El representante de Panamá en la OEA,
embajador Guillermo Cochez, estremeció al Consejo Permanente de ese
organismo intergubernamental de las Américas al criticar vigorosamente
al secretario general, José Miguel Insulza, por haber avalado el virtual
golpe de Estado contra la Constitución de Venezuela, perpetrado por el
régimen chavista.
De acuerdo con la Constitución de Venezuela, el reelecto presidente
de ese país, Hugo Chávez, tenía que tomar posesión para ejercer el
siguiente período presidencial, el 10 de enero corriente, ante la
Asamblea Nacional o en su defecto ante el Tribunal Supremo de Justicia.
Pero no lo hizo, y entonces el presidente de la Asamblea Nacional debió
hacerse cargo interinamente de la presidencia y convocar a una nueva
elección presidencial en los treinta días siguientes. Sin embargo, la
cúpula chavista, mediante una espuria resolución judicial dispuso
ilegalmente que no era necesario que Hugo Chávez tomara posesión,
porque ya era presidente y simplemente había sido reelecto.
Pero no es eso lo que dice la Constitución de Venezuela. Además, en
términos constitucionales el presidente no es una persona física
determinada con nombre y apellido, sino un sujeto jurídico. Según la
Constitución venezolana, el 10 de enero termina un periodo presidencial y
comienza el siguiente, para cuyo ejercicio es imprescindible que tome
posesión la persona que fue electa en las votaciones anteriores, quien
quiera que fuese, aunque sea el mismo individuo que ejerció la
presidencia en el período que termina y haya sido reelecto para el
mandato que comienza, llámese Hugo Chávez o “perico de los palotes”.
De manera que el régimen chavista ha atropellado la Constitución de
Venezuela en forma flagrante y clara, como lo ha denunciado con
abundantes pruebas jurídicas la oposición democrática y lo han
corroborado eminentes constitucionalistas venezolanos y
latinoamericanos. Y a pesar de todo eso, el socialista chileno
secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, ha preferido ver
hacia otro lado y hacer coro con los gobernantes populistas y los
gobiernos claudicantes de América Latina que avalaron el golpe
chavista, como no ha querido ver los atropellos a la Constitución de
Nicaragua cometidos por Daniel Ortega.
Quizás Insulza avaló el golpe contra la Constitución de Venezuela
porque 22 países de los 33 que integran la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y el Caribe (Celac), suscribieron la denominada
Declaración de Caracas en respaldo del inconstitucional proceder del
régimen chavista. Pero prácticamente todos esos países pertenecen al
Alba y a Petrocaribe y por lo tanto son tributarios del chavismo. En
cambio, los miembros del Celac que no quisieron firmar esa declaración
son países del calibre de México, Brasil, Colombia y Chile, que en
términos de Producto Interno Bruto, población y territorio representan
tres cuartas partes de la región.
El secretario de la OEA, ya que no tiene convicción para defender la
Carta Democrática Interamericana que también ha sido ultrajada por el
chavismo, ni agallas para alzar la voz como lo hizo a título personal el
representante de Panamá, por lo menos debió asumir la prudente y
diplomática actitud de no pronunciarse sobre el asunto. Pero bien dice
el dicho que es inútil pedirle peras al olmo.
http://www.laprensa.com.ni/2013/01/18/voces/131165-voz-digna-oea
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