Seguir
confundiendo democracia con elecciones es un error. Insistiremos. Las
elecciones son un instrumento de la democracia, pero no el único, ni
siquiera el más importante. En esta hora peligrosa e incierta de la vida
venezolana, tenemos que volver a las raíces. Aferrarnos a los
principios y valores fundamentales de la democracia.
Levantarlos como banderas de lucha frente a la barbarie comunistoide que
amenaza con arrasar la Constitución y el ordenamiento jurídico vigente.
El régimen ha avanzado en el proceso de destrucción institucional. Lo
poco que queda en pié no está sano. Medio resiste el asedio, pero sobre
las ruinas y semi-ruinas existentes se consolida esta autocracia
totalitaria, ideologizada y poco ética, empieza la construcción del país
socialista a la cubana, ideal personal y político de Chávez.
Las elecciones presidenciales ofrecían una oportunidad para centrar el debate en los temas fundamentales.
Se aprovechó a medias y sin mucha
fuerza. La libertad, bastante erosionada en estos años, de expresión, de
trabajo, de empresa, religiosa y la familia como centro vital de la
sociedad, especialmente en cuanto a la educación, está en vías de
extinción por el férreo control del estado-gobierno. Principios como la
separación y equilibrio de las distintas ramas del poder público y la
definición de Venezuela como república federal y descentralizada,
integrada por estados y municipios autónomos, han sido desconocidos.
También la independencia de la administración de justicia y los
mecanismos de control del sector público. Totalitarismo significa
control total del poder público y privado. Primero van los hechos y
luego la construcción de un derecho de plastilina como soporte jurídico.
En muchos documentos oficiales están definidos los objetivos y la
estrategia para alcanzarlos, pero recomiendo la lectura del programa de
gobierno 2013-2019 que Chávez presentó. Allí está todo. Camina en la
misma dirección de los mal redactados papeles que acompañaron el 4F-92,
pero ahora con el agregado de la experiencia y la asesoría directa de
los cubanos, entre otros.
El punto es qué cosa hacer y cómo hacerla. La elección de gobernadores y diputados locales ofrece oportunidad, además de debatir sobre aspectos concretos de la vida ciudadana, para levantar banderas en defensa de principios y valores que desaparecen.
oalvarezpaz@gmail.com
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