Todo le está saliendo mal al régimen. Acaba de fracasar estrepitosamente la Cumbre Iberoamericana convocada para el pasado fin de semana en Asunción, Paraguay. A ella asisten España y Portugal.
Faltaron unos diez jefes de estado de los veintidós que la integran.
Paralelamente debía reunirse la Cumbre de la Unión de Naciones del Sur, UNASUR.
Ambas pasaron por debajo de la mesa. Agendas mediocres que evaden la
rendición de cuentas por tantos acuerdos violados y promesas
incumplidas…..
Se nota una
creciente fatiga continental con relación a estos eventos y falta de
credibilidad en la cantidad de instancias que se han construido en los
últimos años. Hay Cumbres presidenciales para todo. Generales como la
Iberoamericana y también sectoriales como la del Grupo de Río, UNASUR,
el ALBA (Alianza Bolivariana de las Américas), MERCOSUR
y otras experiencias mas localizadas en Centroamérica y el Caribe. Se
trata de mantener múltiples equilibrios inestables generadores de
complicidades entre los gobiernos de muchos países que trabajan en línea
directa contra los intereses de sus pueblos, pero con garantías de
solidaridades que le faciliten a quienes los dirigen continuar usando y
abusando del poder político y económico que concentran en sus manos. Es
el caso de Venezuela.
Esto puede parecer anecdótico frente al
fracaso venezolano. Todo funciona mal o no funciona. No existe área de
la actividad nacional que camine para mejor. Todo va hacia peor. Las
crisis sectoriales se multiplican generando una gran crisis nacional con
signos irreversibles que tienen como telón de fondo la ineficacia y la
enorme dosis de corrupción que hacen metástasis en el cuerpo enfermo de
la República. Como
si esto fuera poco, no hay Presidente disponible a tiempo completo para
enfrentar la desbandada política y militar en su entorno. Los demonios
desatados, la visión del “chavismo sin Chávez”
y la certeza derivada de una cuenta final en etapa regresiva, generan
factores de desestabilización que trascienden cualquier esquema
estrictamente electoral.
Llegamos al punto. ¿Cuánto tiempo más
aguanta la situación actual? Hemos planteado hasta el cansancio que la
real naturaleza del problema de Venezuela no es electoral sino
existencial. De principios y valores que están siendo destruidos con el
objeto de liquidar la República democrática para sustituirla por un
estado socialista a la cubana, comunistoide, que la inmensa mayoría
rechaza, pero que se ha tratado de imponer. Ojala los aspirantes
presidenciales tengan claro este aspecto crucial. Aquí puede pasar
cualquier cosa. Las primarias de febrero empiezan a verse demasiado
lejos, aunque desprevenidamente pueda parecer lo contrario. Más lejos
aún octubre de 2012. Tenemos la obligación de visualizar todos los
escenarios posibles, especialmente los más peligrosos. Si no se
presentan daremos gracias a Dios. Pero si se presentan que no nos
sorprendan. Los sorprendidos deberán ser los adversarios.
oalvarezpaz@gmail.com
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