A Calzon Quitao's Weblog
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Tras el anuncio de que el presidente venezolano Hugo
Chávez ha creado dos nuevos ministerios —el Ministerio de Transporte
Terrestre y el Ministerio de Transporte Aéreo y Acuático— hay que
preguntarse si no es hora de proponer una nueva teoría económica: que el
desarrollo de los países es inversamente proporcional a su número de
ministerios.
No estoy bromeando. La semana pasada, Chávez anunció
que el anterior Ministerio de Transporte se dividirá en dos, creando los
dos nuevos ministerios en su gabinete que -como muchos otros en
Venezuela- estarán encabezados por militares. Con los dos nuevos
ministerios, el gabinete venezolano tendrá ahora 31 ministros.
Muchos venezolanos se lo tomaron a risa. “Pronto
veremos chocar barcos contra aviones”, bromeó uno de los lectores que
comentaron sobre la noticia de la última adición al gabinete venezolano
en el diario El Universal, de Caracas, aludiendo a los problemas que
trae consigo la gigantesca burocracia del gobierno venezolano.
Desde que asumió la presidencia, Chávez ha creado
docenas de nuevos ministerios, algunos de ellos con nombres tan largos
que resulta difícil imaginar cómo entran en las tarjetas de presentación
de los ministros, o en los membretes de sus cartas. Uno de los nuevos
ministerios, creado a fines del año pasado, lleva el nombre de
“Ministerio de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran
Caracas de la Republica Bolivariana de Venezuela”.
Hay tantos ministerios, y Chávez los cambia tan a
menudo, que en realidad nadie conoce su número exacto. En el momento en
que escribo estas líneas, a principios de noviembre, el sitio web
oficial del gobierno venezolano consigna 27 ministros, pero no ha sido
actualizado para incluir otros cuatro anunciados por Chávez y publicados
en la gaceta oficial, incluyendo los dos nuevos ministerios de
Transporte.
Comparativamente, con algunas excepciones, la mayoría
de los países con los estándares de vida más altos del mundo tienen
menos de una docena de ministerios. Suiza tiene 7 ministros, Finlandia
12 y Estados Unidos 15, menos de la mitad que Venezuela.
Lo que es peor, Chávez ha cambiado a los ministros de
su gabinete 176 veces desde que asumió su cargo en 1999, según informes
de prensa venezolanos. En los últimos 11 años, Chávez hizo 12
designaciones de ministros de Producción y Comercio, un promedio de un
ministro por año, y 9 designaciones de ministros de Economía.
Con tantos ministerios y sus respectivas burocracias,
no es sorprendente que el informe “Haciendo Negocios 2012” publicado
por el Banco Mundial la semana pasada situara a Venezuela entre los
campeones mundiales de la burocracia.
Según el informe, para registrar una nueva empresa
—ya sea una pequeña tienda de reparaciones o una gran corporación— hace
falta 1 día de trámites en Nueva Zelanda, 2 días en Australia, 6 días en
Estados Unidos, 9 días en México, 14 días en Colombia, 22 días en
Chile, 26 días en Argentina, 27 días en Perú, 50 días en Bolivia, 120
días en Brasil y 141 días en Venezuela.
El motivo es que en Venezuela hacen falta 17
procedimientos legales para registrar una empresa, a diferencia de 1
procedimiento en Nueva Zelanda, 6 en México y Perú, y un promedio de 10
en casi todos los demás países latinoamericanos.
A nivel mundial, Venezuela sólo es superada por
Congo, Guinea, Eritrea y un par de otros países africanos en cuanto a
los obstáculos para hacer negocios, dice el estudio.
Los partidarios de Chávez y sus aliados de Bolivia y
Ecuador califican estos estudios de triviales, y agregan que han
reducido sus índices de pobreza. Los críticos replican que países bien
administrados, como Chile o Perú, han logrado reducir la pobreza tanto o
más, mientras que han sentado las bases para un crecimiento a largo
plazo.
Mi opinión: Lo triste de Venezuela y otros gobiernos
populistas es que han desaprovechado el boom económico más grande de la
historia reciente de sus exportaciones de materias primas, malgastándolo
en subsidios pasajeros que no crean bases para el crecimiento económico
en el futuro. Producen pan para hoy, hambre para mañana.
Las enormes burocracias de estos países sólo generan
más oportunidades de corrupción para los inspectores gubernamentales y
sus supervisores, y más costos para el ciudadano medio.
En las democracias modernas, cuando los gobiernos
tienen un problema, muchas veces crean una comisión para tratar de
resolverlo. En los regímenes populistas, crean un nuevo ministerio.
Ambas soluciones por lo general no hacen mas que
patear el problema para adelante. Pero la segunda -aumentar la
burocracia- es mucho más costosa y conduce a mucho mayor corrupción.




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