(Desde algún lugar de Venezuela)
Replegarse tácticamente es válido, más aun cuando frente al golpe de estado Castro-comunista, quedamos solos en la línea de fuego, mientras observamos cómo se cuadran las fichas en el tablero político de un sistema decadente. La situación amerita repensar la acción política: detectar detenidamente quienes fungen realmente de obstáculo para un cambio político y moral en el país.
No hay duda alguna: más que debilitar al régimen, la oposición oficial en su lucha electoral contra el PSUV, termina legitimándolo y fortaleciéndolo. Y decimos que es oficial, porque es la que le conviene al gobierno. Me opongo a ser cómplice de este juego macabro en el cual todos juegan a la “democracia”, muchas veces siguiendo a quienes desde el discurso se oponen al chavismo, pero en el fondo se nos hace muy difícil percibirlos diferentes por su praxis política. El chavismo no es un simple fenómeno electoral, tampoco es una ideología, el chavismo se convirtió en una condición sociocultural, adoptada por seguidores y adversarios del autócrata Chávez.
Hoy son muchos quienes creen que simplemente debemos sustituir este gobierno por otro, lo que corresponde a una real subestimación de la situación. Subestimación que se convierte en peligro cuando piensan que el fin justificará los medios. Estamos frente a una crisis política y cultural consecuencia de una profunda crisis social y moral. Crisis política que no solo vive Venezuela, si no América en general. Otra subestimación altamente peligrosa es creer que lo que vivimos es un hecho aislado, de corte doméstico y que se puede remediar “pateando calle” llevando promesas electorales. Como si se tratara de una competencia por ser el mejor populista.
No creo en demagogos ni populistas, tengan el tilde ideológico que tengan, y no necesito decir mentiras para ser “popular”. El populismo está de moda y las encuestadoras bien lo saben. Es que son precisamente muchas las encuestadoras, agencias de publicidad y muchos medios de comunicación, los que realmente ganan en los circos electorales que se realizan constantemente en Venezuela. Muchos terminan siendo payasos mientras muchos ciudadanos vemos esta trágica parodia.
De tal manera, que hoy la organización es una necesidad para el combate contra la injusticia, contra todos aquellos que se aprovechan de la Republica, de sus recursos y de su noble pueblo acostumbrado a soñar y creer en promesas, pues ingenuamente guardan las esperanzas en aquellos políticos que les tiran pocas migajas de sus sobras. Las ideas galvanizan el esfuerzo pero mejor aún, agitan las conciencias de un pueblo libertario que está olvidando serlo. La libertad es nuestra bandera, es una declaración de guerra en si misma contra los decadentes igualitaristas, contra los que esclavizan a la Nación, contra los traidores de la Patria, contra los Castro y su ideología putrefacta que ha esclavizado y envilecido a un pueblo por más de 53 años y pretenden hacer lo mismo con nuestro país.
Siento necesario que se junten todos los hombres y mujeres libres que piensan y sienten igual a Venezuela, que creemos en la libertad como valor supremo, que soñamos más que con un país libre, soñamos con un país de ciudadanos libres, libres de chantajes electorales, donde podamos desarrollarnos libremente sin la necesidad de alinearnos con NINGUN poder económico o político ya establecido gracias a la corrupción y la mentira. Finalmente, será ella nuestra razón unitaria, la unidad no entorno a elecciones o personas, creo fielmente en la unidad de un país entorno a ideas, principios y valores, hasta tanto seremos un país de ciudadanos divididos por políticos.
@Lorent_Saleh
Replegarse tácticamente es válido, más aun cuando frente al golpe de estado Castro-comunista, quedamos solos en la línea de fuego, mientras observamos cómo se cuadran las fichas en el tablero político de un sistema decadente. La situación amerita repensar la acción política: detectar detenidamente quienes fungen realmente de obstáculo para un cambio político y moral en el país.
No hay duda alguna: más que debilitar al régimen, la oposición oficial en su lucha electoral contra el PSUV, termina legitimándolo y fortaleciéndolo. Y decimos que es oficial, porque es la que le conviene al gobierno. Me opongo a ser cómplice de este juego macabro en el cual todos juegan a la “democracia”, muchas veces siguiendo a quienes desde el discurso se oponen al chavismo, pero en el fondo se nos hace muy difícil percibirlos diferentes por su praxis política. El chavismo no es un simple fenómeno electoral, tampoco es una ideología, el chavismo se convirtió en una condición sociocultural, adoptada por seguidores y adversarios del autócrata Chávez.
Hoy son muchos quienes creen que simplemente debemos sustituir este gobierno por otro, lo que corresponde a una real subestimación de la situación. Subestimación que se convierte en peligro cuando piensan que el fin justificará los medios. Estamos frente a una crisis política y cultural consecuencia de una profunda crisis social y moral. Crisis política que no solo vive Venezuela, si no América en general. Otra subestimación altamente peligrosa es creer que lo que vivimos es un hecho aislado, de corte doméstico y que se puede remediar “pateando calle” llevando promesas electorales. Como si se tratara de una competencia por ser el mejor populista.
No creo en demagogos ni populistas, tengan el tilde ideológico que tengan, y no necesito decir mentiras para ser “popular”. El populismo está de moda y las encuestadoras bien lo saben. Es que son precisamente muchas las encuestadoras, agencias de publicidad y muchos medios de comunicación, los que realmente ganan en los circos electorales que se realizan constantemente en Venezuela. Muchos terminan siendo payasos mientras muchos ciudadanos vemos esta trágica parodia.
De tal manera, que hoy la organización es una necesidad para el combate contra la injusticia, contra todos aquellos que se aprovechan de la Republica, de sus recursos y de su noble pueblo acostumbrado a soñar y creer en promesas, pues ingenuamente guardan las esperanzas en aquellos políticos que les tiran pocas migajas de sus sobras. Las ideas galvanizan el esfuerzo pero mejor aún, agitan las conciencias de un pueblo libertario que está olvidando serlo. La libertad es nuestra bandera, es una declaración de guerra en si misma contra los decadentes igualitaristas, contra los que esclavizan a la Nación, contra los traidores de la Patria, contra los Castro y su ideología putrefacta que ha esclavizado y envilecido a un pueblo por más de 53 años y pretenden hacer lo mismo con nuestro país.
Siento necesario que se junten todos los hombres y mujeres libres que piensan y sienten igual a Venezuela, que creemos en la libertad como valor supremo, que soñamos más que con un país libre, soñamos con un país de ciudadanos libres, libres de chantajes electorales, donde podamos desarrollarnos libremente sin la necesidad de alinearnos con NINGUN poder económico o político ya establecido gracias a la corrupción y la mentira. Finalmente, será ella nuestra razón unitaria, la unidad no entorno a elecciones o personas, creo fielmente en la unidad de un país entorno a ideas, principios y valores, hasta tanto seremos un país de ciudadanos divididos por políticos.
@Lorent_Saleh
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