Foto: Archivo
Caracas, 6 de enero del 2013. El
periodista Leocenis García nos presenta su destacada columna “Leocenis
Habla Claro”, la cual también podrás leer en la edición 118 del
Semanario 6to Poder. A continuación el texto original.
Señor, Fidel Castro Ruz, he decido
escribirle a miles kilómetros de distancia, sabiendo que estas líneas
llegarán a recoger mucho de lo que hoy anida en nuestros corazones.
Nunca jamás, ni en tiempos de la Colonia, nuestra nación había estado
tan sometida a otra. Jamás, ni en los tiempos cuando Bolívar enfrentó al
salvaje imperio español, habíamos presenciado una situación de tal
vulnerabilidad. Ahora, el señor Presidente constitucional de la
República, quien salió de aquí caminando, vivo, en uso de
sus facultades, está misteriosamente al borde de la muerte, sin que ni
siquiera los sistemas de inteligencia venezolanos como el Sebin y la
DIM sepan de su estado real.
La vida del Presidente está en manos de
su nación, y no de la nuestra, una de las paradojas más grandes de
nuestra historia reciente. El Vicepresidente de la Republica, ha ido,
óigase bien, a la República de Cuba a enterarse de qué, dónde, en qué
condiciones quedará.
El Jefe de Estado venezolano, después
que sedado, en manos de los intereses económicos que privan en la
relación por ustedes mantenida, ha sido jurungado en su humanidad, al
extremo que en manos de ustedes, los cubanos, está la vida del
Presidente de Venezuela. Son los cubanos quienes, en un extremo,
pudieran desconectar a Hugo Chávez de la vida, una cosa realmente
insólita.
Llama la atención, que luego de conocida
las complicaciones del Presidente en la primera semana de diciembre, su
gobierno lo haya mandado a Venezuela, por tres días, a comunicar lo
que La Habana había decidido, que Nicolás, ese que presentan ahora
desde su país como el nuevo líder -líder a la fuerza- de la revolución
bolivariana, es el “ungido” por el Presidente aunque digamos la
verdad, por usted, Fidel, y por los cubanos. Acto seguido, el
Presidente volvió a Cuba caminando para una vez complacidos los deseos
de La Habana, no volver a hablar, habida cuenta que enmudeció.
Yo calificó de farsantes a todos
aquellos que lanzan loas al sistema de salud cubano, porque los avances
de la medicina, necesitan, como la lógica indica en un mundo
capitalista, dinero para prepararse, para avanzar y mejorar. Dinero
que, por cierto, Cuba, a excepción de la ayuda que recibe de Venezuela,
no tiene, habida cuenta que ahí lo que cunde es el desempleo, la
prostitución y el hambre. Del resto, esa economía no produce nada,
salvo azúcar y garrote contra quienes disientan del régimen.
Cuba, sumida en el desastre económico,
no puede recurrir sino a lo que recurren los pueblos cuando no hay
avance ni desarrollo ni posibilidades de movilidad social, que es a los
brujos, los chamanes, los tabacos y los talismanes, que sólo funcionan
en la fe del pueblo depauperado. De hecho, en un país comunista como
Cuba, donde no se cree en Dios, la gente recurre, a falta de Dios, al
diablo, para que aun a cambio del alma les produzca felicidad en medio
de la hambruna que reina sus calles.
El creciente engaño que se ha cometido
contra el pueblo venezolano, el secuestro que para su uso y abuso hacen
los cubanos y su gobierno de la información sobre el Jefe de Estado
venezolano, nos pone en una situación de indefensión que lesiona la
soberanía de nuestro país. Pero claro está, Fidel, no sólo usted y su
gobierno tienen la exclusividad de la responsabilidad. La tienen también
esos magistrados del alto Tribunal Supremo de Justicia, que no han
ordenado por la vía judicial una junta médica que determine, léase bien,
no sólo la condición actual de salud del Presidente, sino si por algún
interés se ha tenido una mala praxis médica o se ha atentado contra
la vida del Jefe de Estado.
Nadie garantiza, si el Jefe de Estado
sedado, sometido a medicamentos que merman la capacidad del individuo,
está plenamente condicionado para girar instrucciones y no ser
manipulado. ¿Dónde está el grupo de generales del alto mando militar que
se han ido a vigilar al Jefe de Estado?
Por más insólito que sea, Fidel, el jefe
de Estado, el máximo líder de la nación, está a merced de ustedes y
del maquiavelismo que a lo largo de la historia usted ha demostrado
tener. Prueba de ello, el Che y su trágica desaparición en Bolivia,
una vez abandonó Cuba, o el mismo Carlos Andrés Pérez al que usted
llenó de loas y respaldos en medio del Golpe de Estado dado por el
Presidente hoy enfermo en Cuba.
El Presidente salió caminando y ahora es
una realidad que en menos de un mes dejó de caminar, enmudeció, pero
los cubanos, eso sí, Fidel, se aseguraron su futuro político.
Gracias, por todo, Fidel.
Con información del Semanario 6to Poder.
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