo para Venezuela de la ayuda que brinda a Cuba y a otros países aliados a través de Petrocaribe alcanza los 15.000 millones de dólares al año".
En cambio, contra todo principio económico, el gobierno ha preferido imprimir inorgánicamente, bolívares que ya nadie quiere. "La liquidez en bolívares ha crecido una enormidad. El gobierno continúa imprimiendo dinero con un déficit fiscal gigantesco, monetizando dicho déficit." (monetizar déficit produce inflación). "Y es un dinero que el venezolano no desea tener. El bolívar no es ya ninguna reserva de valor. Tenemos la inflación más elevada de América Latina y lo que se busca mas bien es preservar valor", dijo a El Nuevo Herald Ricardo Villasmil, profesor de economía del IESA y de la UCAB.
Este panorama lleva a la temida escasez, la cual afecta a los sectores de menor ingreso. "Con la tragedia de que quienes terminan pagando las consecuencias de esto son los sectores más vulnerables. Porque los sectores que tienen acceso a los comercios formales con relativa facilidad -como supermercados y abastos- esos son establecimientos que están obligados a respetar el control de precios, y son fiscalizados. pero los sectores populares no están muy penetrados por ese tipo de establecimiento comercial formal, sino que dependen de comerciantes informales de difícil supervisión, y por tanto es en los barrios populares donde se paga más caro por los productos", agregó Villasmil.
El problema para el madurismo es que, en esos barrios populares, está su mercado electoral.
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