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- Fue capturado mientras trataba de esconderse dentro de una cloaca
- Un disparo en la cabeza causaría la muerte del
autócrata africano
[ADIÓS]
Quiso
el destino que el ex dictador libio muriera en la misma ciudad que lo vio
nacer. Una bala proveniente de una pistola bañada en oro de su propiedad,
presuntamente disparada por un joven rebelde de apenas 18 años, acabaría con la
vida de quien gobernó libia con mano de hierro durante 42 años
Soldados
rebeldes libios toman fotos al cadáver de Muammar Gaddafi con sus teléfonos
celulares
El 1 de septiembre de 1969, con apenas 27 años de
edad, el en aquel entonces capitán Muammar Gaddafi, emergió como el líder de un
grupo de militares que derrocaron la monarquía del Rey Idris y de entre las ruinas
del Reino de Libia construiría la República Árabe Libia, que mutaría en 1977 a
la Gran Yamahiriya Árabe Libia Popular Socialista. Por aquellos años Gaddafi era visto como un
apuesto político cuya figura vestida en uniforme militar y usando lentes de sol
llamaba poderosamente la atención de las cámaras de la prensa internacional, y
que no sólo se haría con el poder en la nación africana, sino que se
convertiría en el símbolo de quiénes desafiaban y declaraban la guerra a
Occidente, al tiempo que emergía, gracias a la abundante cantidad de dinero de
la que disponía producto del enorme ingreso petrolero de Libia, como uno de los
líderes más importantes de un Tercer Mundo que recién recobraba su
independencia de los imperios coloniales europeos.
Terrorismo
como política de Estado
A partir de la década de 1980, el nombre de Muammar
Gaddafi sería, durante muchos años, sinónimo de terrorismo antioccidental. Su
gobierno fue responsable de las masacres ocurridas en los aeropuertos de Roma y
Viena en diciembre de 1985 y de colocar una bomba en una discoteca de
la ciudad de Berlín que era frecuentada por tropas norteamericanas en abril de
1986. Esto traería como consecuencia que el gobierno de EEUU, bajo la
administración de Ronald Reagan, ordenara el bombardeo a Libia en la operación Dorado Canyon, en la cual resultaría
muerta una de sus hijas. El 22 de diciembre de 1988, 270 pasajeros y toda la
tripulación del vuelo 103 de la aerolínea Pan American World Airways murieron sobre la ciudad
de Lockerbie, Escocia, durante el vuelo desde Londres a Nueva York, 38 minutos
después del despegue, producto de la detonación de un explosivo plástico
colocado en un radiocassette dentro del equipaje del compartimento de carga
anterior, desencadenando una secuencia de eventos que llevó a la rápida
destrucción de la aeronave, responsabilidad de dos agentes de inteligencia
encubiertos del gobierno libio, el cual terminaría convirtiéndose en el
atentado terrorista más mortífero de la historia antes de los ataques del 11 de
septiembre de 2001, y que le valdrían al país sanciones internacionales
avaladas por la Organización de Naciones Unidas desde 1992.
La
reconciliación con Occidente
No sería sino hasta 2003, tras el derrocamiento y la
muerte en la horca de Saddam Hussein en Irak, y con el temor de correr una
suerte similar a su colega, que Gaddafi accedería a renunciar a su
controvertido programa nuclear, desmantelar su arsenal de armas de
destrucción masiva, reconocer (tras décadas negándolo) la responsabilidad de su
gobierno en los atentados terroristas de Lockerbie, pagando una indemnización
de 10 millones de dólares a cada víctima, logrando así hacer las paces con
Occidente, cuyos líderes se reunirían y fotografiarían con cada vez mayor
frecuencia con el líder libio, bien recibiéndolo como huésped o dispensándole
una visita, buscando su cooperación en la lucha global contra los grupos
terroristas que durante muchos años apoyó, convencerlo de realizar inversiones
con los cuantiosos recursos de la Libia en sus respectivas naciones cada vez
que una crisis económica tocaba las puertas o que otorgara concesiones a las
empresas petroleras occidentales.
Bengasi
fue el comienzo del fin
El
martes 15 de febrero de 2011, un grupo de
familiares de presos que habían muerto en la cárcel de Abu Salim en
1996,
acudieron a una comisaría de la ciudad de Bengasi, en el este del país,
para
exigir la liberación de Fathi Tarbel, abogado y coordinador de su
movimiento,
acompañados de unos cientos de personas que se apostaron al frente del
edificio.
El gobierno de Gaddafi accedió a su liberación y quienes allí se
concentraban
permanecieron hasta la madrugada coreando consignas en contra del
régimen, al
tiempo que aumentaban en número quienes le apoyaban. El intento de las
fuerzas
de seguridad del régimen por reprimir a los manifestantes sólo logró
aumentar
en ellos el espíritu de rebeldía hasta el punto en que lograron tomar el
control de la ciudad, desplazando así a las fuerzas de seguridad y
tomando en su poder una gran cantidad de armas y municiones, iniciando
una rebelión que,
buscando emular a sus vecinos de Túnez y
Egipto, expandiría la chispa de la llamada primavera árabe hacia el
resto del
país con el avance de las fuerzas rebeldes, desde dos frentes ubicados
en el
este y el oeste del país.
El
aval clave del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas
El 17 de marzo de 2011, tras una sesión del Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas, se decide aprobar, con una votación de 10
países a favor y 5 abstenciones, la resolución 1973/2011, la cual,
basada en el constante incumplimiento por parte de las autoridades del régimen
libio hacia las exigencias hechas para el cese inmediato de la violencia y la
implementación de medidas destinadas a satisfacer las legítimas demandas de la
población realizadas por este organismo con antelación, autorizó el uso de la
fuerza contra las tropas leales a Gaddafi, permitiendo toda clase de ofensiva
militar, a excepción del despliegue de tropas terrestres, para impedir amenazas
contra los civiles. En primer término facultó a la coalición encabezada por la
Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a tomar “todas las medidas
necesarias para proteger a los civiles” bajo amenaza de ataque, “incluyendo
Bengasi”, acompañada de una zona de exclusión aérea, la cual impidió al régimen
libio el uso de cualquier clase de aeronave para bombardear enclaves rebeldes o
trasladar tropas y armamento, mediante el derribo de los mismos. Esta
resolución fue posible gracias a una ofensiva diplomática por parte de EEUU,
Gran Bretaña y Francia que lucharon por activar el mecanismo institucional del
Consejo de Seguridad, quiénes tras haber logrado el apoyo de la Liga Árabe, lograron
que Rusia y China optaran por la abstención en lugar de vetar la resolución.
Los
rebeldes estuvieron cerca de perder
Si hubo un antes y un después en la intervención
militar en Libia, fue cuando el 31 de marzo de 2011 las fuerzas armadas de EEUU
traspasaron el mando de las operaciones militares en el país africano a los
comandos de la OTAN. Durante los pocos días que los norteamericanos estuvieron
comandando el despliegue aéreo y el bombardeo quirúrgico de objetivos claves,
los rebeldes libios lograron importantes avances en el terreno. Una vez que se
retiran los norteamericanos, fundamentalmente debido a la postura antibélica
del presidente Obama, y comienza la OTAN a liderar el apoyo a los rebelde, al
no tener ésta tropas terrestres desplegadas y con la inexperiencia militar de
los rebeldes libios, en su mayoría civiles que estaban aprendiendo el oficio de
la guerra desde el terreno, comenzaron una serie de pequeños avances y grandes retrocesos
frente a las fuerzas leales a Gaddafi que les llevó a luchar en 3 frentes de batalla
distintos, les impidió por un buen tiempo avanzar de manera decisiva sobre
Trípoli, mientras que aumentaban las diferencias entre los miembros de la OTAN
por los costos y la duración de la operación militar, quienes incluso pensaron
en una salida negociada al conflicto.
Los
avances diplomáticos del CNT y la caída de Trípoli
Cuando la posibilidad de una salida
negociada al conflicto en Libia, y que por tanto garantizaba impunidad a Muammar
Gaddafi, cobraba mayor fuerza, los rebeldes libios, agrupados en el Consejo
Nacional de Transición, con Mustafá
Abdul Jalil al frente, quien se desempeñó como Ministro de Justicia del régimen
de Gaddafi, dieron inicio a
una contraofensiva, en dos frentes, uno diplomático, con el cual lograron obtener el reconocimiento como
representantes legítimos del pueblo libio, el rompimiento de relaciones diplomáticas
con el régimen que trataban de derrocar y desbloquear los activos
financieros que fueron congelados como consecuencia de las resoluciones del
Consejo de Seguridad de la ONU para usarlos en su favor. Posteriormente,
entre el 21 de agosto y el 28 de agosto, comenzaron
una contraofensiva que, para sorpresa de muchos, incluidos los altos mandos de
la OTAN, logró el control absoluto de la capital libia, Trípoli,
y forzaron a Gaddafi y su familia a huir y
esconderse luego de controlar el país con puño de hierro durante 42 años.
Un
joven de 18 años llamado Ahmed Al Shebani presuntamente habría sido el
responsable de la muerte de Gaddafi, al dispararle con una de las pistolas
bañadas en oro que portaba el ex dictador al momento de su captura
"Lamentablemente
se confirmó la muerte de Gaddafi. Lo asesinaron, es un atropello más a la vida.
A Gaddafi lo recordaremos toda la vida como un gran luchador, un revolucionario
y un mártir".
Hugo Chávez,
Presidente de Venezuela
“Han ganado su revolución. Uno de los dictadores con
más tiempo en el poder del mundo se ha ido. Fuimos sus socios durante la
rebelión y seguiremos siendo sus socios en la libertad”.
Este fue el desagüe donde encontraron escondido a Muammar Gaddafi antes de su muerte
Escondido y capturado como una rata en Sirte
Tras
la toma de Trípoli, el Consejo Nacional de Transición se trasladó por
completo hasta allí desde Bengasi, para asumir el control total del
gobierno de Libia y su territorio. Al tiempo que prosiguieron con el
trabajo diplomático que expandió los reconocimientos a lo largo y ancho
del mundo, y les permitió hacerse con el asiento dentro de la
Organización de Naciones Unidas que alguna vez ocupó el régimen de
Gaddafi, se desarrolló una compleja situación en la que, cual juego
ajedrez, un Gaddafi ya derrocado, con muy pocos peones al servicio de su
causa, era perseguido por el bando rebelde, que ya controlaba casi todo
el país, a excepción de las ciudades de Bani Walid y Sirte, y le
amenazan constantemente poniéndolo en jaque, pero sin terminar de darle
el mate final. Tras un mes de intensos ataques en ambas ciudades, el 17
de octubre las tropas leales a Gaddafi en Bani Walid fueron derrotadas,
lo que le permitió a los soldados del Consejo Nacional de Transición
aumentar la presión sobre Sirte, la ciudad natal de Gaddafi, donde desde
un principio se pensó que permanecía escondido tras su huída de
Trípoli.
El jueves 20 de octubre el mundo recibió la noticia que las
fuerzas militares del CNT en Libia no sólo habrían obtenido el control
de Sirte, sino que además habrían capturado al fugitivo Muammar Gaddafi.
En las primeras horas reinó la confusión y las informaciones
contradictorias abundaban. Incluso se llegó a pensar que la información
difundida por el CNT pudo haber sido falsa, tal como ocurrió cuando
anunciaron la captura del hijo mayor de Gaddafi, Saif al Islam, la cual
terminó resultando falsa.
Con el transcurso de las horas se supo, según
información suministrada por el Primer Ministro de Libia, Mahmoud Jibril, que
el ex dictador fue hallado escondido dentro de una cloaca, donde se
escondió tras sobrevivir a un ataque de aviones no tripulados de EEUU y
bombarderos franceses contra un convoy en el que se trasladaba. Al
momento de su captura no ofreció resistencia y llevaba consigo dos
pistolas bañadas en oro, pero al momento de moverlo a la camioneta que
lo trasladaría a su lugar de detención, recibió un balazo en el brazo.
Cuando fue colocado en la camioneta no tenía otras heridas, pero al
iniciar el traslado, comenzó un tiroteo entre las fuerzas del CNT y las
tropas leales a Gaddafi, recibiendo un balazo en la cabeza que
presuntamente le sería propinado por un joven de 18 años llamado Ahmed
Al Shebani con una de las pistolas bañadas en oro que portaba Gaddafi
al momento de su captura. Gaddafi aún se encontraba con vida cuando fue
sacado de Sirte tras recibir el balazo, pero moriría minutos antes de
llegar al hospital. Mientras tanto, en la televisión libia pudo
apreciarse imágenes de video de combatientes del Gobierno interino
posando junto al cadáver de Gaddafi. Los combatientes, algunos de ellos
con uniformes militares, gritaban Allahu Akbar (Dios es grande)
mientras uno de ellos levantaba la cabeza de Gaddafi hacia la cámara. La
cara del antiguo líder estaba llena de heridas pero sin sangre, a
diferencia de las imágenes captadas inmediatamente después de su
captura. El cadáver de Gaddafi presuntamente habría sido trasladado a
una mezquita en Misrata, donde sería preparado para darle sepultura de
acuerdo a la tradición islámica. De los ocho hijos biológicos de Gadafi,
dos de ellos, Khamis y Saif Al Arab, han muerto, otro, Mutassim ha sido
capturado, cuatro, Saadi, Mohamed, Aisha y Hanibal han logrado escapar a
Niger y Argelia y quien estaba destinado a ser su sucesor, Saif el
Islam, se encuentra en paradero desconocido.
La muerte de Muammar Gaddafi representa, no sólo el final de un tirano
que gobernó una nación a su antojo durante 42 años rodeado de lujos
mientras el pueblo sufría penurias, sino también el comienzo de un nuevo
amanecer en el que el pueblo libio tendrá la oportunidad de labrarse un
futuro más promisorio, además de ser un claro mensaje para que aquellos
que pretenden perpetuarse en al frente de un gobierno, comprendan de
una vez por todas que el poder no puede ser ejercido eternamente.
Publicado en el Semanario 6to Poder / Año 2 Número 55 / 23 de octubre de 2011
1 comentarios:
Entre Chávez y ustedes no hay mucho para escoger.
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