Fuente: Ateneadigital.es
2011
fue un año de transición en el mundo del narcotráfico y del crimen
organizado. Lo viejo y lo nuevo de ese mundo siguieron compartiendo el
escenario, aunque ya se puede empezar a augurar cómo será la década que
estamos iniciando, la segunda del siglo XXI.
Así,
dentro de lo ya conocido, destaca el protagonismo de todo aquello que
está ocurriendo en México y que siguió acaparando las noticias más
espectaculares: matanzas, caída de grandes capos, luchas entre cárteles
(los Zetas vs Sinaloa), surgimiento de nuevos (los Caballeros
Templarios), .
Además,
en 2011 las frías cifras no hicieron sino confirmar la capacidad de
penetración y el poder económico que sigue atesorando el crimen
organizado: los siete cárteles mexicanos han establecido "oficinas" en
unas 230 ciudades de Canadá y Estados Unidos; y según un informe del
Global Financial Integrity, una organización dedicada a propiciar
políticas más severas contra el lavado internacional de dinero, el
tráfico ilegal de bienes, de personas, de armas y de recursos naturales,
genera ingresos cercanos a los US$ 650.000 millones al año en todo el
mundo.
El talón de Aquiles centroamericano y venezolano
La
guerra contra el narco en México se está ganando, algo que en menos de
dos años quedará mucho más claro y evidente que en estos momentos. De
hecho, la continuidad de las políticas de seguridad, clave para derrotar
al crimen organizado, estaría garantizada si triunfa en las
presidenciales de 2012 el PRI con Enrique Peña Nieto a la cabeza. Por
eso, lentamente el escenario de esa guerra se está trasladando a dos
zonas muy concretas, el área centroamericana y la venezolana.
Los
propios éxitos obtenidos en la guerra contra el narco, primero en
Colombia, y ahora en México, provocan que el crimen organizado emigre
con destino a los países centroamericanos y del Caribe, donde Cuba y
sobre todo la República Dominicana son ya dos claros focos de
penetración del crimen organizado.
2011
vino a confirmar que Guatemala se ha transformado en centro de la lucha
contra el crimen organizado que ha tomado a este país como eje de sus
acciones. EEUU adquiere el 84% de la droga que parte desde
Centroamérica.
El Gobierno guatemalteco se vio obligado a decretar el estado de sitio en el departamento de Alta Verapaz, para recuperar la gobernabilidad de esa zona copada por el narcotráfico, principalmente por los Zetas. Esta organización ingresó a Guatemala al comienzo del actual Gobierno y en cuatro años se ha extendido por casi todo el territorio nacional.
Además
de la Alta Verapaz, el departamento guatemalteco de El Petén, limítrofe
con México, es ya el principal punto de apoyo del narco en este país.
Reimplantar el control del Estado en esas dos zonas, esa será una de las
grandes tareas del nuevo ejecutivo guatemalteco de Otto Pérez Molina,
quien asume el poder el 14 de enero próximo.
Paralelamente,
el tráfico de drogas a través de Venezuela ha crecido de manera
exponencial en los últimos años. Esto lo ha confirmado en 2011 el mismo
subsecretario estadounidense de Estado para Asuntos Antinarcóticos,
William Brownfield, quien apuntó sobre todo a la escasa colaboración que
brinda Caracas en la guerra contra las drogas.
La clave sudamericana
Sudamérica
no queda tampoco al margen de estas transformaciones que han madurado
en 2011. Un ejemplo llamativo es Santa Cruz en Bolivia que este año se
ha consolidado como un corredor de la droga que va de Perú a Brasil, y
hacia Argentina y Paraguay, países a través de los que se exporta la
droga a Europa.
Asimismo,
Ecuador se ha transformado, también en 2011, en una plataforma por la
cual los narcotraficantes mueven las drogas a través de las fronteras
terrestres con Colombia, dado el control que sobre este territorio tiene
el gobierno de ese país.
Pero
Iberoamérica ya no solo es zona de paso de la droga sino un cada vez
más importante mercado. 2011 dejó a Argentina como el 2° mercado de
Sudamérica después de Brasil. Durante muchos años, este país fue solo
de tránsito de droga, pero ahora el consumo se ha convertido en muy
importante y valioso para los narcos.
2011 no solo ha traído cambios en cuanto a la producción y transporte de la droga sino también en cuanto a su comercialización: el principal mercado para la cocaína ya no es Estados Unidos sino Europa donde se ha duplicado el consumo en la última década.
Este
panorama cambiante ha obligado a redoblar las acciones. Por ejemplo de
Brasil, que ha tenido que blindar su frontera con Uruguay, Argentina y
Paraguay para combatir el crimen organizado. La cada vez mayor
importancia del Cono Sur en el tráfico de drogas hacia Europa y Estados
Unidos y el trasiego que realizan los cárteles sobre territorio
brasileño, han obligado al gobierno de Dilma Rousseff a poner en marcha
el mayor movimiento de tropas en sus fronteras.
Claramente
la región se ha dado cuenta de que las acciones unilaterales no valen,
sino solo las coordinadas. En ese contexto, 2011 dejó la principal
iniciativa en el combate contra el crimen organizado, la Cumbre de Apoyo
a la Estrategia de Seguridad de Centroamérica, que tuvo lugar en junio
en Guatemala y que propició un incremento del apoyo extrarregional para
Centroamérica en su lucha contra los narcos.
En
conclusión, 2011, en el tema del narcotráfico, nos deja un mensaje muy
claro: mientras la guerra se produce en México, los cárteles se están
haciendo fuertes en otros puntos. Centroamérica será el nuevo escenario
de ese enfrentamiento y, como en los años 80, Estados Unidos se jugará
mucho de su prestigio como potencial mundial en esa zona. La salida de
Irak puede ser un momento propicio para que la administración de
Washington reaccione antes de que, como en México en los 90, se haga
demasiado tarde.
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