Por: Víctor Rodríguez Cedeño
Fuente: Venezuela Analítica
Apoyado por algunos regímenes igualmente peligrosos, el régimen de Ahmadinejad insiste en retar a la comunidad internacional, al amenazar con el cierre del estrecho de Ormuz, un estrecho internacional por donde transita mas del 40 por ciento del petróleo mundial, si se adoptan medidas o sanciones en su contra
Los mecanismos para regular las relaciones internacionales siguen siendo débiles, a pesar de los avances en la transición hacia una verdadera comunidad internacional. No hay órganos supranacionales que controlen el comportamiento de los Estados y les sancionen de manera efectiva, cuando violan las normas establecidas y aceptadas por todos. Las decisiones de los órganos internacionales, incluso las jurisdiccionales, aunque obligatorias desde el punto de vista jurídico, pueden no ser efectivas si el Estado no las acata de buena fe.
Algunos regímenes no solamente irrespetan el orden jurídico y
las normas de convivencia pacífica, sino que desacatan las
recomendaciones de los órganos internacionales encargados de velar por
la paz y la seguridad internacionales. Mas grave aun, en defensa de las
violaciones en las que incurren, amenazan con represalias o con medidas
de retaliación, indudablemente contrarias al Derecho Internacional.
Estos regímenes, calificados de forajidos, no solo crean
conflictividad política y social interna, sino que amenazan la paz y la
seguridad internacionales. Desde hace anos, el régimen iraní reta a la
comunidad internacional al violar constante y descaradamente las normas
internacionales, especialmente, las relacionadas con el uso no pacifico
de la energía nuclear, sobre lo cual el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas ha adoptado una serie de resoluciones mediante las
cuales le insta a no continuar el desarrollo nuclear con fines no
pacíficos.
Apoyado por algunos regímenes igualmente peligrosos, el régimen de
Ahmadinejad insiste en retar a la comunidad internacional, al amenazar
con el cierre del estrecho de Ormuz, un estrecho internacional por
donde transita más del 40 por ciento del petróleo mundial, si se adoptan
medidas o sanciones en su contra. Mientras la comunidad en su conjunto
rechaza estas políticas iraníes, algunos irresponsables, jugando a la
complicidad, acompañan a Ahmadinejad en su aventura forajida.
Lamentablemente, Venezuela, Ecuador y Bolivia, se unen al desafío
irracional de un régimen que se coloca al margen del estado de derecho
internacional.
Estados Unidos y algunos países europeos han adoptado medidas
individuales contra el sector petrolero, de gas y de petroquímica de
Irán, previendo incluso sanciones en contra de las exportaciones
petroleras. La reacción del forajido no podía ser diferente. El
vicepresidente de Irán afirmo que por el estrecho de Ormuz “no pasara
ni una gota de petróleo”, desconociendo descaradamente la libertad de
navegación reconocida por el Derecho Internacional y por la Convención
de Montego Bay de 1982. Militares iraníes complementan el discurso al
afirmar que “es una tarea fácil cerrar el estrecho…”.
Lo más lamentable es que tales políticas, contrarias a la evolución
de las relaciones internacionales, son acompañadas por otros dirigentes
igualmente irracionales. Ahmadinejad, según han anunciado sus
respectivas Cancillerías, será recibido oficialmente en Caracas, Quito,
La Paz y La Habana, lo que se traduce en un ejercicio de solidaridad
muy peligroso que no solo es de carácter político, sino que responde a
intereses económicos calculados desde Teherán. Un cierre del Estrecho de
Ormuz, además de crear la posibilidad de una confrontación armada de
gran escala, producirá un impacto en la economía mundial al provocar un
alza desproporcionada de los precios del petróleo.
Sin duda, estamos ante una lamentable alianza que solo conduce a sus
socios a un mayor aislamiento en la sociedad internacional que apuesta,
en su conjunto, a la paz y al progreso.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Haga su comentario