¿Estará Henry Rangel Silva en el papel de su otrora par Arnaldo Ochoa Sánchez?
Por: Rafael Rivero Muñoz
“… Como el miedo es el mayor suplicio de los tiranos, el crimen más irremisible a sus ojos, es hacerles sentir miedo…” Jean Baptiste Say (1767-1832)
Nos obliga la decisión político–militar de Hugo Rafael Chávez Frías,
con este temerario, provocador e inflexible nombramiento y juramentación
del recién ascendido general en jefe Henry Rangel Silva como nuevo
ministro de la defensa, a hacer un alto en la continuidad del desarrollo
de nuestra nota anterior, para acotar antecedentes y detalles
trascendentes de esta vía de acción disque revolucionaria y visto que,
además, con justeza en la praxis y sus efectos, esa decisión responde a
la política de inseguridad en curso, como soporte de la dinámica
criminal en comento y por el camino adoptado en la expresa destrucción
de las capacidades técnicas instaladas en la policía en Venezuela.
Modus operandi
Aún cuando pudiere ser cierto que los hechos sociales no se repitan,
ello resulta totalmente distinto en los procesos de habituación o los modus operandi
propio a especializados desempeños ilícitos de colectivos y cuando por
sobre la dinámica actividad de una coyunda criminal que ha manejado y
maneja el negocio internacional de la cocaína, ahora y como derivado del
saqueo, la dilapidación y el agotamiento de los fondos del tesoro
público venezolano, la estructura política sobre la que se soporta, se
declara ya enfrentada a una coyuntura que la debilita severamente en sus
desempeños de poder y pone en duda su continuidad, dado los graves
desajustes en las disponibilidades inmediatas de esos voluminosos montos
financieros líquidos del Estado.
Enormes flujos de dinero en moneda fuerte (US $, euros €) sobre los
que, en forma sostenida durante los últimos dos lustros y hasta este
momento, se había soportado la “revolución bolivariana” garantizando sus
apoyos dentro y fuera de fronteras y bajo la estructura de poder del Don[i] desde su isla, la de su capo subalterno en Miraflores y la de la corte de sotocapos
que le secundan en esta tarea de capturar, de vaciar para canalizar los
fondos del tesoro venezolano hacia las cuentas de unos y otros sean,
quienes mantienen sus inversiones en bancos y empresas financieras en el
exterior.
Afirmaría en su momento el poeta griego Nicoló Ugo Foscolo, “… El
recurso final del hombre destruido es el delito…” y quizás estemos hoy
en la Venezuela con Hugo Rafael Chávez Frías en Miraflores, observando
la dinámica materialidad de ese dictamen de hace casi doscientos años.
La mise en scène
Ya hemos venido desarrollando el tema del Crimen Organizado en múltiples notas anteriores:
a) El estrecho vínculo establecido desde la década de los sesenta del
siglo pasado, entre la cocaína, la revolución de Fidel Castro Ruz y la
indispensable política destinada a drenar suficiencia en los fondos
líquidos que sustentaran esa triada.
b) El cómo, el cuando, el por qué y el para qué Venezuela y su
petróleo es sujeta del sostenido ataque a lo largo de cuatro décadas,
para lo que se hizo un eficiente uso de las incapacidades, la
ingenuidad, la cobardía y la complicidad de uno y otro militante de la
izquierda parasitaria y depredadora y finalmente incorporada a este
juego del Crimen Organizado, con la llegada de Hugo Rafael Chávez Frías a
Miraflores.
c) Cómo, cuándo, dónde, por qué, para qué y quién en continuados y
sostenidos procesos de desplazamiento forzado de población soportados
en las criminales masacres de civiles desarmados en
los aledaños a las fronteras con Colombia, con el uso de los recursos
del Estado, se edificó lo que hemos denominado “El Corredor Seguro para
la Cocaína”
d) Cómo se afianza el poder el Crimen Organizado a 500 metros de
Miraflores por órgano del silente pero eficiente operador de la cocaína
a partir de los eventos político-militares del 2002.
e) Comentamos el valor internacional comparativo medido en dólares
norteamericanos como determinante. Mientras que un kilo de oro negro
(petróleo) colocado en USA se cobra apenas con menos de un dólar;
mientras que por un kilo de oro amarillo en ese mismo mercado se cobra
US$ 5.787,oo; un kilo de oro blanco (cocaína) representa US$ 68.750,oo en efectivo y a la entrega en las manos del mayorista.
f) Cómo oficialmente en las propias palabras de Hugo Rafael
Chávez Frías en sus sempiternas intervenciones en televisión, se
reconoce como el presidente de un país “narcotransitante”
g) Hemos igualmente acotado con suficiencia los efectos esperados
de la política colombina adelantada en la dinámica que hemos llamado la
pinza Álvaro Uribe Vélez/Juan Manuel Santos Calderón
en manos del mejor nuevo amigo de Hugo Rafael Chávez Frías a cuyo
definido, sostenido y eficiente curso y sus derivados políticos,
geopolíticos y económicos, responde con precisión la Canciller de
Colombia María Ángela Holguín en su entrevista con su par venezolano
Nicolás Maduro y cuando es interpelada sobre el recién designado
ministro de la defensa de Venezuela: “… Cualquier
eventual inquietud o preocupación del gobierno del presidente
colombiano Juan Manuel Santos sobre la designación de Rangel ‘no la
vamos a decir públicamente, lo estamos hablando directamente con el
gobierno venezolano’…”.
h) Ya han quedado suficientemente razonados los factores que
pudieren ser tomados en cuenta como eventuales multiplicadores que
levanten una voz y produzcan alguna reacción de la corporación militar venezolana frente
a los derivados profesionales actuales y futuros por esta designación
del general en jefe Henry Rangel Silva, un ministro de la defensa que ha
sido públicamente señalado, no sólo como socio, cómplice y compañero de
ruta de los grupos terroristas colombiano, FARC, ELN, en su rentable
negocio de la cocaína y quienes en un pasado no tan lejano han atacado,
torturado, masacrado y vejado los restos de sus compañeros de armas nos
sólo en Agdobadú 1987, Cutufi 1989, Cararabo 1995 sino también en otras
menos publicitadas operaciones militares contra las FAV y con la saña
del salvaje ajena a toda consideración de la conocida convención sobre
la guerra y la paz, aplicándoles tanto a los heridos como a los ya
cadáveres, tanto el “Corte de Corbata” (incisión profunda de lado a lado
y a lo largo de la cara interna del maxilar inferior, dejando al aire
todo el contenido del cuello y sobre esa masa orgánica, la lengua como
una corbata) como seccionado en vida sus genitales y atapuzándoselos en
la boca.
i) Finalmente quedó con suficiencia y al detalle analizada en
gráficas la estructura del negocio internacional de la cocaína en sus
relaciones y soportes políticos, militares y “comerciales” para el
funcionamiento de la extensa red del broker de la cocaína Walid Makled
García.
j) El expreso silenciamiento del broker Walid Makled García, una
vez que las negociaciones personales de Hugo Rafael Chávez Frías con su
mejor nuevo amigo, Juan Manuel Santos Calderón, lograron su extradición
preferencial a Venezuela y no a USA y una vez en sus manos su confinamiento y silencio definitivo.
En su armónico conjunto
El contexto donde se inserta esta expresa designación hecha en este
momento de la crisis de liquidez de Hugo Rafael Chávez Frías, de su más
fiel general Henry Rangel Silva como ministro de la defensa.
Pareciera ser una repetición de aquel otrora nombramiento hecho por
Fidel Castro Ruz –también durante una crisis de liquidez de la
revolución cubana–, de su más fiel general Arnaldo Ochoa Sánchez –el
héroe de las campañas en África– para manejar las delicadas operaciones
en la supervisión sobre el terreno del negocio de la cocaína, en esa
particular dinámica de tránsito y apoyos de cargamentos pautadas con
Pablo Emilio Escobar Gaviria, el jefe del Cártel de Medellín, y a cambio
del depósito en efectivo de dólares americanos en cuentas en el
extranjero por cada kilo de cocaína en tránsito por las pistas aéreas y
puertos marítimos o en los depósitos habilitados para ello en Cuba
Desde esta perspectiva que responde a una vinculada directamente a la
seguridad pública, ese nombramiento del general Henry Rangek Silva no
responde a otro esquema distinto al de la unidad de objetivos, de
dirección, mando y acción entre una revolución teledirigida desde La Habana, el Crimen Organizado y
las necesidades de una izquierda parasitaria y depredadora ávida de
fondos líquidos que brinden garantía de la permanencia Hugo Rafael
Chávez Frías en Miraflores y en el teatral ejercicio de los signos
exteriores de poder, mientras se alimentan las cuentas bancarias con
monedas fuertes, independiente que los US$ y los euros tengan como
origen fuera el tesoro público venezolano fueren los réditos y
comisiones derivadas del tránsito de toneladas de cocaína por el
territorio venezolano.
Conclusión
Por tanto y salvo investigación y pruebas en contrario, la
designación por Hugo Rafael Chávez Frías del nuevo ministro de la
defensa Henry Rangel Silva, no pareciera ser más, ni funcionará distinto
a un expreso estímulo que impone con el mensaje que se envía desde
Miraflores a todos los interesados en el negocio de la cocaína y que
decidan asociarse bajo el amparo del conglomerado Cocaína Alba S.A.
(COCALBA S.A.); ésta, su gran empresa multinacional que entra en franco y
sostenido proceso de expansión.
Por sabido es que tal mensaje, al impactar sobre algunos
inversionistas y sus capitales golondrinas, a la luz de las
significativas ventajas comparativas que se implementan, incrementará el
tonelaje de cocaína en tránsito y el uso del territorio de Venezuela
como país “narcotransitante” y como derivado de ello, crecerán
exponencialmente los montos de las inversiones y por ende las comisiones
que en moneda fuerte entraran a las arcas y a las manos de Hugo Rafael
Chávez Frías y quedarán a la libre disposición de esta política
destinada a permanecer indefinidamente en el ejercicio de los signos
exteriores del poder, puesto que, como queda suficientemente sustentado,
el poder político lo ejercerá –en ausencia del ya decrépito “cadáver
insepulto” que agoniza en La Habana–, quien a la cabeza del Crimen
Organizado, desde esa ciudad o desde cualquier otro país, garantice más
ingresos líquidos e imponga su dinámica y condiciones al inquilino de
Miraflores
[i] Expresión italiana que identifica al jefe mafioso, especialmente en el ámbito del narcotráfico.
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