Fuente: ImpactoCNA
Siete
prominentes disidentes cubanos, enfatizando sus sospechas sobre la
muerte de la fundadora de las Damas de Blanco, Laura Pollán, dijeron el
miércoles que no quieren ser enviados a ningún hospital del gobierno sin
la aprobación previa de un médico de confianza.
Pollán, de 63 años, murió después de una semana en cuidados
intensivos en el Hospital Calixto García, de La Habana, a causa de lo
que los médicos dijeron que era un ataque al corazón causado por una
neumonía viral y diabetes. Su hija, Laura Labrada Pollán, dijo el
miércoles que no tenía ninguna razón para dudar de eso.
Sin embargo, algunos disidentes y exiliados han comenzado a
especular, con escasa o ninguna evidencia, que de alguna manera Pollán
fue envenenada por agentes del gobierno de Raúl Castro, o que no recibió
el tratamiento adecuado en el hospital.
Los siete cubanos que emitieron una declaración conjunta como
miembros de la Alianza Democrática Cubana (ALDECU), escribieron que su
decisión se debió a la “intempestiva” muerte de Pollán, el 14 de
octubre.
“No queremos ser ingresados en centros hospitalarios del régimen,
salvo en casos de necesidad ineludible de tener que sufrir una
intervención quirúrgica, siempre que esa necesidad haya sido acreditada
de manera debida por un médico independiente de nuestra confianza”, dijo
el comunicado.
Su objetivo es “evitar que una supuesta enfermedad o la muerte de
cualquiera de nosotros puedan ser manipuladas de algún modo por la
policía política del régimen totalitario”, agregaron los firmantes. El
gobierno administra todo el sistema de salud pública de la isla.
También pidieron que sus velorios duren al menos una noche, y
alegaron que agentes del gobierno presionaron para cremar el cuerpo de
Pollán de forma rápida, después de un velorio de dos horas y sólo seis
horas después de su muerte. Labrada negó tales presiones.
Los firmantes fueron el activista de los derechos humanos Elizardo
Sánchez Santa Cruz, los ex presos políticos José Daniel Ferrer García y
Héctor Palacios, y los disidentes Guillermo Fariñas, René Gómez Manzano,
Iván Hernández y Gisela Delgado.
Labrada dijo a El Nuevo Herald que el Hospital Calixto García atendió
muy bien a su madre, quizás para evitar acusaciones posteriores de que
causó o permitió la muerte de la disidente cubana. El gobierno controla
todo el sistema de salud de Cuba.
Los médicos y enfermeras estuvieron casi constantemente al lado de
Pollán, señaló Labrada. Y en un país donde a menudo los pacientes deben
traer sus propias sábanas y medicamentos a los hospitales, ellos
proporcionaron todos los medicamentos, y ropa de cama casi nueva.
“Yo no soy médico. Pero, por lo que vi, ella recibió muy buena
atención”, agregó la hija. “Yo pensé: ellos van a hacer lo imposible,
porque después vienen estas conjeturas”.
Sin embargo, el reverendo Ricardo Medina, un pastor protestante que
ayudó a preparar el cuerpo de Pollán para el velorio, escribió el
miércoles en internet que tomó una muestra de cabello y partículas de
piel “para que una mano amiga la llevara a un laboratorio en el
extranjero con el fin de determinar … la verdadera causa de la muerte de
Laura”.
Los disidentes y exiliados sostienen que el largo historial de Fidel
Castro de intentar asesinar a personas a las que considera como sus
enemigos, hace que sea fácil de creer que el gobierno cubano trataría de
silenciar una voz tan fuerte y respetada como la de Pollán.
“Si Fidel estuviera todavía al mando, yo no dudaría en decir que sí”,
dijo Brian Latell, un ex analista de la CIA y autor del libro Castro’s
Secrets: The CIA and Cuba’s Intelligence Machine (Los secretos de
Castro: La CIA y la máquina de Inteligencia de Cuba), que se publicará
en abril. Pero el hermano y sucesor Raúl Castro sería más prudente y
probablemente más propenso a probar medios menos violentos para
neutralizar a alguien como Pollán, agregó.
Sin embargo, las conjeturas abundan sobre la muerte de Pollán, que
ayudó a fundar las Damas de Blanco en el 2003 para exigir la liberación
de su esposo, Héctor Maseda, y de otros 74 activistas de la oposición
encarcelados durante una severa represión del gobierno contra la
disidencia.
Medina escribió que su cuerpo muy hinchado apuntaba a una
insuficiencia renal que podría haber sido tratada con diuréticos en el
hospital. Los medicamentos adecuados, al parecer, no se le administraron
con el fin de causar la muerte o un accidente cerebrovascular
discapacitante, agregó.
Media docena de integrantes y simpatizantes de las Damas de Blanco se
han quejado de haber sido pinchadas con lo que parece haber sido agujas
hipodérmicas durante enfrentamientos en las calles con las turbas
organizadas por el gobierno.
La disidente Sara Martha Fonseca dijo que los dedos de sus manos y
sus pies, y su lengua, quedaron insensibles por un rato después de haber
sido pinchada en la espalda con lo que ella creía que era una aguja
esgrimida por partidarios del gobierno que reprimieron una protesta de
las Damas de Blanco en las calles, a finales del 2009.
Ella atribuyó inicialmente los síntomas a los golpes de los
partidarios del gobierno y a sus dos discos herniados, dijo Fonseca.
Pero ella y otra Dama de Blanco notaron marcas en sus respectivas
espaldas, y un médico amigo les dijo que parecían haber sido causadas
por agujas.
Fonseca señaló que algunas de las mujeres disidentes tienen tantas
sospechas, que una de ellas se hizo realizar un análisis de sangre bajo
un nombre falso para asegurarse de que el gobierno no fuera capaz de
encubrir el resultado.
Labrada dijo que la rápida cremación del cuerpo de Pollán fue una
decisión suya, porque quería llevar las cenizas lo más pronto posible a
Manzanillo, la ciudad en el oriente de Cuba donde ella vive, donde su
madre nació, y donde viven muchos familiares.
“Nadie presionó”, dijo a El Nuevo Herald por teléfono. La muerte de
su madre fue “como si el mundo se me acabara”, y la rápida cremación fue
el resultado del “dolor y sufrimiento de una hija desesperada. Tenía
que buscar el calor de mi familia”.
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