Antonio Maria Delgado
adelgado@elnuevoherald.com
Años de mal manejo económico bajo el presidente Hugo Chávez auguran
un difícil inicio para un eventual gobierno de la oposición, que deberá
lidiar con un aparato productivo en ruinas, agudos problemas de
desabastecimiento, una producción petrolera en declive y una de las
mayores tasas de inflación del mundo.
También deberá encarar un
elevado desempleo, serios déficits eléctricos y la aversión de los
inversores a colocar sus fondos en Venezuela. Pero el nuevo gobierno –de
ganar las elecciones presidenciales del próximo año– tendría una
exitosa gestión económica, vaticinaron expertos que señalaron que para
ello sólo hay dos condiciones: una, que los precios del petróleo no
caigan; y dos, el retorno de la sensatez a las políticas de Estado.
“El
ministro de Economía del próximo gobierno va a ser una estrella”,
aseguró Alejandro Grisanti, principal economista para América Latina de
Barclays Capital, en un foro realizado recientemente por el Centro de
Políticas Hemisféricas de la Universidad de Miami.
“No porque obtuviese grandes logros, sino porque va a sustituir a
un ministro de Finanzas [Jorge Giordani] que ha tenido una capacidad de
destrucción que ha sido sumamente dañina para el país […]. En Venezuela,
un nuevo gobierno, sea cual fuese su tinte, va a tener un gran activo a
su favor: la inmensa ineficiencia del gobierno actual”, añadió
Grisanti.
Esa ineficiencia se debe en parte a las erráticas e
incoherentes políticas económicas adoptadas por el gobierno venezolano
con un manejo inconsistente de la política fiscal adoptada por Giordani.
Pero el mayor daño ha sido provocado por la inflexible política
cambiaria vigente en el país, que ha generado una “apreciación brutal”
de la moneda venezolana, explicó José Manuel Puente, profesor y
coordinador del Centro de Política Pública del Instituto de Estudios
Superiores de Administración (IESA), en Caracas.
“Esa apreciación
del tipo de cambio ha agudizado todo lo peor del modelo rentista”,
sostuvo Puente. “Ha destruido gran parte de la capacidad industrial del
país y ha hecho que la producción manufacturera sea la más baja en la
historia económica venezolana de los últimos 30 años”.
La elevada
sobrevaloración del bolívar ha disparado los costos del empresario
venezolano hasta el extremo de que simplemente no puede competir con los
productos provenientes de otros países, situación que puede verse en el
auge de importaciones que el país ha registrado en los últimos años.
En
el 2008, las importaciones en Venezuela sumaron cerca de $38,000
millones, más de cuatro veces los niveles registrados en el 2003. Para
este año, las importaciones podrían alcanzar cerca de $44,000 millones y
$50,000 millones el próximo año.
Las exportaciones no petroleras
también han estado disminuyendo, pasando de cerca de $7,500 millones
registrados en el 2005 y el 2006 a los $3,432 millones previstos para
este año.
Simultáneamente, los empresarios venezolanos se ven obligados a operar bajo un marco legal sumamente restrictivo.
“Venezuela
tiene una economía hiperrregulada, con controles de precio, controles
de cambio, controles de tasa de interés, controles sobre el mercado
laboral, controles y más controles”, comentó Puente. “Es un ambiente que
genera terribles distorsiones sobre el aparato productivo y sobre las
decisiones de inversión”.
Y lo que es peor, los empresarios
venezolanos viven constantemente bajo riesgo de perder sus activos bajo
la mano de un gobierno que ha ejecutado más de 300 expropiaciones en los
últimos tres años, brindando razones aún mayores para dejar de invertir
en Venezuela.
El gradual deterioro de las condiciones de negocio
ha acentuado la dependencia de Venezuela en la renta petrolera, pero
incluso allí la gestión del gobierno ha sido muy nociva, dijo Francisco
Monaldi, director del Centro Internacional sobre Energía y Ambiente del
IESA.
“La industria petrolera hoy en día tiene problemas
significativos”, comentó Monaldi. “En primer lugar la producción ha
decayendo. Con respecto al pico del año 1997, Venezuela produce un
millón de barriles menos. Esto fundamentalmente por falta inversión, hay
otras razones, pero la falta inversión es la fundamental”.
Monaldi
dijo que no realizar las inversiones necesarias para mantener su ritmo
de producción es altamente cuestionable de una empresa que factura cerca
de $85,000 millones por las exportaciones de sus productos, $65,000
millones de los cuales son ganancias.
La negligencia del gobierno
es aún mayor si se considera las gigantescas deudas contraídas por la
estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), cuya deuda se ha multiplicado
por 10 en los últimos cinco años, pasando de $3,000 a casi $30,000
millones.
“Lo más trágico es que eso no ha significado mayor
inversión en exploración y producción. Ellos dicen que ha habido
inversiones, pero estas han sido en empresas como [la importadora de
alimentos] PDVAL, en cosas que no son parte del negocio”, añadió.
Por
suerte, la mayoría de los expertos vaticinan que los precios del
petróleo se mantendrán altos en un futuro inmediato, lo cual daría
espacio para maniobrar a un posible gobierno de la oposición.
Esa
corriente de ingresos garantizaría que Venezuela no tendría que incurrir
automáticamente en un duro programa de ajustes económicos como el que
se vio obligado a lanzar en 1989 provocando un estallido social y una
posterior etapa de inestabilidad política.
“No tendría que pasar a implementar medidas de shock
para poder levantar la economía”, comentó Grisanti. “Incluso si el
actual gobierno agota todos los recursos del Estado, las reservas
internacionales, y raspe la olla para la campaña, [el gobierno de la
oposición] va a contar con un flujo de ingresos de $85,000 millones que
va a poder permitir hacer muchas cosas”.
Ese volumen de ingresos
sería suficiente para poder compensar el impacto económico de un
necesario ajuste en el tipo de cambio, el cual los economistas señalan
que vendría en el 2013, incluso si Chávez se mantiene en el poder.
Otra
de las tareas apremiantes incluye un aumento en los niveles de
producción de petróleo del país, el cual requeriría de nuevas
inversiones en el sector y quizás de negociaciones dentro de la
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para conseguir
una nueva cuota de producción que refleje las niveles de reservas
probadas.
A su vez, la adopción de políticas monetarias y
económicas sensatas estimularía el ingreso de una fuerte cantidades de
inversiones que se han mantenidas alejadas del país debido a los grandes
riesgos generados por Chávez.
Pero el nuevo gobierno no puede
descuidar los grandes problemas de inequidad social que condujeron al
ascenso de Chávez en la política venezolana, y que no fueron resueltos
por éste pese a que administró entre $600,000 millones y $900,000
millones durante sus 12 años de gobierno.
“El enemigo a vencer no
es un líder, no es un proyecto político, el enemigo a vencer es la
pobreza, la informalidad y la inequidad”, sostuvo Puente, quien añadió
que la pobreza ha generado dos Venezuelas, que están de espalda la una a
la otra sin querer voltear la cara para mirarse.
“Es
importantísimo entender a esos países, y ver cómo podemos generar
puentes para poder conectar a las dos Venezuelas, y poder avanzar
juntos. Porque ese nivel de polarización y de confrontación hace
prácticamente inviable el proyecto político y el proyecto económico que
nosotros queramos desarrollar”, expresó.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Haga su comentario