VIVA VENEZUELA LIBRE!!!!!!

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EL FUTURO EN LA CALLE!

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En homenaje a nuestros héroes caídos y a nuestros presos políticos!!!

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Vuela alto hijo mío!!!...

A quien dió todo por su amor a Venezuela!!

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" "VENEZUELA EXIGE LA LIBERTAD DE NUESTROS PRESOS POLITICOS!!!"....

lunes, 7 de mayo de 2012

Cómo Ganar las Elecciones Presidenciales en Venezuela por Virginia Contreras


Es innegable el interés que han despertado en la comunidad internacional las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre en Venezuela. La influencia que este país ha querido ejercer en la región, y ahora el estado de salud del mandatario venezolano, han producido infinidad de especulaciones en torno al presente proceso electoral, dignas de las mejores películas de suspenso.

Comencemos por reconocer que el actual proceso electoral ha estado plagado de contradicciones desde sus inicios. Después de innumerables tentativas para llegar a un acuerdo respecto a quién, o quiénes, serían los candidatos presidenciales que se enfrentarían al actual presidente de la Republica, los sectores opositores, reunidos en lo que se ha denominado Mesa de la Unidad Democrática-MUD- optaron por la realización de elecciones primarias a fin de que la población escogiera a un candidato único que los representara.

Distintas motivaciones fueron presentadas para imponer a toda costa el mandato de la unidad en la candidatura de la oposición, pero todas hicieron alusión al peligro que representaba para el país el permitir el avance de la “revolución bolivariana”, lo cual redundaría en la destrucción de la democracia, el cercenamiento de las libertades, y la sustitución de una economía libre de mercado propia del sistema capitalista, por una basada en la ideología marxista.

Partiendo entonces de esta amenaza, y tomando en cuenta que efectivamente la oposición no solo escogió a un candidato único, Henrique Capriles Radonski, sino que lo hizo en un clima de total armonía y bajo resultados numéricos mucho más amplios que los esperados, la segunda etapa a desarrollar vendría dirigida al establecimiento de una estrategia electoral que le demostrara al país entero -y no ya únicamente a los 3 millones de opositores que votaron en las elecciones primarias- los lineamientos respecto a cómo el recién electo candidato salvaría la democracia en peligro y restablecería el orden jurídico, social y moral lesionado. Ninguna otra razón habría para haber insistido en la tan mencionada unidad, la cual castigaba de plano con el ostracismo político a cualquier otro ciudadano que se hubiera atrevido a presentar una opción distinta para la contienda electoral que se avecina.

Asumiendo el inmenso reto al cual ha tenido que enfrentarse el candidato opositor, y entendiendo las grandes limitaciones a las cuales se encuentra sometida su participación electoral, esa estrategia debía lograr el máximo de eficacia a fin de transmitir, de la manera más directa posible, ese vigoroso mensaje de esperanza, capaz de demostrar no solo la capacidad de Capriles para dirigir al país por los próximos seis años, sino el abismo existente entre su política y la que ha venido ejecutando el actual régimen. Todo esto, bajo el horizonte de una nueva Patria que incluya a todos los venezolanos, con ofertas novedosas, con programas concretos y con la firmeza de espíritu propia de quien pretende sustituir al liderazgo que durante casi catorce años ha venido ejerciendo el presidente Hugo Chávez. Cuesta reconocerlo, pero la realidad ha sido otra.

Distintas teorías han sido desarrolladas a lo largo de la historia democrática de los pueblos, a fin de explicar la conducta del electorado. El objeto de estos estudios ha sido el de lograr el establecimiento de una estrategia efectiva, que de acuerdo a las características de los votantes y a las circunstancias del momento, dirija al candidato al cumplimiento de su objetivo: ganar la elección.

En el caso de Venezuela es bueno recordar que no estamos hablando de circunstancias políticas normales, sino de la amenaza real -según afirmaciones de los actores políticos opositores- al régimen de libertades y a la existencia misma de la Nación. De allí que indistintamente de la escogencia de la orientación teórica en materia de estrategia por parte de los asesores del candidato Capriles, esta debía considerar dicha situación. Si las razones por las cuales se llegó a la determinación del candidato único obedecieron a la existencia de una crisis política de inmensas proporciones, es obvio que el electorado debe conocer cuáles son esos nuevos fundamentos políticos que neutralizarán los cambios ya iniciados por la revolución bolivariana, y garantizarán la reconducción del país.

Muy por el contrario, con la intención de presentar una imagen conciliadora, capaz de atraer a los afectos al chavismo y a quienes sin pertenecer a este sector no han sido ganados al mensaje opositor, el planteamiento político del candidato Capriles prácticamente se ha circunscrito a ofrecer la continuidad de la política pública más emblemática que ha desarrollado el gobierno bolivariano en toda su historia, como son las llamadas “misiones”, cuyo fundamento radica en la ejecución de programas sociales de distinta naturaleza en beneficio de los mas desposeídos, los cuales representan el grueso de la población. Por si esto fuera poco, la oferta electoral no solo se ha basado en mantener esta política, sino en garantizar su permanencia eterna bajo la figura de una Ley que las ampare.

En otras palabras, que mientras los venezolanos se han mantenido en alerta frente a la posibilidad de destrucción de su democracia, y han decidido renunciar a cualquier otra posibilidad electoral con miras a concentrar su energía en un solo candidato; este, en vez de enfrentar la situación con propuestas concretas que eviten la hecatombe del país, ofrece como panacea precisamente el mantenimiento de estos programas, que durante todos estos años han sido criticados por la misma oposición por obedecer a “respuestas puntuales”, que en nada propiciaban el desarrollo del país.

Pero las circunstancias van más allá de la oferta electoral. Es innegable que a pesar de las peculiaridades de la personalidad del candidato-presidente, el gobernante ha logrado mantener un liderazgo solido durante el tiempo de su mandato. Es posible que no se comulgue con sus ideas, pero lo que resulta improbable es que los venezolanos no sepan quién es Hugo Chávez, y qué representa en el contexto político venezolano. De allí, que sin necesidad de transitar por el mismo terreno del candidato oficialista, el otro elemento fundamental para convencer a los votantes sobre la necesidad de un “cambio de timón”, obedece a demostrar aquellas características del candidato opositor, capaces de garantizar la existencia de una firme personalidad, en base a su experiencia, logros, y cualidades y en donde no haya lugar a dudas que bajo su mandato no se perdería la Republica. No olvidemos que la imagen que se tiene de la personalidad del candidato es un elemento fundamental a la hora de la decisión del voto.

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