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Cuando se va perdiendo la guerra deben inventarse medios para que la
derrota no sea tan catastrófica, derrotados militarmente y mientras se
presenta algún tipo de negociación, hay que causar daños que amedranten a
los civiles y pongan en acción defensiva a las tropas contrarias.
Al
poner en riesgo de daño a los civiles tampoco le prestarán el apoyo
necesario al enemigo.
Esa pareciere ser la estrategia de guerra de Alfonso Cano para
prolongar su inevitable derrota.
Nótese el parecido de las acciones
terroristas de Cano y las emprendidas por Gadafi en los estertores de su
tiranía, al fin y al cabo éste escribo el ‘Libro Verde’ y dentro de la
estrategia marxista-leninista Cano lo adoptó igualmente como parte de su
acopio ‘intelectual’. En este caso, el alumno terminará de la misma
manera que ha terminado el maestro.
La historia no perdona, aunque a veces se repita por la idiotez de
algunos pueblos. El comunismo y las revoluciones proletarias alcanzadas
mediante las armas se cayeron con el polvo levantado por el derrumbo del
Muro de Berlín, la previsible disolución de la URSS y el fin del
vasallaje de las repúblicas del Este.
Como respuesta los añosos y mañosos comunistas latinoamericanos
crearon el Foro de Sao Paulo y asaltaron la buena fe de los buenos
latinoamericanos, cansados ciertamente de partidos políticos que no
respondieron jamás a sus necesidades, que sólo acudían a los pueblos y
veredas en épocas electorales y luego olvidaban a sus electores.
Cerca de 15 años de ese experimento, los neocomunistas no sólo no
respondieron a las necesidades populares, sino que de manera dramática
las incrementaron pese al boom petrolero que el gobierno bolivariano
debió aprovechar para el mejor bienestar de su pueblo, pero que decidió
malgastar para mantener la imagen de su moribundo presidente.
Colombia no puede olvidar por un solo instante, un solo momento, sean
cuales sean las motivaciones de Juan Manuel Santos y su Ministra
Holguín, que Venezuela es el único país del mundo que le ha reconocido
estatus político a las Farc y Eln y mantiene en su territorio a
representantes de esas bandas criminales.
Venezuela no ha dado, y no dará, explicaciones del asilo tácito a los
cabecillas de las bandas criminales Farc y Eln, o de los
narcotraficantes que mantengan contentos a los miembros de la satrapía
bolivariana.
El Presidente Juan Manuel Santos y su Canciller, no pueden aceptar de
manera claudicante que la Asamblea Nacional Venezolana, a instancias de
Hugo Chávez, aprobó en la tarde del 17 de enero de 2008, una resolución
de respaldo a la propuesta de paz del Presidente Chávez para Colombia y
se suma a la solicitud de reconocer a las FARC y al ELN como “fuerzas
beligerantes”, salvo que tal reconocimiento ya haya sido revocado por la
misma instancia legislativa, HECHO QUE NO HA OCURRIDO.
Señor Presidente, Señora Canciller, Venezuela ha reconocido
oficialmente a las Farc y Eln, mientras tanto ustedes siguen como
idiotas contemplando como a lo largo y ancho de la frontera las bandas
criminales intensifican sus ataques contra los colombianos y sus
intereses mientras tratan de convencernos de que no pasa nada, que los
acuerdos comerciales lo remedian todo.
Por favor, por ruego, por piedad. Quienes votamos por usted lo
hicimos convencidos de que recogería el ideario de la nación que
representó Álvaro Uribe Vélez, no para recoger el ideario liberal y
polista que derrotamos en las urnas para tratar de hacer realidad su
utópica tercera vía, que es la que la narcosubversión está aprovechando
para golpearnos. Señor Presidente, lo elegimos para derrotar las bandas
criminales. Si usted no puede, gracioso sería pedirle un paso al lado,
dadas las características del chapulín que lo acompaña.
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