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Colombia y Venezuela son una sola nación integrada por dos repúblicas autónomas e independientes. Ese fue uno de los grandes sueños bolivarianos, frustrado por la realidad de aquella época y la proyección en el tiempo de sus características fundamentales. Son países complementarios, sin pretender ignorar o restarle importancia a los múltiples problemas que se derivan de una frontera común muy extensa, sobre cargada de problemas graves que requieren atención permanente.
Desde esta perspectiva debo expresar públicamente mi admiración y reconocimiento a la extraordinaria labor presidencial ejecutada por Álvaro Uribe. La política de Seguridad Democrática fue favorable para ambos, medida desde distintos ángulos incluido el económico. El terrorismo, los movimientos guerrilleros y las estructuras operativas que sirven de instrumento al narcotráfico fueron reducidos a la expresión menor de las últimas décadas. La seguridad de las personas y de los bienes fue garantizada como pocas veces antes. El reconocimiento fue universal en los dos países. Sin embargo los feroces ataques y descalificaciones de Chávez contra Uribe y Juan Manuel Santos tensaron las relaciones peligrosamente. Pero el sentimiento popular se mantuvo intacto a favor de la unidad esencial.
Pero nada es perfecto. Las crecientes tensiones, al menos retóricas, entre Uribe y Santos han sembrado desconcierto e incertidumbre. Santos pareciera haber puesto el acento en la parte económica, privilegiando ese aspecto en la relación con Venezuela y logrando la aprobación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, diseñado por los presidentes Bush y Uribe. Se trata de un logro para todos. Ahora bien, recogemos la inquietud de muchas voces calificadas por el retroceso en materia de seguridad democrática en el combate contra los factores antes señalados. Terrorismo y narcoguerrilla. Un mal disimulado nerviosismo aparece en las ciudades y, básicamente, en la frontera común donde los irregulares gozan de la comprensión, refugio y hasta apoyo, según fuentes serias, del gobierno venezolano.
A esto sumamos los cuestionamientos que se hacen a la orientación política en contra de Uribe y algunos importantes colaboradores, por parte de autoridades judiciales que arremeten contra civiles y militares destacados en la lucha por la seguridad de los colombianos. Estamos atentos y alertas. La elección del señor Petro el pasado domingo, nos preocupa mucho. Por sus antecedentes, por sus relaciones internacionales no negadas y por muchas cosas más. Ya veremos.
El Expreso, Lima Peru, 3 noviembre 2012
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