Después de una larga guerra y orden de exterminio de los ‘elenos’, las 2 guerrillas se protegen.
El pasado 22 de noviembre, en un punto del
municipio de Morales (sur de Bolívar), los jefes guerrilleros ‘Pastor Alape’,
integrante del secretariado de las Farc, y ‘Marcos’, uno de los emblemáticos
jefes del Eln e integrante del Comando Central de esa guerrilla, se
reunieron para sellar el ‘cese al fuego’ entre los dos grupos.
EL TIEMPO, a través de desmovilizados y de un
informe de Inteligencia de organismos del Estado, conoció que el motivo
principal del encuentro fue pactar una alianza ‘comercial’ para proteger la
minería ilegal que vienen desarrollando en el Magdalena Medio, en la franja
conocida como ‘tierra Mañé’, la frontera de Antioquia y Bolívar.
Pero el acuerdo fue más allá. Las Farc, que le
llevan una ventaja logística y militar al Eln, les pidieron a sus compañeros
incluir ayuda, en caso tal de que la necesiten, para proteger en la zona de
frontera con Venezuela a su máximo líder, Timoleón Jiménez, ‘Timochenko’.
En esa área fronteriza, el Eln se mueve mucho
mejor que las Farc, asegura el desmovilizado, quien además contó que para
llegar a la reunión, los jefes guerrilleros “primero tuvieron que despojarse de
las rabias de la guerra del pasado”, que dejó más de 100 muertos en ambos
bandos entre el 2008 y el 2010.
Los cobros
“Lo que importaba era la unidad
revolucionaria”, dice el guerrillero. Pero lo cierto es que esa unidad está
materializada en el 50 por ciento para permisos de explotación de oro y madera;
20 por ciento de extorsión a embarcaciones y vehículos que transiten entre
Antioquia, Santander y Bolívar; ‘impuesto’ a las mulas; y el 30 por ciento del
producido total de las tiendas ubicadas en zonas rurales, en 4 departamentos,
para repartírselo entre las dos guerrillas.
El acuerdo también incluyó la devolución de un
terreno (el control del producido) ubicado entre el sur de Bolívar y Antioquia,
que siempre había estado en manos del Eln, pero fue captado, a sangre y fuego,
por el frente 4.
Así mismo, se establecieron linderos para el
movimiento de cada guerrilla, especificando veredas y caños para moverse y se
pactaron multas por el incumplimiento de los acuerdos.
Sobre las tierras, las dos guerrillas dan orden
clara de hacer un censo y establecer qué tierras están abandonadas por efecto
de los grupos paramilitares, “para adjudicarlas” antes de que empiece la acción
del Gobierno (Ley de Restitución).
Sobre la minería, queda claro que la maquinaria
que está en varias zonas es de propiedad de las Farc; por lo tanto, seguirán
mandando en las minas que están bajo su control, pero a la hora de dar un
porcentaje para la revolución, las Farc pondrán una cuota más alta que el Eln.
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