Juan Ruiz imita también al presidente de Venezuela, que genera amores y odios.
Una viejecita se le acercó. Parecía indefensa, tranquila, una admiradora más de las que quieren una foto, hasta que le empezó a dar un baño con cerveza. "¡A mí no me gusta Hugo Chávez!", le gritó molesta.
La señora de la tercera edad se olvidó que Juan Ruiz solo es el disfraz del presidente venezolano y desahogó el fastidio que le despierta el original.
Groserías como la protagonizada por la veterana, las mentadas de madre, los ademanes que le hacen algunas personas apuntándole con la mano como si fuera una pistola, los pedazos de hielo que le mandan desde algunos palcos, los insultos y otras manifestaciones que en ocasiones se tornan agresivas, no le preocupan a Ruiz, el samario de 54 años que encarna al mandatario del país vecino hace once en el Carnaval de Barranquilla.
"Yo siempre digo: si la gente no me abuchea ni me dice nada, me devuelvo y me decepciono. Algo anda mal con mi disfraz. Para hacer bien la parodia tengo que identificarme con las cosas de Chávez, generar lo que él genera, imitarlo bien", argumenta Ruiz.
Este actor de las tradicionales fiestas de 'Curramba' sabe perfectamente que Hugo Chávez es de amores y odios. Y así es su personificación. Se esmera por igualar su vestimenta, pero también por asumir la actitud y gestos del gobernante.
"Pero en mi vida normal no me creo Hugo Chávez porque me estaría volviendo loco", aclara.
Ruiz, que maneja ideas de izquierda desde que era un colegial, se toma a pecho el disfraz que lo llevó a ganarse tres Congos de Oro y lo convirtió en protagonista de las carnestolendas.
Sin embargo, dice que reconoce plenamente las fronteras entre el hombre que se pone un camuflado y una boina en Carnaval y aquel tipo común y corriente que le apasionan los caballos, administra dos 'chivas rumberas' (de esas que cada fin de semana recorren las discotecas de la ciudad) y hace 22 años no se toma un trago ("porque mis borracheras eran bravas y 'barras'").
Ahora que a Chávez le surgió un cáncer y se especula con un corto período de vida, Juan Ruiz afirma que seguirá representando al polémico jefe de estado. "Si Chávez muere, sus ideas seguirán vivas. No tengo temor por la desaparición de mi disfraz, me preocupa que desaparezcan las ideas", declaró quien fue uno de los precursores de la Fundación de Disfraces del Carnaval, Fundicarnaval.
'Yo me llamo Hugo Chávez', pero
José Luis Chilavert, ex arquero paraguayo que descuidó su figura de deportista y dejó que su abdomen se independizara, es el clon de Hugo Chávez por estos días. La cabeza rapada y los kilitos de más del presidente venezolano han cambiado un poco su imagen física.
Juan Ruiz admite que en las fiestas de 2012 le quedará más difícil remedar al Presidente venezolano en el aspecto físico. "Hoy en día me parezco menos a Chávez, está muy gordo".
De todas formas, Ruiz pasará por la peluquería y por la máquina para asemejar el corte de cabello de Chávez. El resto será compensado con la pinta y, sobre todo, con la enérgica actitud que asume cuando personifica al controversial líder.
Es un hecho que mantendrá el disfraz, pase lo que pase. "Yo solo dejaré de imitar a Chávez el día que él traicione sus ideas".
La idea de disfrazarse de Hugo Chávez surgió en una agencia de turismo, donde Juan Ruiz trabajaba. Fue a Saida Salzedo de Osorio quien le notó su parecido con el jefe de estado y le propuso que lo parodiara en los Carnavales. No le sonó mucho la idea al principio, pero después se decidió y ahora dice que nunca dejará de interpretarlo.
Una viejecita se le acercó. Parecía indefensa, tranquila, una admiradora más de las que quieren una foto, hasta que le empezó a dar un baño con cerveza. "¡A mí no me gusta Hugo Chávez!", le gritó molesta.
La señora de la tercera edad se olvidó que Juan Ruiz solo es el disfraz del presidente venezolano y desahogó el fastidio que le despierta el original.
Groserías como la protagonizada por la veterana, las mentadas de madre, los ademanes que le hacen algunas personas apuntándole con la mano como si fuera una pistola, los pedazos de hielo que le mandan desde algunos palcos, los insultos y otras manifestaciones que en ocasiones se tornan agresivas, no le preocupan a Ruiz, el samario de 54 años que encarna al mandatario del país vecino hace once en el Carnaval de Barranquilla.
"Yo siempre digo: si la gente no me abuchea ni me dice nada, me devuelvo y me decepciono. Algo anda mal con mi disfraz. Para hacer bien la parodia tengo que identificarme con las cosas de Chávez, generar lo que él genera, imitarlo bien", argumenta Ruiz.
Este actor de las tradicionales fiestas de 'Curramba' sabe perfectamente que Hugo Chávez es de amores y odios. Y así es su personificación. Se esmera por igualar su vestimenta, pero también por asumir la actitud y gestos del gobernante.
"Pero en mi vida normal no me creo Hugo Chávez porque me estaría volviendo loco", aclara.
Ruiz, que maneja ideas de izquierda desde que era un colegial, se toma a pecho el disfraz que lo llevó a ganarse tres Congos de Oro y lo convirtió en protagonista de las carnestolendas.
Sin embargo, dice que reconoce plenamente las fronteras entre el hombre que se pone un camuflado y una boina en Carnaval y aquel tipo común y corriente que le apasionan los caballos, administra dos 'chivas rumberas' (de esas que cada fin de semana recorren las discotecas de la ciudad) y hace 22 años no se toma un trago ("porque mis borracheras eran bravas y 'barras'").
Ahora que a Chávez le surgió un cáncer y se especula con un corto período de vida, Juan Ruiz afirma que seguirá representando al polémico jefe de estado. "Si Chávez muere, sus ideas seguirán vivas. No tengo temor por la desaparición de mi disfraz, me preocupa que desaparezcan las ideas", declaró quien fue uno de los precursores de la Fundación de Disfraces del Carnaval, Fundicarnaval.
'Yo me llamo Hugo Chávez', pero
José Luis Chilavert, ex arquero paraguayo que descuidó su figura de deportista y dejó que su abdomen se independizara, es el clon de Hugo Chávez por estos días. La cabeza rapada y los kilitos de más del presidente venezolano han cambiado un poco su imagen física.
Juan Ruiz admite que en las fiestas de 2012 le quedará más difícil remedar al Presidente venezolano en el aspecto físico. "Hoy en día me parezco menos a Chávez, está muy gordo".
De todas formas, Ruiz pasará por la peluquería y por la máquina para asemejar el corte de cabello de Chávez. El resto será compensado con la pinta y, sobre todo, con la enérgica actitud que asume cuando personifica al controversial líder.
Es un hecho que mantendrá el disfraz, pase lo que pase. "Yo solo dejaré de imitar a Chávez el día que él traicione sus ideas".
La idea de disfrazarse de Hugo Chávez surgió en una agencia de turismo, donde Juan Ruiz trabajaba. Fue a Saida Salzedo de Osorio quien le notó su parecido con el jefe de estado y le propuso que lo parodiara en los Carnavales. No le sonó mucho la idea al principio, pero después se decidió y ahora dice que nunca dejará de interpretarlo.
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